Una alegría inesperada en los agricultores que le pusieron unas fichas al girasol y lo que puede pasar
Los agricultores que apostaron al girasol obtuvieron más beneficios que los que reportaron soja y maíz, ¿incidirá eso en el área de verano para 2026?.Con menos de 10 mil hectáreas plantadas, el girasol no llega a representar el 1% del área total de siembra de cultivos de verano en Uruguay, pero este año hizo la diferencia para los agricultores que apostaron por esta oleaginosa.
El margen económico para los productores de girasol llegó hasta US$ 700 o US$ 750 por hectárea, duplicando en algunos casos lo proyectado previo a la siembra.
Este resultado fue impulsado por los precios tonificados del aceite y por la productividad que superó las estimaciones.
En la misma lógica que las oleaginosas de invierno como la colza y la carinata, los precios del girasol han ganado firmeza empujados por una demanda sostenida.
Los granos que son nítidamente aceiteros tienen un diferencial en términos de firmeza de demanda
Diversificación en las chacras de Uruguay
La tendencia a la baja del precio de la soja y las dudas que el maíz generaba por el riesgo de que se repitieran los daños causados por la chicharrita (que luego se disiparon) afirmaban al girasol como una opción de diversificación en las chacras uruguayas.
En 2024, para la época de siembra –octubre y noviembre– la cotización internacional del aceite de girasol había subido 40% desde principios de año, debido a la firme demanda y el recorte de las expectativas de cosecha en Europa y los países del Mar Negro.
El girasol ofrecía números cada vez más prometedores, en marcado contraste a los de las opciones mayoritarias de verano, favoreciendo a un cultivo que ha quedado relegado desde la irrupción de la soja y por la dificultad que representan las palomas que comen la semilla justo antes de la trilla
Para las fechas de cosecha los precios no sólo se habían sostenido, sino que se incrementaron casi 20% más.
Y los resultados productivos excedieron las expectativas, arrojando buenos rendimientos en volumen.
Pero lo más importante: fue un año récord en materia grasa con un promedio de 56%, un dato que es clave porque determina el valor final.
Margen “contundente”
A partir del 42% de materia grasa se duplica la bonificación, así que con 14 puntos de bonificación sobre el precio base de US$ 420 por tonelada se le agrega el 28%.
El precio bonificado queda en el entorno de US$ 535 por tonelada.
El promedio de rendimiento fue de 2.200 kilos por hectárea, según los datos de Cousa, la compañía aceitera a la que es destinado el total de la producción de semilla de girasol.
Este promedio de 2.200 kg/ha permite estimar un ingreso bruto de US$ 1.170 por hectárea y un margen neto de US$ 530 por hectárea una vez descontados los costos de siembra que, en la estimación de la Sociedad de Fomento de Colonia Valdense (Sofoval), sumaban US$ 640 por hectárea.
En Colonia el girasol reportó márgenes económicos para el girasol de US$ 700 a US$ 750 por hectárea (antes de renta) en los casos de rendimientos de 2.700 kilos por hectárea, una productividad por encima de lo proyectado.
El área sembrada por productores de Sofoval saltó en la última zafra de 90 a 650 hectáreas.
En Copagran hubo diferencias de rindes entra la zona de Young, que alcanzó los 3.000 kg/ha y los cultivos en el sur, más cerca del promedio.
En algunas chacras se registraron pérdidas importantes por la acción de las palomas, el principal enemigo de la oleaginosa, que reducen hasta el 50% los resultados.
“El cultivo arroja un muy buen margen, con la ventaja que tiene de que se cosecha temprano y deja un buen rastrojo para sembrar atrás”, afirmó el presidente de Copagran, Juan Manuel García.
Por la arquitectura de la planta, el mejoramiento genético, la resistencia a enfermedades y el desarrollo de los funguicidas, fueron controlados o minimizados los problemas por los que se había abandonado el cultivo.
“El margen este año parecería ser contundente” comentó, por su parte, el responsable comercial de Cousa, Alejandro Young-
Como se indicó, la aceitera es el cliente excluyente del girasol que se cultiva en Uruguay: tiene una capacidad de producción de 20 mil a 25 mil toneladas anuales de aceite, lo que requiere entre 12 mil y 15 mil hectáreas en producción, por lo que hay espacio para crecer en superficie.
Salto en Argentina, caída en Europa
En Argentina, un fuerte productor de aceite de girasol, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ajustó al alza la estimación de cosecha de la actual zafra para ubicarla ahora en 4,70 millones de toneladas, una cifra 200.000 toneladas superior a la prevista hace dos semanas.
Fue una campaña histórica en productividad y buenos números del negocio en general, indicó el organismo, con rendimientos promedio de entre 2.500 y 2.800 kilos por hectárea según la zona.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario, la siembra de girasol 2024/25 en Argentina alcanzó 2 millones de hectáreas, un aumento del 10% respecto de la campaña anterior.
En el centro, este y sur de Córdoba se duplicaron las hectáreas como producto de la amenaza que podía significar una nueva aparición de la chicharrita en maíz. Y también por el estímulo de una trayectoria de precios “tentadora, con un muy buen margen final”, indica la BCR.
En la Unión Europea la situación fue la inversa. Con un incremento de 4% en el área cultivada hasta 4,9 millones de hectáreas se preveía una mayor producción de girasol en la UE en 2025 en comparación con 2024, que había sido de 10,1 millones de toneladas.
Pero los rendimientos se vieron afectados por lluvias intensas y temperaturas elevadas, lo que se tradujo en el menor rendimiento en al menos 10 años, con 1.750 kilos por hectárea, una caída de 18% respecto a la zafra anterior. La producción de 8,4 millones de toneladas, fue la menor en 9 años y presionó al alza los valores en el segundo tramo de 2024.
Para la próxima campaña las estimaciones de la consultora Strategie Grains cifran la campaña comercial 2025-26 en 10,6 millones de toneladas, un aumento interanual del 26% en base a un área estable y rendimientos que por ahora se estiman dentro del promedio histórico de 2.100 kilos por hectárea.
En Ucrania, principal productor mundial con casi 25% del volumen global, el área crecería 5% el próximo año hasta 5,1 millones de hectáreas.
Más lugar en la rotación
“Por cómo se conforma el precio del girasol lo vemos como una buena alternativa para que ocupe un mayor lugar en la rotación, con buenas perspectivas”, apuntó el presidente de Copagran.
Aunque “los que sembraron este año seguramente repitan el año que viene” todavía es difícil proyectar el área de la próxima zafra. Las expectativas son al alza porque “algún productor más se puede animar”, anticipó García.
Desde Sofoval, el ingeniero agrónomo Ignacio Prieto destacó que la cosecha temprana de girasol “ayuda mucho a planificar los cultivos de invierno”.
Para la próxima siembra de verano las decisiones dependerán en cierta medida de cómo siga el mercado, aunque Prieto destacó que “el productor tiene memoria de la zafra y la intención de los que hicieron girasol va a ser repetir”.
En la zona de Colonia Valdense y Miguelete proyectan “por lo menos mantener el área” y evaluar el negocio más sobre la fecha de siembra –fines de octubre a principios de noviembre–, sujeto a los números que ofrezca la soja 25-26.
En los próximos años la demanda por aceites vegetales sostenibles para la aviación (SAF por su sigla en inglés) apunta a dispararse en la medida que se vaya cumpliendo el compromiso de las compañías aéreas de sustituir 10% del combustible derivado del petróleo para 2030.
Esta lógica que viene modificando el panorama de los cultivos de invierno con la carinata sumándose a la escalada de la colza, también puede empezar a instalarse con los cultivos de verano si el girasol salva la prueba de los ataques de diversas aves, principalmente las palomas. En la medida que el área crezca, el problema se diluye.
Para el año que viene Cousa espera que el área se mantenga o crezca un poco.
“Es un poco prematuro pero ya hay interés”, indicó Young, después de una zafra en que “todo funcionó bien, con buenos valores y buen rendimiento”.
Para la zafra 2025/26 tal vez se plantea el desafío de incorporar al girasol, o al aceite al menú exportador de la agricultura uruguaya.
El aumento de área ayuda a amortiguar un problema productivo principal, el ataque de aves que cosechan buena parte del grano.
Exportar compitiendo con la industria aceitera de Argentina es un desafío muy alto, pero a la luz de los datos de las últimas dos zafras, el crecimiento del cultivo puede llevar a que ese reto sea asumido en el futuro.