Sin una adecuada gestión del agua es imposible garantizar la seguridad alimentaria.
Los Diálogos Regionales del Agua llegan cuando una parte importante del Cono Sur sufre una escasez importante de agua, lo que amenaza la producción agropecuaria y compromete la producción de alimentos que se debería cosechar y exportar al mundo.Entre el 1° y 3 de febrero se realizó la tercera edición de los Diálogos Regionales del Agua en América Latina y el Caribe, evento que tuvo lugar en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en la ciudad de Santiago, Chile.
El uruguayo Mario Lubetkin, representante regional de FAO, dijo que según estimaciones de ese organismo, en 2050 “la producción mundial de alimentos tendrá que incrementarse en un 50% en comparación con el año 2012, a fin de satisfacer la creciente demanda de alimentos. Si se mantienen las condiciones actuales, esto exigiría al menos un 35% más de agua dulce, es decir un tercio más”, lo que evidencia la importancia del correcto manejo del recurso hídrico.
Los Diálogos Regionales del Agua llegan cuando una parte importante del Cono Sur sufre una escasez importante de agua, lo que amenaza la producción agropecuaria y compromete la producción de alimentos que se debería cosechar y exportar al mundo.
“Informes recientes estiman que el 80% de todos los daños y pérdidas por sequía es absorbido por agricultura en países de ingresos bajos y medios, y el 35% de las pérdidas de alimentos por sequía a nivel mundial ocurre en América Latina y el Caribe. Esto representa pérdidas en producción estimadas en US$ 13 billones aproximadamente”, aseguró Lubetkin.
Agregó que sin una adecuada gestión del agua no se podrán implementar las cinco vías de acción establecidas en la Cumbre Sobre Sistemas Alimentarios de Naciones Unidas, que en 2022 estableció 5 objetivos: 1) garantizar el acceso a alimentos sanos y nutritivos para todos; 2) adoptar modalidades de consumo sostenibles; 3) impulsar la producción favorable a la naturaleza; 4) promover medios de vida equitativos; y 5) crear resiliencia ante las vulnerabilidades, las conmociones y las tensiones.
Por lo tanto, la Agenda Regional del Acción por el Agua suscrita permitirá a los países de América Latina y el Caribe llegar con insumos comunes y una postura única a la Conferencia del Agua de Naciones Unidas, que se realizará en marzo de 2023 en la sede central de la organización en Nueva York, Estados Unidos.
CUATRO PILARES DE ACCIÓN.
La Agenda subraya que la región requiere avanzar hacia una transición hídrica sostenible e inclusiva que se basa en cuatro pilares de acción:
1) Garantizar el derecho humano al agua potable y saneamiento gestionado de manera segura a través de un gran impulso a la inversión en el sector, sin dejar a nadie atrás.
2) Promover cambios regulatorios y normativos para fomentar el acceso equitativo y asequible, y así erradicar la pobreza hídrica, con instrumentos innovadores incluyendo tarifas sociales.
3) Revertir las crecientes externalidades negativas asociadas a contaminación, sobreexplotación y conflictos socioambientales promoviendo la fiscalización y regulación.
4) Pasar de un manejo lineal a uno circular para reducir la presión sobre el recurso hídrico, instaurando una tendencia al desacople entre la extracción y el producto interno bruto (PIB).
AGUA, RECURSO EN CRISIS.
Actualmente el cambio climático está sometiendo a un estrés sin precedentes a los recursos hídricos del mundo.
Según los datos de la FAO, actualmente 300 millones de personas habitan en países que sufren escasez de agua, y más de 733 millones -aproximadamente el 10% de la población mundial- viven en países afectados por un elevado y grave estrés hídrico.
En los últimos años la FAO ha observado las repercusiones del clima en el agua, con la generación de inundaciones y sequías nunca vistas en muchos países y regiones.
Por otra parte, la agricultura depende del agua y representa el 72% de las extracciones mundiales de agua dulce, junto con otros sectores económicos, por lo que es un elemento esencial para la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
La conciencia de la importancia del agua para la agricultura y el desarrollo sostenible ha aumentado, pero la FAO sostiene que, para alcanzar todos los ODS, siguen siendo necesarias medidas más eficaces, integradas y coordinadas, unidas a una firme voluntad política para reconocer, valorar y gestionar el agua de manera holística e integrada.