La ganadería no es la principal responsable del cambio climático
Por otro lado, el sector cárnico es perfectamente consciente de los retos medioambientales que afronta nuestra sociedad y por ello trabaja cada día para conseguir un modelo de transición ecológica global
Madrid – España – TodoElCampo – Son varios los medios que en repetidas ocasiones han acusado a la ganadería y a la producción cárnica de ser uno de los principales responsables cambio climático por las emisiones de efecto invernadero de su actividad y por ello planteaban la reducción del consumo de carne para mejorar las condiciones medioambienteales.
Pues bien, durante las últimas 7 semanas, tanto ganaderos como industria cárnica han venido realizando su actividad de forma habitual y sin embargo, las emisiones de los sectores ganaderos, que se registran como las de todas las demás actividades humanas, no son ni mucho menos las principales responsables de la contaminación del aire y el cambio climático.
Según organizaciones como Greenpeace, en la primera semana de estado de alarma, los valores medios de dióxido de nitrógeno en ciudades como Madrid apenas alcanzaron el 40 % del límite fijado por la Organización Mundial de la Salud y la UE, y en la semana del 11 al 17 de abril esos valores eran solo de un 24,6 % en Madrid, un 33 % en Barcelona o un 22,3 % en Sevilla.
Otro estudio, desarrollado en el Centro de Tecnologías Físicas de la Universitat Politécnica de Valencia con datos de la Agencia Espacial Europea, indica que los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno han disminuido una media del 64% en las principales ciudades españolas tras las medidas decretadas contra el Covid-19.
Y es que, según los datos oficiales del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) la producción ganadera de carne representa el 7 % del total de emisiones de GEI de nuestro país, incluido en el 11,9 % del apartado total de la agricultura. Por el contrario, el transporte supone el 27 % de esas emisiones, seguido por la industria con un 19,9 %, la generación de electricidad (17,8 %), el consumo de combustibles (8,5 %) o los procesos industriales y uso de otros productos (8 %).
Por otro lado, el sector cárnico es perfectamente consciente de los retos medioambientales que afronta nuestra sociedad y por ello trabaja cada día para conseguir un modelo de transición ecológica global, así como una producción más sostenible. Está desarrollando nuevas técnicas de producción con un menor impacto ambiental con objetivos como reducir en diez años un 15 % la huella de carbono en el sector vacuno, en la reducción de las emisiones de amoniaco (47 %), óxido nitroso (38 %) y emisiones por la gestión de estiércoles (14 %) en el sector porcino, o el fomento de la producción sostenible de carne de conejo y cordero, así como la investigación en alimentos para el ganado con menor huella medioambiental.
La industria cárnica evitó en 2018 la emisión de 48.810 toneladas de CO2, gracias al reciclado de sus envases. Además, el sector permite mantener importantes ecosistemas que no serían viables sin su utilización ganadera y que además los convierte en sumideros de carbono, como las dehesas en el caso del cerdo ibérico o el pastoreo tradicional del ovino y caprino y el del vacuno en dehesas y zonas de montaña, que están unidos al fomento de la biodiversidad y la conservación de los espacios naturales, contribuyendo a la fertilización del terreno y reduciendo la erosión y la desertificación.
En cuanto a la ganadería, el pastoreo es fundamental para la limpieza del monte y la prevención de los incendios forestales, y la ganadería es igualmente un ejemplo de economía circular, con actividades como la reutilización para la alimentación del ganado de residuos y subproductos de producciones vegetales para uso humano, o la gestión de estiércoles y purines como subproductos con una importante utilidad agronómica como fertilizantes orgánicos de cultivos.
Fuente: Eurocarne.