PIDEN OPERATIVO AZÚCAR
La sequía le pega a las colmenas: la abeja se come la miel y se producirá un 30% menos
La producción de los apicultores se ha resentido fuertemente como consecuencia de la sequía, tanto que se avizora una merma del 30% en la cosecha de miel.La producción de los apicultores, como varias más en el sector de los agronegocios, se ha resentido fuertemente como consecuencia de la sequía que se ha instalado en Uruguay, tanto que se avizora una importante merma en la cosecha de miel en 2023, tanto que puede alcanzar al 30%.
Eso fue informado a El Observador por Christophe Lhéritier, director de la firma exportadora Urimpex, quien señaló que si bien recién comenzó el ejercicio de 2023 es posible estimar una producción anual de unas 7.000 toneladas, cuando en 2022 se alcanzó un volumen normal, de 10.000 toneladas.
Lhéritier detalló que si bien el escenario de déficit hídrico se comenzó a expresar en la primavera, en aquellas semanas hubo algunas lluvias y además no sucedían días con temperaturas muy elevadas, por lo tanto en las colmenas la actividad se fue desarrollando prácticamente sin inconvenientes.
Ahora, pocos meses después, el escenario se agravó notoriamente y la actividad en las colmenas es muy reducida.
El empresario explicó que no solo se afianzó la sequía y se extendió además a todo el territorio en donde hay colmenas, también coincide con temperaturas elevadas, con mucho calor y una humedad relativa ambiente muy baja.
“Hay mucha evaporación, por más que llueva algo al otro día es como que no hubiese llovido, es un momento muy complicado para la apicultura”, añadió.
La oferta de comida es menor, entra menos néctar, la reina disminuye la postura, hay menos habitantes en la colmena, lo que la abeja obtiene se prioriza en su alimentación y todo eso se traduce en un regreso productivo que luego demanda mucho tiempo para volver a la dinámica ideal.
Lhéritier negó la ocurrencia ahora de muerte de abejas como consecuencia directa de la sequía, pero no descartó que eso pueda suceder más adelante si la adversidad persiste y la comida no da para toda la población.
Operativo azúcar
En ese sentido, informó que solicitó a Néstor Causa, presidente de la Comisión Honorada de Desarrollo Apícola (CHDA), que gestione a nivel oficial la posibilidad de implementar lo que en otros momentos se llamó “operativo azúcar”, por el cual los apicultores accedieron a azúcar o tortas de azúcar con un costo subsidiado y así pudieron mantener alimentada a la población de abejas.
Actualmente, las colmenas vienen aprovechando las últimas reservadas de lo obtenido en la primavera, básicamente en montes naturales y praderas.
Ahora existe una duda clave: cuánta floración habrá en la soja, el principal cultivo agrícola del país (se extiende sobre un millón de hectáreas) y uno de los proveedores clave para el trabajo de la abeja.
“No sabemos si habrá mucha floración en la soja y, además, si finalmente la colmena al tener pocas reservas de alimento eso lo va a acopiar para que la abeja se alimente”, agregó.
No solo la sequía
A esto se añade que en el mercado internacional la demanda no se ha reactivado y a la vez los precios no son atractivos, por lo tanto hay apicultores que analizan no asumir los altos costos que demanda trasladar desde marzo las colmenas a zonas de eucaliptus, que es el próximo gran momento productivo del año, en otoño.
Posteriormente, llegará una tercera instancia clave, la producción con base en colza, un cultivo invernal que viene logrando récord tras récord de área en los últimos años, lo cual es mirado con entusiasmo por los apicultores.
Otro factor negativo es que el campo natural, una fuente tradicional de alimentación para la abeja, en estos momentos no está aportando nada, dado el mencionado escenario de déficit hídrico que se ha manifestado en los últimos meses.
El dato
En Uruguay hay unas 600 mil colmenas que son manejadas por unos 2.300 apicultores.
Consultado sobre cómo está el mercado internacional, Lhéritier indicó que hay un conjunto de factores que han generado desde hace ya unos cuatro o cinco meses una menor agilidad en la demanda.
Por lo tanto, los negocios son puntuales y a precios muy bajos, unos US$ 2.600 a US$ 2.700 por tonelada de mieles oscuras y algo más por las mieles claras, “y eso es ni cerca del precio que deberíamos lograr”.
A propósito de los mercados clave para las mieles Uruguayas, en Estados Unidos hay un sobrestock importante y en Europa persisten dificultades que afectan al consumo y eso hace que los importadores recurran a abastecerse con mieles de menor calidad y más baratas.
“Tengo la expectativa de que la demanda se reactive a corto plazo, en febrero, no sé qué pasar con el precio”, concluyó.