Ganar-ganar: hidrovía Uruguay Brasil vuelve a ser una realidad
Baja de costos en exportaciones e importaciones, dinamización en este y noreste, más trabajos y oportunidades de turismo, las claves para Uruguay.La Universidad Federal de Río Grande do Sul, en la ciudad de Porto Alegre, fue sede de la jornada de conmemoración de los 60 años del relanzamiento de la navegación en la hidrovía de la Laguna Merín.
“Es la primera vez en mucho tiempo que vivimos un verdadero acto de integración”, se escuchó decir en uno de los pasillos de la reconocida casa de estudios en el sur de Brasil.
El 8 de diciembre de 1961, el presidente Eduardo Víctor Haedo realizó una visita de Estado a Brasil acompañado por los ministros de Relaciones Exteriores y Transporte y Obras Públicas, lo cual muestra la intencionalidad de la misma. En un contexto internacional y regional desafiante, con tensiones geopolíticas crecientes, se acordó constituir una comisión mixta para estudiar los problemas relacionados a la navegación de la Laguna Merín y el sistema hidrográfico correlativo. Dos años más tarde, en 1963, con el fuerte apoyo de Naciones Unidas y FAO, se instaló la Comisión Mixta Brasileño-Uruguaya para el desarrollo de la cuenca de la Laguna Merín.
Hoy, 60 años después de este hito, se busca avanzar con voluntad política de ambos gobiernos, sumado a una fuerte iniciativa privada, en relanzar la navegación por esta hidrovía. A este respecto, primero el dragado del canal San Gonzalo y luego la construcción del puerto Terminal Tacuarí son claves para la consolidación de la hidrovía. En resumen, podría unir Cerro Largo, y por tanto el este de nuestro país, con el océano Atlántico por Río Grande do Sul sin necesidad de incurrir en fletes terrestres que encarecen las producciones, haciéndolas inviables en muchos casos.
Conectividad y costos.
El senador Sergio Botana puso especial énfasis en que al concretarse un proyecto de estas características no compite con las cargas que salen por Nueva Palmira o Montevideo, sino que agrega producciones que hoy no se realizan en el este y noreste del país por los altos costos logísticos. “Mejora el valor de la tierra, aumenta la producción, genera empleo y hay más integración social”, dijo el senador nacionalista.
“Las barreras arancelarias tienden a dejar de existir y la manera de proteger a nuestra producción e industria es bajando costos”, aseguró Botana, quien remató: “hay que desarrollar la institucionalidad entre países, para que luego la producción no dependa de decisiones circunstanciales de los gobiernos”.
El subsecretario de Transporte y Obras Públicas, Juan José Olaizola, se extendió en este concepto. “Estimamos que para fines de enero o principios de febrero de 2022 pueda estar pronto el estudio de viabilidad económica de la empresa brasileña DTA, y una vez que se tenga eso Brasil avanzará en el llamado a licitación para la obra del dragado”.
Para el gobierno uruguayo, este proyecto se inserta dentro de otro más amplio para el desarrollo de una región más desfavorecida en conectividad, como sucede con el este y noreste del país. “La licitación para la ruta 6 que se va a llamar antes de fin de año y el puente de La Charqueada que empezará en poco tiempo se suman a esta iniciativa”, finalizó Olaizola.
El sector productivo.
Gerardo Acosta, presidente para Uruguay de la Comisión Mixta de la Laguna Merín, dijo que se ve una participación y un compromiso de todos los estamentos de la sociedad de ambos países, ya sea políticos, diplomáticos, técnicos y privados. “Desde la comisión se está trabajando en la carta náutica para la posterior navegación en la Laguna Merín”, añadió. Con respecto del dragado, Gerardo Acosta aseguró que se estima que son unos 6 o 7 kilómetros, con una obra que puede rondar los 5 millones de dólares. Logrando estos avances, en las 350.000 hectáreas que tiene la Laguna Merín se sabría cómo, dónde y por qué se puede navegar.
A su vez, Alfredo Lago, presidente de ACA, expresó que sería “otra vía de salida a la exportación, no solo pensando en el mercado brasileño sino para utilizar el puerto de Río Grande para ir fuera de la región”, agregando que “si mejora la competitividad del sector arrocero puede haber un incremento en la superficie sembrada”. A esta mejora en la competitividad se debe sumar la llegada de agroinsumos a menor costo desde Río Grande do Sul, aspecto clave para el cultivo del cereal.
Actores privados.
Carlos Foderé, director de Fadisol y principal del proyecto Terminal Tacuarí dijo que fue un día histórico, ya que “luego de tantos años de estar acompañando esta idea hemos crecido unos cuantos escalones y van a haber definiciones a corto plazo”, aseguró. Tal como expresó el embajador Valles, Foderé se mostró optimista de poder comenzar obras en 2022.
Por el lado de la empresa brasileña DTA, representada personalmente en el evento por su presidente Joao Acácio Gomes de Oliveira Neto, se está avanzando en los estudios de viabilidad para concretar posteriormente el llamado a licitación por parte del gobierno en 2022. Buena parte de este trabajo se presentó al público presente.
Prioridad para Brasil.
Según aseguraron las autoridades brasileñas presentes, entre las que se destacaron representantes federales y estaduales e importantes grupos de interés del ámbito privado, el dragado a realizar para poner en funcionamiento nuevamente la hidrovía ha sido declarado como prioritario por el estado de Río Grande do Sul. “No seamos pobres por pelear entre nosotros. Dejemos las diferencias para el fútbol. Estemos juntos”, fueron comentarios que resonaron en reiteradas ocasiones en el evento realizado en Porto Alegre. “Río Grande do Sul espera de brazos abiertos al Uruguay”, comentaron autoridades del país norteño.
Sesenta años después, con una marcada voluntad política de ambos gobiernos y los sectores privados acompañando, la hidrovía volverá a ser una realidad. Hay consenso en que este proyecto se ve cada vez más cerca. Ganar-ganar: con entusiasmo, con reconocimiento a la rica historia común, con sentido de trabajo y realidad pero sobre todo con gran visión estratégica de futuro, esta frase fue la más escuchada entre participantes uruguayos y brasileños.
La concreción de estas obras generaría un gran impacto en los departamentos del este y noreste del país, directamente en Cerro Largo, Treinta y Tres y Rocha, sumándose a ellos buena parte de Rivera, Lavalleja y Maldonado.
Política de ambos gobiernos, sumado a una fuerte iniciativa privada, en relanzar la navegación por esta hidrovía. A este respecto, primero el dragado del canal San Gonzalo y luego la construcción del puerto Terminal Tacuarí son claves para la consolidación de la hidrovía. En resumen, podría unir Cerro Largo, y por tanto el este de nuestro país, con el océano Atlántico por Río Grande do Sul sin necesidad de incurrir en fletes terrestres que encarecen las producciones, haciéndolas inviables en muchos casos.
Impacto en los departamentos del Este y Noreste
La concreción de estas obras generaría un gran impacto en los departamentos del este y noreste del país, directamente en Cerro Largo, Treinta y Tres y Rocha, sumándose a ellos buena parte de Rivera, Lavalleja y Maldonado.
José Yurramendi, intendente de Cerro Largo, dijo que “aún no tenemos idea de la dimensión de este impacto, por toda el área productiva que puede ser competitiva. Esto repercute en infraestructura vial, en la propia educación y desparrama desarrollo y empleo”. Además, su concepto fue un paso más allá de lo productivo “las oportunidades para el individuo que vive en esos territorios es muy importante, si crece la parte primaria mejora el empleo y la capacidad salarial, y por lo tanto mejora la sociedad”.
El intendente de Rocha, Alejo Umpiérrez, dijo que “la rebaja de costos es imperativa para la producción nacional y hay sectores con fundadas expectativas en esto, como el arrocero y el forestal”. Adicionando a este concepto, Umpiérrez celebró que con este proyecto “Brasil gana en logística portuaria y Uruguay gana en competitividad. La cuenca de la Laguna Merín y Laguna de los Patos es una comunidad productiva que tiene que tener salida propia para su producción”.
Luisa Rodríguez, directora general de Desarrollo Económico de la Intendencia de Treinta y Tres dijo que generaría “un impacto inmenso en el desarrollo del departamento, que empieza por lo productivo y derrama a lo social y cultural. Va a ser un antes y un después”. Además, Rodríguez destacó y recordó a muchas generaciones que estuvieron atrás de este proyecto y “ahora se ve una luz al final del túnel”.
Existe voluntad política y mucho optimismo en que empiece la obra
Por parte de todos los presentes, especialmente de la delegación uruguaya, hubo unanimidad en el sentido reconocimiento al embajador uruguayo en Brasil Guillermo Valles, no solo en la realización de este evento en particular, sino en los avances que se están generando entre ambos gobiernos para sinergias productivas.
En lo que tiene que ver con el gobierno brasileño, ya fue aprobado un decreto presidencial para el llamado a licitación para el dragado, y debe esperarse la renovación del permiso ambiental. “Es un canal natural ya existente. No hay que realizar derrocamiento, es simplemente correr arenas que por vía de mareas, vientos y falta de tráfico fluvial se fueron acumulando desde el último dragado del año 2001. Esta obra no tiene gran impacto ambiental”, expresó el embajador Valles, quien añadió que “es la primera de las tercerizaciones que se realiza con el sector privado en Brasil para hidrovías, siendo que ya participa plenamente en el desarrollo y mantenimiento de carreteras, puertos y aeropuertos en Brasil”.
Por este motivo, Valles manifestó que el dragado “es una obra muy pequeña para Brasil pero de gran simbolismo”. En el este del país existen cerca de 900.000 hectáreas fértiles de posible uso productivo, entre las que se podrían destacar las explotaciones agrícola, forestal y minera. Trasladar hoy producciones desde esta región al puerto de Montevideo lleva 450 kilómetros en promedio por carretera, al tiempo que por la hidrovía se realizaría con un costo menor y podría llegar en 220 kilómetros al puerto de aguas profundas de Río Grande do Sul.
“Soy optimista de que en 2022 empiecen las obras. Esta etapa comenzó el 3 de febrero con el encuentro entre los presidentes Lacalle Pou y Bolsonaro. Hay voluntad política y los sectores privados de Brasil y Uruguay están detrás de este proyecto. Viabiliza la producción y trae desarrollo económico y social”, cerró Valles.