Tres temas tienen a los apicultores con el ánimo por el suelo
Espantosa fue la palabra que utilizó el presidente de la Sociedad Apícola Uruguaya, Gabriel Rodríguez, para definir a la última zafra de producción de miel.Espantosa fue la palabra que utilizó el presidente de la Sociedad Apícola Uruguaya (SAU), Gabriel Rodríguez, para definir a la última zafra de producción de miel.
Según detalló a El Observador, la sequía impacto con mucha fuerza, con una merma en la cantidad de kilos producidos por colmena, adversidad a la que se añaden otros dos inconvenientes: un precio desplomado en un mercado internacional en el que Uruguay coloca casi todo lo que produce y costos crecientes al tener que recurrir a alimentación extra para que las abejas pasen del modo adecuado este invierno.
“Estamos complicados, bien complicados, venimos de una zafra muy jodida, es un año de muy pocos kilos de miel y en algunos lados incluso no hubo cosecha, los costos suben y además el mercado internacional sigue con malas noticias”, reflexionó.
Ni la mitad de los kilos
En un año considerado normal, el promedio de producción a nivel nacional es de 30 a 35 kilos de miel por colmena, pero en la campaña 2022/23 el promedio –cuanto estén los datos definitivos– no llegará a 15 kilos.
Hay apicultores que estarán por debajo de eso, algunos ni siquiera obtendrán mil y otros que tuvieron mejor suerte con el tema lluvias y comida y tendrás más kilos para soportar de mejor modo el inconveniente.
Para el grueso de los productores cada zafra se extiende desde la primavera y concluye sobre el cierre del verano, con algunos casos que asumen costos adicionales para producir más y trasladan luego las colmenas hacia el norte para aprovechar la producción en zonas forestadas con eucaliptus y extender el período de cosecha.
El contexto
Hay unas 610 mil colmenas en Uruguay.
Los apicultores activos son unos 2.600.
Del 85 al 90% de la miel que se produce se exporta
Precio desplomado
El precio internacional “se ha desplomado”, lamentó. Cuando sucedió la zafra anterior el precio anduvo en US$ 2,80 a US$ 3 por kilo, un valor considerado muy bueno. Ese valor fue el que llegó al bolsillo del productor, puntualizó. Un año después el valor promedio está en US$ 1,50 o a lo sumo US$ 1,50, “con una baja del 50% o más que realmente nos preocupa”.
Lo que se obtiene no cubre los costos productivos, “deja números en rojo y a muchos productores realmente afectados, algunos con problemas para seguir adelante”.
Con 15 kilos de promedio no se obtiene un ingreso suficiente, incluso los productores que lograron más kilos lo han conseguido sobre todo con base en más inversión y obviamente ese gasto mayor, por ejemplo por mover las colmenas, hace que tampoco con estos precios haya una rentabilidad al menos mínima.
“En un año bueno, con muchos kilos, capaz US$ 1,50 te da para empatar, pero no es el panorama que estamos viendo”, añadió.
“Los apicultores, en general, están perdiendo plata a chorros”, afirmó el presidente de la gremial.
Ingreso complementario
Rodríguez detalló que en la gran mayoría de los casos los apicultores son pequeños productores que tienen algún otro ingreso, con lo cual van saliendo adelante. Muchos producen en otros rubros, como en la granja, pero también hay quienes tienen empleos en fábricas, oficinas, bancos y otras empresas del sector privado, pero también los hay con empleos públicos. “La mayoría sigue con la apicultura porque es una actividad complementaria muy linda, que hay años en los que rinde y además les gusta, tienen pasión por lo que hacen”, explicó.
Esta zafra que ha ido concluyendo, definida como “espantosa” por el presidente de los apicultores, va quedando atrás y dando paso a la revancha. Pero para la próxima zafra falta y es clave que las poblaciones de abejas pasen del mejor modo posible el invierno, con la menor mortandad que se pueda y en el manejo hay apicultores que tienen que afrontar otro obstáculo: invertir en la compra de alimento, jarabe, azúcar y proteína.
Como todos, precisan lluvias
Por otro lado, dijo, “nos preocupa que venimos de tres años que en general hubo menos kilos de lo ideal porque la sequía nos afecta, como a todos, precisamos que llueva para llegar bien preparados a la próxima primavera, que haya una buena disponibilidad de alimento para las abejas”.
Todo esto se añade, dijo, a un escenario ya adverso desde que la producción del campo en Uruguay se ha reperfilado y se han acotado las opciones para que las abejas se alimenten del modo adecuado, apuntó.
De todos modos, aún en zafras complicadas como la que se tuvo en 2022/23, “la calidad de la miel es buena, de pronto con mieles un poco más subidas de color, que no es lo mejor, y a veces hay problemas con algún residuo de glifosato, pero esas son cosas que sabemos pasan y las tenemos que ir aguantando”.