Los bancos como instrumentos de control de bienestar ambiental e inversiones sustentables
Las casas bancarias ya no son solamente un lugar donde guardar dinero y pedir financiación, sino que cada vez más se van convirtiendo en un eslabón fundamental en el cuidado animal y ambiental.En las últimas horas llegaron a la redacción de La Mañana, por caminos diferentes, dos informaciones que muestran hacia dónde mira y camina el sector financiero del mundo, un debate que no demorará en instalase en Uruguay por lo que deberíamos comenzar a interiorizarnos y prepararnos para no quedar en la cola del mundo.
Una de las informaciones tiene su origen en Australia, donde una docente de la Universidad de Melbourne plantea la responsabilidad de los bancos en el bienestar animal y el cuidado climático. La otra tiene su origen en España con una alta jerarquía del banco Santander reclamando que las casas bancarias no pueden ser quienes controlen la calidad o amigables que puedan ser las inversiones que se les plantea.
A comienzos de setiembre, Social Science Research Network (SSRN), un sitio web dedicado a la difusión de trabajos de investigación y científicos que hacen a las ciencias sociales y las humanidades, publicó un documento en el que se pregunta si los bancos son responsables del bienestar animal y de las alteraciones climáticas.
El trabajo pertenece a la profesora Christine Parker de la Facultad de Derecho de Melbourne, Universidad de Melbourne, Australia.
La docente recuerda que en 2019 “un gran banco australiano con un importante negocio de préstamos de agronegocios fue elogiado y criticado (por diferentes partes interesadas) por adoptar una política de bienestar animal clara e integral que se aplicará en la evaluación del riesgo de crédito y las políticas de diligencia debida”.
En su trabajo de investigación la docente argumenta que “los bancos deberían adoptar políticas de bienestar animal como un elemento de una industria en crecimiento y, de manera crucial, la aceptación regulatoria de la necesidad de una ‘banca responsable’ que incorpore el análisis ambiental, social y de gobernanza en los procesos de riesgo crediticio y diligencia debida de los bancos”.
“La responsabilidad de los bancos por el bienestar animal es particularmente urgente dado el impulso hacia una mayor inversión y financiación de la agroindustria animal, y el círculo vicioso por el cual la agroindustria animal puede contribuir y verse afectada por la alteración climática”, subrayó.
En Australia “encontramos que la mayoría de los bancos han identificado compromisos con el bienestar animal y el riesgo climático en los préstamos para agronegocios”, pero “no han avanzado mucho más allá de la etapa de compromiso superficial”, cuestionó, y advirtió del riesgo de que se limiten a una fachada sin “hacer cambios sustanciales en sus prácticas comerciales”.
La policía del cambio climático
En España, al participar el miércoles 29 de setiembre de un foro sobre cambio climático y el rol que los bancos deben cumplir al respecto, Ana Botín, presidenta de banco Santander en ese país, dijo que el rol de los bancos es liderar, pero no controlar.
“No podemos esperar que los bancos sean la policía” del cambio climático, recalcó, y pidió que los gobiernos sean “más claros” en sus normativas, porque son los estados los que deben fijar los “criterios comunes a nivel global”. De ese modo “podremos invertir con confianza nosotros y nuestros clientes”.
Reconoció que las grandes empresas están caminando hacia la descarbonización de la economía, pero las pequeñas y medianas empresas sufren dificultades en ese camino porque “primero tienen que pensar en pagar salarios o pagar la luz”.
Sobre el rol de los bancos opinó que el sector financiero está unido para encabezar la transición hacia una economía verde, pero no pueden ser los hagan que otros cumplan con las normas: “No podemos esperar que los bancos sean la policía del clima”, enfatizó.
Para corregir eso reclamó coordinación entre reguladores y bancos centrales para tener una mejor transición hacia la sustentabilidad.
“Todas las autoridades quieren seguir el mismo camino, pero lo hacen de diferente manera. Necesitamos principios globales para poder responder mejor”, subrayó Botín.