Trabajadores rurales: entre el fuego y la tercerización
Entrevista a César Rodríguez, integrante de la Dirección Nacional de la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (Unatra) en representación del sector ganadero.La atención del país hoy está centrada en los incendios forestales ¿cómo está afectando el tema a los trabajadores rurales?
Los incendios han afectado directamente a los pobladores locales. Algunos de ellos trabajan en el sector forestal, pero hay gran cantidad de pequeños criadores y asalariados que trabajan directamente en ganadería. Esta gente ha sido amenazada en su propia vida y la de su familia. La situación que se vivió en las zonas afectadas fue muy grave. Se ha denunciado la falta de previsión y coordinación que se ha vivido todos estos años en la que se ha estado dependiendo de la buena suerte. La ola de calor y la sequía fueron el detonante para que se desnudara toda esa improvisación. Si se hubieran tomado las medidas adecuadas esto se podría haber solucionado fácilmente. Quiero decir con esto que si hubiera en la zona una brigada contra incendios preparada para enfrentar este tipo de contingencias el fuego podría haber sido prevenido o contenido en su inicio. Acá lo que detuvo el incendio fue la gran movilización de los vecinos que con los medios de que disponían, utilizando su propia agua potable, enfrentaron durante tres días y tres noches un hecho que, a nivel de este tipo de incendios, puede considerarse histórico.
Se refería a la provisión de trabajo que dan las forestales ¿es abundante o escasa?
El problema más grande es la precarización del trabajo, que viene de la mano de la tercerización. Los servicios tercerizados en forestación siempre han sido la puerta de entrada a la informalidad, al incumplimiento de las condiciones de seguridad. Reconocemos que con el correr del tiempo ha existido un emprolijamiento, ya que los trabajadores no están en las mismas condiciones de 2005, por ejemplo. Pero aun así, como producción primaria, el sector no tiene organización sindical estable. Para los trabajadores de los montes prácticamente no existen las organizaciones de base. Esto hace muy difícil llevar allí tanto la formación y la capacitación, como la propia defensa de los derechos de los trabajadores. Estas tercerizadoras tienen muy aceitados los mecanismos para desarmar o desarticular las organizaciones de base. Lo hacen sencillamente trasladando a los compañeros que intentan nuclearse para organizar una base sindical en los territorios. Es un tema bastante complicado. Lo vemos como una deuda histórica, como una asignatura pendiente que tenemos con los trabajadores de esta rama.
En medio de un momento muy difícil, con la presencia de la pandemia, ustedes han conseguido en los consejos de salario el derecho al seguro de paro ¿Cómo se está cumpliendo con ese punto?
En los hechos hemos estado muy amenazados de entrar en la flexibilización laboral y en la desregulación con algunas conquistas, que creíamos que estaban incorporadas y asentadas en la sociedad rural. Eso tiene que ver con la jornada de ocho horas, con la semana de 48 horas de trabajo, y ha habido en la mesa de negociación colectiva de esta segunda ronda de consejos de salario, algunos planteos que apuntan a barrer con estos derechos. En lo que se refiere al seguro de paro ha habido una utilización de este derecho de los trabajadores en momentos que se han declarado sectores en crisis. Unos años atrás tuvimos problemas con algunas empresas que han enviado a los trabajadores a seguro de paro con la excusa de que no tenían tareas para ellos. Nosotros como rurales tenemos un problema de fondo sobre el que debemos avanzar, que es un nuevo régimen de seguro de paro para el sector, porque acá hay una cantidad de jornales que se distribuyen de una manera distinta al régimen corriente, lo que hace difícil sumar la cantidad de jornales trabajados para hacer uso del beneficio. Quiero decir que en actividades zafrales, es bastante complicado para el trabajador reunir la cantidad de jornales requerida. Lo que se ha ido trabajando por vía legislativa, ir subsanando ese problema en el sector cítrico, que es dónde hay más dificultades, apelando a los seguros de paro especiales o excepcionales, para ir paliando esta situación. Pero el tema de fondo no está resuelto, vale decir, llegar a un nuevo régimen de seguro de paro que sea similar al general, pero que atienda las particularidades específicas del sector agrario.
Cuando se habla del agro se contemplan sectores muy disímiles en cuanto a su dinamismo, a sus características zafrales, a sus niveles de sindicalización… ¿Cómo se desagrega y especifica un término tan genérico como el de “agro”?
Hacés una buena descripción del dinamismo de cada uno de estos sectores de acuerdo a la rama de producción. Empecemos por el sector que nosotros atendemos de manera más directa, es decir, la ganadería. Lo que allí se está registrando en este momento, y eso es parte del contexto de la política económica, de recortes, de ajustes fiscales, sobre todo en las espaldas de los trabajadores, es que había una costumbre de llegar a estas fechas de fin de año y por lo menos tener un aliciente con un ajuste salarial con un retroactivo, cosa que por primera vez en varios años, eso no ocurrió. En consecuencia, las familias se han enfrentado a una situación en la que hay un ajuste retroactivo del 2,5%, lo que significa migajas para la economía familiar.
La lectura que estamos haciendo es que ha habido un aumento significativo de las denuncias, no sólo por cuestiones salariales, sino que esto es como un paquete. El mismo incluye condiciones de trabajo, vivienda, las tareas que se desarrollan en el sector ganadero. Pero también ha habido denuncias referidas a cuestiones muy básicas, como la seguridad en el trabajo, el acceso a agua potable o a las condiciones físicas en que se desarrolla la jornada, que muchas veces los trabajadores se “bancan” y no denuncian para evitar represalias o ir llevando la cosa para tener un ingreso. Pero ahora se están juntando todas las cosas. Se siguen soportando cosas que son absolutamente violatorias de la normativa laboral, pero ahora a eso se suma el tema económico. Eso ha llevado al crecimiento de las denuncias porque a las otras penurias hoy se agrega la pérdida de poder adquisitivo, el achicamiento, no sólo de los salarios, sino al tema colindante que es el de la jubilaciones y las pensiones, que han tenido ajustes por Índice Medio de Salarios, que tienen que ver con la ronda de negociaciones y arrojan bajísimos ajustes, que repercuten sobre la vida de toda la familia.
¿Qué características diferenciales tiene la organización sindical cuando se plantea sobre grandes extensiones, en los que hay algunos polos de concentración pero en otros una población de asalariados muy dispersa?
Eso es algo que nos plantea dificultades adicionales que a menudo se desconocen desde la capital. Particularmente en el norte, tenemos superficies productivas asentadas sobre un par de miles de hectáreas con muy poca gente. En esas extensiones, el trabajador suele desarrollar su tarea en soledad y eso también hace a una cuestión se seguridad, como lo hemos planteado en innumerable cantidad de veces. Porque ¿qué pasa ante un accidente? ¿quién lo reporta? ¿quién solicita el auxilio, quién lo asiste? Esto cuando el trabajador sale en una comarca dónde no hay visiblemente gente a la vista.
Por otra parte, para llegar a estos lugares, esta dispersión geográfica es un elemento físico, objetivo, que dificulta la organización y la sindicalización. Acercarnos a esos lugares significa, por un lado, internarnos en terrenos privados, lo que también es un problema. La mecánica que hemos encontrado, que nos facilita las cosas, es juntarnos en las fiestas camperas, que se organizan en el Interior. Allí concurren peones, familias de pequeños productores, todos con sus familias y allí nos podemos congregar en un ambiente más distendido. Allí podemos conversar y evacuar dudas y la gente se arrima a traer sus problemas y colectivizarlos.
Pero hay otros mecanismos que no hemos podido instrumentar, como la presencia en las radios, sobre todo por la penetración que tienen las radios AM en el Interior, habilitando espacios dónde los sindicatos podamos tener presencia y un lugar de referencia para los trabajadores. Lo electrónico ayuda y contribuye a acercar a los trabajadores y tener una vía por la cual canalizar las denuncias, los reclamos e incluso hacer algo de teletrabajo, aunque no lo creas. En etapas dónde la emergencia sanitaria en las que las instituciones públicas tuvieron un régimen de trabajo virtual, nosotros llegamos a tener audiencias de conciliación por vía electrónica. Si bien eso empobrece mucho lo que es una reunión presencial, no renunciamos en ningún momento a usar esas herramientas.
También en el Interior, la prensa suele estar más vinculada a los sucesos de la localidad, lo que puede permitir que sea difícil ignorar situaciones que involucran a la gente más humilde, algo que es más difícil que suceda con la prensa capitalina.
Sí, es así. Eso tiene que ver con la cercanía del vecino, de la comunidad. Más allá de que las ciudades capitales del Interior se han extendido, podemos decir que acá todos nos conocemos, tal vez porque todo se da en otras dimensiones y nos cruzamos y convivimos cotidianamente.
Algunos medios tampoco han podido silenciar una serie de peripecias que la población más vulnerable tiene que enfrentar en estos meses particularmente duros. La radio en ese sentido tiene otra significación que en la capital. Y hay medios que han adoptado una postura digna y no acallan cosas que está viviendo la población. Aunque por otra parte están los grandes medios, que por lo general son propiedad de familias que están vinculadas a la producción agropecuaria o a sectores políticos, que operan para silenciar o transfigurar las penurias que la gente vive. Hay un dicho popular que dice que “lo que no dice la radio no ocurrió” y eso es particularmente claro en el Interior, dónde los medios son formadores de opinión y tienen un gran peso entre la gente.