Así está la ruta eléctrica en Uruguay
En 2017, UTE comenzó el proyecto que une con distintos puestos de carga eléctricos las rutas uruguayas en todos los departamentos
Por Joaquín Pisa - Especial para Cromo
"El próximo gran desafío es convertir a eléctrico todo el transporte", dijo el presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla, cuando inauguró la primera ruta eléctrica de América Latina en diciembre de 2017, con seis puntos de carga entre Punta del Este y Colonia. Ahora, luego de casi dos años, ¿se ha avanzado para lograr el objetivo?
Si hablamos de la ruta eléctrica, el resultado parece satisfactorio. Hoy existen 25 puestos de carga en el país, según el sitio web de la empresa estatal. Pueden encontrarse de este a oeste –del Chuy a Nueva Palmira– y del sur hasta el litoral norte –Paysandú como el punto más lejano del norte–.
Montevideo tiene la quinta parte de los puestos, y según Gonzalo Márquez, director de transporte de la IMM, cuatro más están próximos a ser instalados en Punta Carretas, plaza Independencia, plaza Fabini y parque Batlle. El director afirmó en un simposio de la Comisión de Integración Energética Regional (CIER), realizado la semana pasada, que desde que se instaló el primer punto de recarga al costado de la intendencia de Montevideo el fenómeno de la movilidad eléctrica viene en crecimiento.
La fase 1 de conexión del Chuy con Colonia del Sacramento ya está finalizada. En la fase 2, el objetivo es llegar a 60 puntos de conexión en todo el país, con al menos un puesto de recarga en cada departamento. Al culminarlo, UTE prevé modernizar el sistema e instalar una red de recarga superrápida, con una potencia de 120 kilovatios, hasta ahora inexistente en Uruguay –la mayoría de los puestos oscilan entre los 22 y los 43 kilovatios.
El último puesto fue colocado en la UTEC de Durazno, y es uno de los primeros ubicados en el centro del país, junto al que ya funciona en Trinidad, Flores.
El lento avance de los taxis y ómnibus
El sistema de transporte público no avanza a la misma velocidad que la infraestructura. Hoy existen 54 taxis que son eléctricos, y se busca que para 2020 el 10% de la flota funcione gracias a la electricidad. Por eso mismo, realizan llamados de chapas para este tipo de autos. Por el lado de los ómnibus, la situación es aun más lejana: hay un solo ómnibus eléctrico, que ya recorrió 150 mil kilómetros desde 2016 y "ha sido utilizado por todas las líneas de Cutcsa", afirmó el director de Transporte del departamento.
Márquez también informó que en julio se aprobó el artículo 349 de la ley 19.670 para brindar un subsidio a quienes quieran cambiar su coche de transporte público a combustión por uno que funcione a electricidad. El tope de ofertas será de 120, el 4% del total de la flota de ómnibus, y la convocatoria a operadores fue realizada este mes.
Los ómnibus eléctricos deberán tener piso bajo –para la accesibilidad–, aire acondicionado y puertos USB, y se espera que 30 de los 120 estén en las calles para principios de 2020. Diez de ellos formarían parte de la primera línea 100% eléctrica, la céntrica CA1, que conecta bulevar Artigas y Ferrer Serra con Ciudadela y Rincón en 12 paradas.
Santiago de Chile, un espejo al que mirar
En el mismo simposio del CIER, Mauricio Utreras, de la Coordinación Nacional de Electromovilidad de Chile, contó cómo funciona el sistema en Santiago. Se trata de la ciudad de Latinoamérica más avanzada en el rubro (y una de las más consolidadas en el mundo).
Un ejemplo de ello es que el país trasandino tiene la segunda flota de transporte colectivo eléctrico más grande del planeta, con 383 ómnibus. Para el 2022, quieren llegar a 2.000, número un poco menor del objetivo que tiene todo Europa –sí, todo Europa–, que puso su límite en 2.500 para 2020.
No es el único rubro en el que están a la vanguardia. Los trasandinos también cuentan con el primer corredor eléctrico de Latinoamérica, por la avenida Grecia de la capital. El número uno con una distancia abrumadora es China, que cuenta con 170 mil ómnibus eléctricos.
Argentina quiere llegar a los 150 puestos de carga en todo el país para el año próximo, algunos con carga bidireccional –dan y reciben energía entre los usuarios–.
Para el 2050, Chile aspira a que el 100% de su transporte público y el 40% de sus vehículos particulares sean con carga eléctrica. Otro de sus planes a largo plazo que busca ayudar al ambiente es reducir a cero el número de plantas energéticas que funcionan a carbón para 2040.
La principal razón para estos objetivos es la contaminación que abunda en Chile, causada en parte por la poca salida de aire que tiene el país debido a la cordillera de los Andes. Hay 4.000 muertes prematuras al año por la contaminación, y 10 millones de personas al año están expuestas a partículas finas en el aire, según informó Utreras en el CIER.