Más área de invierno y menos productividad en cultivos de verano
La zafra de invierno es la mayor desde 2011; la colza es el cultivo que más crece y aunque el trigo sigue predominando, es el que se expande menos.El envión del precio de los granos al final de la siembra de cultivos de invierno se ha hecho notar. El riesgo climático de los cultivos de verano, por segundo año consecutivo también.
El informe de producción de cultivos de verano y de área proyectada para esta zafra de invierno muestra las dos caras de la coyuntura agrícola.
Se equilibra el triángulo de cultivos
El área de cultivos de invierno es la mayor desde 2011, justamente el anterior pico de precios.
De acuerdo a las estimaciones oficiales llegaría a 615 mil hectáreas, con crecimiento en los tres cultivos principales y un récord de área en colza y cebada. El triángulo de cultivos se hace cada vez más equilibrado.
La colza es el cultivo que más crece, el trigo sigue siendo mayoritario pero es el que crece menos.
En suma, el área de trigo pasa de 224 mil a 237 mil hectáreas.
La de cebada se aproxima al área triguera, y pasa de 185 mil a 218 mil hectáreas y la colza salta de 114 mil a 160 mil hectáreas.
La suba de área sigue una trayectoria que por segundo año consecutivo muestra la estabilidad relativa del trigo y la expansión vertiginosa de la colza que se sigue posicionando como una “soja de invierno” que además deja libres las chacras antes que los demás cultivos, la apuesta al aceite en invierno y verano.
En cierta forma se repite el paralelismo de suba de precios entre petróleo, que va por su sexta semana consecutiva de subas, y la necesidad de biocombustibles.
El mercado de aceites alcanzó en 2021 el mayor precio de la historia, y aunque a partir de mediados de mayo corrigió a la baja, se mantiene 60% por encima de los niveles de 2020.
Estados Unidos empezó a retroceder en la política de sustitución de combustibles fósiles por biocombustibles lo que en gran medida contribuyó al afloje de precios del último año y medio.
Pero el combo soja-colza no es solo aceite, es también proteína para la alimentación animal y en este 2021 ya entramos en la fase en que China precisa más de 100 millones de toneladas de soja importadas al año.
Nuevamente un año bueno para la colza
La agricultura de invierno también avanza estimulada por los muy altos rendimientos en trigo y cebada del año pasado, que complementaron al buen precio de la colza.
Los cultivos de invierno empiezan a jugar su partido 2021 con una siembra más tardía y por lo tanto con un comienzo algo más incierto. Pero justamente la colza es el cultivo que se sembró en fecha y va en camino de completar un segundo año de buen precio que con un rendimiento normal ya se gana su lugar en la rotación y con una buena nota.
El crecimiento de la colza tiene otros aspectos interesantes. Da flores a los polinizadores y tiene riesgos en su manejo para los polinizadores. ¿Es posible consensuar la convivencia y sumar a las ventajas de la diversificación económica la de la diversificación biológica? Lo cierto es que los cultivos de invierno van. El 2021 confirma un salto cualitativo del cultivo de cebada. Ampliación industrial, cebada forrajera de exportación y uso interno. El cultivo parece haber dejado atrás una etapa en la que el destino forrajero era muy acotado y la capacidad industrial ponía topes.
Como en todos los commodities, aparece China, compra y da una base a la generación de una oferta que luego trasvasa a la ganadería local.
Una idea de lo importante que ha sido el pico de las materias primas es que el propio trigo se ha visto estimulado.
Al comienzo de julio se pagan US$ 250 por tonelada el trigo disponible y US$ 230 por el que se está sembrando. Y a ese precio también el cultivo que mantiene la mayor cantidad de hectáreas va por más.
Un salto productivo para el maíz
Los datos oficiales confirmaron que los cultivos de verano no escaparon a La Niña, excepto el maíz de segunda. Y que el riego en maíz se abre camino.
Aún con un menor rendimiento Uruguay sumó su tercer año de alta producción de maíz. Y se colocará sin problemas ante un sector cárnico y lácteo con buenos precios.
La producción de este año ubicada por datos del Ministerio de Ganaderia, Agricultura y Pesca (MGAP) en 770 mil toneladas, supera levemente a la del año pasado (763 mil toneladas) y es consecuencia de un aumento del área sembrada que fue la mayor desde los años 70 y un rendimiento que aún siendo flojo en el global, fue mucho mayor al que se registró en la sequía anterior.
El rendimiento cayó a 5.396 kilos por hectárea, con la peculiaridad de que el rendimiento de los cultivos de segunda superaron a los de primera.
El promedio de 5.396 se conforma por los 4.558 kilos obtenidos en 78.571 hectáreas de cultivo de primera, los 5.210 kilos del cultivo de segunda (44.588 hectáreas) y 9.207 kg/ha de las hectáreas regadas que sumaron 19.465 hectáreas.
En total el maíz alcanzó a 14.264 hectáreas.
Con precios internos que se mueven en la lógica de la paridad de importación, el maíz consolida un salto productivo que puede afianzarse en 2022 particularmente si hay ausencia de Niña.
De hecho podría decirse que la producción de 2021 es la mayor de la historia en año Niña.
Por otra parte la producción de 2021 es la primera desde que hay estadísticas detalladas en las que el rendimiento del cultivo de segunda supera al cultivo de primera.
A pesar del tropiezo que le causó la sequía. Los nuevos materiales genéticos muestran que el rendimiento mínimo en un año adverso es más alto que antes y que en los años favorables se logran productividades récord.
Tras el récord de rendimiento de la cosecha 2019, van dos años seguidos en los que la falta de agua golpea al cultivo.
Pero la producción de Uruguay, que nunca había llegado a 700 mil toneladas hasta 2019, sumó su tercer año por encima de ese volumen, que acompaña a un uso mucho más alto del grano.
Hay estimaciones para la soja
La soja el año pasado tuvo su segundo peor resultado en productividad de los últimos ocho años, solo superior al de la desastrosa sequía de 2018/2019 con un rendimiento promedio nacional de 1.881 kilos por hectárea.
Los volúmenes de producción tienen como es habitual estimaciones muy divergentes desde el sector público o privado.
En base a ese rendimiento y un área que de acuerdo a datos del MGAP se ubica en 908 mil hectáreas, la producción de soja se estima en 1,71 millones de toneladas.
Como en el caso del maíz, es la segunda caída consecutiva de rendimiento tras el récord de dos años atrás. De los 2.928 kilos por hectárea, el rendimiento de este año está más de 1.000 kilos abajo y la producción de 1,71 millones de toneladas, frente a casi dos millones de toneladas del año anterior y 2,8 millones dos años atrás.
Si el área cosechada de soja es finalmente de 1,05 millones de hectáreas como estiman los operadores privados, la producción de Uruguay o quedaría muy cerca de los dos millones de toneladas y de una facturación de US$ 1.000 millones en las exportaciones o mantiene la producción proyectada y revela un rendimiento aún peor del que surge de la información de la Dirección de Estadísticas del MGAP.
En un escenario de precios que superan los US$ 470 asegurables para la próxima zafra, el área puede sumar unas 50 mil hectáreas.
El sorgo se mantiene
Por su parte, el sorgo se mantiene como un cultivo de menos relevancia, que está a la espera de la consolidación factible en su exportación a China, luego de que en 2021 lograra entrar en el mercado de Taiwán.
Por el momento el protocolo que exige China para aceptar el grano uruguayo es demasiado exigente.
Con un clima normal el panorama de la agricultura luce muy bien, pero también los factores ambientales han entrado en una “nueva normalidad” donde los fenómenos extremos son más frecuentes de lo que eran antes.