Una gran cosecha
Los granos están en el centro de la atención. En el mundo, porque la guerra en Ucrania ha complicado la oferta de trigo, maíz y girasol, el suministro está en riesgo y los precios suben a niveles muy altos. En Uruguay porque está a pleno la cosecha de soja, cerrando un ciclo 2021/22 “para encuadrar”.No son muchas las ocasiones en que coinciden buenos rendimientos con excelentes precios y eso es lo que sucede hoy con la soja.
El rendimiento medio podría ubicarse en 2.700 kg/ha (los más optimistas lo ponen más arriba), que con un área estimada en 1.165.000 hectáreas según el reciente relevamiento de URUPOV, hacen una cosecha muy cercana a las 3 millones de toneladas, que se exporta casi en un 95%.
Por su parte, según los registros de exportación, hacia los primeros días de mayo se habían vendido unas 640.000 toneladas a un precio medio de 605 U$S/ton. De mantenerse ese precio para el promedio de la cosecha, se alcanzaría un monto por exportación de soja cercano a los U$S 1.800 millones, muy cerca del récord histórico (gráfica). Este ingreso será clave para la economía del país, moviendo logística, servicios, insumos, inversiones, a lo largo y ancho del territorio.
Y si todo anda bien, después de levantada la soja (cuya cosecha ya está cercana al 50% y sigue a buen tren) se comenzará a fondo y a contrarreloj con las cosechas de los maíces de segunda, que están en muy buen estado. Los agricultores maiceros pasaron de la angustia al júbilo en pocas semanas: la sequía afectó seriamente a muchas chacras de maíz de primera, pero ya hace tiempo que se viene buscando “esquivar” las semanas de mayor stress hídrico con más maíz de segunda que -según proveedores de semilla- ya supera en área a la primera, con mejores rendimientos.
Considerando toda el área de maíz y estimando un rinde promedio de 5.700 kg/ha (cifra aún muy preliminar) la cosecha se ubicaría cerca de las 800.000 toneladas, muy cerca del récord histórico (gráfica). Esto también es buena noticia para las producciones animales intensivas (lechería, avicultura, ganadería de corral) que ven con preocupación el aumento en el precio de los granos. Siempre es mejor una buena cosecha local a tener que importar, aunque el precio del mercado interno arbitra directamente con el exterior.
Hacia el Este y Noreste del mapa tampoco se queda atrás el arroz. La cosecha ya está casi finalizada y el rendimiento podría ubicarse en torno a 9.250 kg/ha promedio, muy cerca del récord del año pasado (gráfica). El arroz es un buen ejemplo, no el único, del avance tecnológico permanente en la agricultura uruguaya. Combinando genética, insumos en permanente actualización y el manejo, apuntalado por la investigación, el cultivo ha dado un notable salto en productividad. En soja es -tal vez- esto es menos visible, pero hay avances relevantes en todos esos planos y llegar al rinde de este año con una seca aguda como la de diciembre/enero es destacable.
En el maíz los rindes promedio también han dado un salto notorio. Todo el avance en siembra de segunda sería imposible sin los transgénicos resistentes a plagas, que habilitan la aplicación de alta genética e insumos para la mayor productividad, todo lo cual era imposible no hace mucho tiempo atrás, cuando los maíces de segunda eran impracticables al estar totalmente expuestos a los barrenadores.
Un sector de vanguardia
A todos estos avances, hay que sumar las importantes mejoras en las maquinarias agrícolas, con aplicación de sistemas más eficientes en las sembradoras, plataformas de cosechadoras, sistemas de alimentación y tecnologías de la información. Una cosechadora de buen tamaño levanta unas 150 ton/día, en torno a unas 40 hectáreas, siempre que haya buenas condiciones. Las de última generación levantan hasta 50 hectáreas por día.
Algunas ya incorporan un sistema computarizado que permite regular la marcha de la cosechadora para que trabaje a máxima capacidad. Se fijan en el sistema ciertas variables objetivo (como consumo de combustible, nivel de calidad y nivel de pérdidas), y la máquina se pone a trabajar automáticamente al máximo desempeño, respetando dichos parámetros. El operario ya no necesita un control manual permanente, resultando en una mejora de eficiencia muy importante en el trabajo diario.
Asimismo, las nuevas plataformas de las cosechadoras son más flexibles (con cintas de caucho en lugar de sinfines), tienen más velocidad y más capacidad de trilla; todo lo cual también aumenta notoriamente la eficiencia. En una misma máquina pero con las nuevas plataformas, se genera un aumento de 12-13% en el rendimiento de la cosechadora, con menores pérdidas.
De tal forma que hoy la gran capacidad de cosecha es la que le pone presión al sistema logístico y de transporte, para canalizar la producción que llega sin parar desde las chacras. Allí aún falta inversión en caminos y rutas. Mención aparte merece la preocupación que genera el conflicto en el puerto, que puede afectar a la agricultura en su momento más sensible.
Más allá de estos inconvenientes, la zafra de verano es excelente, pues combinará muy buenos rendimientos y muy buenos precios. “Lo necesitamos nosotros y el país”, nos decía un empresario de Dolores, mientras contestaba mensajes y llamadas, para coordinar la frenética logística de los granos.
Nuevas proyecciones
En el mercado internacional de granos se están incorporando las nuevas estimaciones de oferta y demanda global del USDA (sigla en inglés del Departamento de Agricultura de EEUU) que dio a conocer las primeras proyecciones para la zafra 2022/23. El factor clave es el impacto de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que ha provocado nuevos aumentos en los precios internacionales, que ya venían entonados desde antes de la guerra.
El escenario para el trigo luce particularmente alcista. La producción en Ucrania caerá en más de 30%, mientras Rusia se consolida como primer exportador mundial. El aumento de precios reduce la proyección de consumo (en especial en trigo forrajero) pero aun así, los stocks globales proyectados bajan a su menor nivel en 6 años. Es ilustrativo lo que sucede en India, que está aprovechando los altos precios para exportar más, pero reduciendo sus stocks internos. Además, la producción en EEUU este año podría ser aún menor de lo estimado oficialmente, por la sequía en varios Estados trigueros. En Argentina se proyecta una caída en la producción de trigo de 22 a 20 millones de toneladas.
Así la relación stock/consumo global de trigo bajaría nuevamente y se ubicaría en 34% (cuadro). Pero si se deja aparte a China (cuyos stocks y producción son básicamente para su propio consumo) dicha relación cae a menos de 20%. Así, el punto crítico para el trigo es la situación en Ucrania y Rusia, con el agregado de que es un cultivo muy dependiente de los fertilizantes nitrogenados, cuyo abastecimiento también está afectado por la guerra.
Esta situación en el mercado triguero internacional pone al cultivo en Uruguay algo más “a tiro” de la colza en cuanto a su atractivo para las siembras de invierno, que podrían expandirse más de lo pensado previamente.
En el caso del maíz la producción ucraniana bajaría a menos de la mitad, de 42 a 19,5 millones de toneladas. También baja la producción de EEUU por siembras más tardías y cierta retracción del área. Se prevé que estas caídas se compensen con un fuerte aumento en la producción de América del Sur, aunque ésta aún ni se ha sembrado. La demanda global también bajaría, manteniéndose la relación stock/consumo global en 26%.
En soja el escenario 2022/23 que plantea el USDA no es tan alcista porque se espera una fuerte recuperación de la producción en América del Sur, lo que -por ahora- son números de escritorio. Estima que Brasil producirá 149 millones de toneladas, 24 millones más que este año y 9 millones más que en 2020/21. El aumento de la producción de Brasil explica la mitad del aumento total. También se estima que Paraguay volverá a producir 10 millones de toneladas. En cualquier caso, los precios de la soja siguen muy cerca de los máximos registrados. Si el tiempo sigue acompañando habrá una cosecha histórica.