Colza, el jugador que ayuda al trigo y a la cebada a expandir el área de invierno
Superficie con la oleaginosa de invierno, con base en varias ventajas, crecerá 20%.La colza se consolida año a año como una opción crecientemente elegida. La intención de siembra de la oleaginosa de invierno crece ininterrumpidamente y alcanza un nuevo récord. Con un mercado seguro y precios internacionales en ascenso, se espera que el área aumente en el entorno de un 20%, alcanzando las 130.000 hectáreas.
Según los datos de la Oficina de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), la colza pasó de 65.251 hectáreas en 2019 a 102.995 en 2020, ubicándose muy por encima de las 11.700 hectáreas sembradas en 2013 –uno de los primeros años de siembra comercial del cultivo–.
Y en el último año se le sumaron 11 mil hectáreas de carinata, un cultivo similar botánicamente, que aumentó el área un 38% en 2020, promovido por la demanda de la finlandesa UPM como materia prima para la producción de biocombustibles y alimentación animal, algo que se espera se mantenga estable este año.
No solo crece el área
Pablo Uteda, director de IPB semillas, dijo a Blasina y Asociados que “si el clima acompaña, la producción de colza va a mostrar un aumento más acentuado que el del área, debido a una mayor implementación de tecnología y a un mayor conocimiento del cultivo que impactará en los rendimientos. Hay mucho interés por el cultivo y se ha expandido a departamentos como Rocha o Cerro Largo, donde no se hacía”.
Considerando que el rendimiento promedio de esta zafra se mantenga –1.609 kg/ha según la DIEA en la pasada–, la producción superaría las 220.000 toneladas.
Así, la agricultura de invierno va camino a convertirse en un triángulo de tres partes similares entre trigo, cebada y colza. Esta última se presenta como un buen antecesor de la soja, liberando antes las chacras y al margen del resultado propio del cultivo se debe agregar el rendimiento incrementado del cultivo siguiente.
Los precios, por las nubes
Los precios internacionales, al igual que en los demás granos, han aumentado y este es uno de los factores que lleva a un aumento en el área sembrada. Pero en este caso, tienen una firmeza adicional, porque el mundo está desabastecido de aceites. Hay una caída en la producción de aceite de girasol en el Mar Negro y en la Unión Europea, así como de aceite de palma en Malasia.
Además, los usos industriales y en particular en el sector del biodiesel se han incrementado significativamente en varios países (Brasil, Estados Unidos, Indonesia, etcétera).
Los futuros de colza en la bolsa de Matif –París– llegaron a fines de abril a un récord de 601,25 euros por tonelada (US$ 730/ton). Al cierre de la nota, el futuro mayo en París alcanzó los 547,75 euros por tonelada (US$ 665/ton), un aumento de 8% o de 40 euros respecto a un mes atrás.
La firmeza en los precios está dada por bajos stocks y una menor proyección de producción en Europa en 2021/22. La consultora francesa Strategie Grains recortó en 180.000 toneladas su proyección sobre los stocks finales de colza de la Unión Europea y Reino Unido para 2020/21 hasta 1,1 millones de toneladas, contra los 1,9 millones de la campaña anterior. Además, para el año 2021/22 recortó la proyección de cosecha de colza en 90.000 toneladas, hasta 17,05 millones de toneladas, aun por encima de los 16,2 millones de toneladas de la zafra anterior.
A su vez, el Servicio de Estadísticas de Canadá (StatCan) –el mayor productor y exportador de colza del mundo– indicó que las existencias de colza a marzo de 2021 fueron de 6,57 millones de toneladas, 37% por debajo de los 10,5 millones de un año atrás.
El futuro febrero 2022 –que es la referencia de los precios de Uruguay– avanzó hasta 521,5 euros por tonelada (US$ 633/ton). Con una prima con un descuento entre US$ 60 y US$ 75 –dependiendo la empresa que compre– las referencias locales se ubicarían entre US$ 560 y US$ 570 la tonelada, muy por encima de los US$ 390 de la zafra pasada y superando a la soja, aunque con rendimientos inferiores.
Rendimiento de equilibrio
Considerando un precio de venta de US$ 560/ton, el rendimiento de equilibrio en esta zafra –cuánto tendría que cosechar un productor para igualar los costos del cultivo–, sin incluir la renta, es de 960 kg/ha, muy por debajo del promedio de 1.609 kg/ha reportado el año pasado por DIEA. En las chacras con rendimientos superiores, que alcanzan los 2.300 kg/ha, el margen del cultivo asciende a US$ 610 por hectárea, asumiendo costos del orden de US$ 540 por hectárea sembrada, variando según las aplicaciones y las semillas (si se siembran híbridos que son más costosos o variedades que el productor produce todos los años).
El desarrollo de las brassicas en Uruguay fue impulsado por Alcoholes del Uruguay (ALUR), con la lógica de complementar la producción de aceite a partir de las cosechas de verano.
A su vez, lo veloz del ciclo y la cosecha temprana, lo hacen atractivo para los productores de modo de diversificar la siembra en el invierno.
Pero la avidez por esta materia prima compete a otras empresas como Cousa para elaborar aceite refinado envasado, alimento para animales y para biocombustibles. Y a otras empresas en el mercado que compran el grano con Europa y Estados Unidos como principal destino. Según informaron desde Cousa, en las últimas tres campañas se ha duplicado el volumen de grano ingresado para procesar y desde la cosecha 2020 se llevan exportadas 12.000 toneladas de aceite.
La firmeza en el mercado internacional se vio reflejada en las exportaciones en el primer cuatrimestre del año. Se enviaron 134.999 toneladas de grano de colza, casi el triple que las 47.493 del mismo período de 2020 y a un precio superior, US$ 440 (FOB) vs US$ 408 (FOB) que llevaron a que los ingresos se cuadruplicaran. En abril, el precio de exportación fue de US$ 600 la tonelada.
Las bondades de la colza, en términos de su resultado propio y del resultado que permiten al cultivo de verano que viene a posteriori, confirman que en tanto haya fluidez en las exportaciones estos cultivos de crucíferas seguirán creciendo y compitiendo con los cereales de invierno.
Área global: la más alta de la última década
Con el auge de precios, el área de cultivos de invierno podría ser la más alta en 10 años, ubicándose por encima de las 600.000 hectáreas, impulsada por un avance por quinto año consecutivo en la colza y un sorprendente aumento en cebada y trigo.
La cosecha de cebada de la zafra pasada fue récord, con 888.798 toneladas en 185.498 hectáreas sembradas y eso permitió generar un saldo exportable de cebada cervecera, una muy buena noticia para el desarrollo del cultivo que se vio reforzada con precios excepcionales.
Se enviaron 40.000 toneladas a China en abril y otras 46.000 toneladas a Brasil por parte de Maltería Oriental. Además, Cofco exportó 36.000 toneladas también con destino al gigante asiático.
Las posibilidades de exportación y el aumento de la capacidad de malteo de Maltería Oriental para el año que viene en un 57% permite incrementar el área de siembra de cebada industria para esta zafra.
Con este aumento, el área nacional de cebada podría superar las 230.000 ha por primera vez en la historia, por encima de las 185.498 há de un año atrás.
Los antecedentes de una zafra pasada con menores costos, rendimientos récord y precios por encima de los esperados ya habían generado un buen ánimo para la futura siembra de trigo, que se acentúa con el auge de precio de los granos. Se espera que el área del cereal se incremente en 30.000 hectáreas, pasando de 223.988 ha en la zafra 2020/21 a algo más de 250.000 ha en la zafra 2021/22.