Deforestación: por qué la mitad de los árboles plantados para restaurar los bosques no perduran
A horas de que finalizara la COP27, un estudio demostró que el 18% de los árboles jóvenes no sobrevivieron tras el primer año y que el 44 % no subsistió al quinto año. Cuál es su impacto en la crisis climática y qué buscan los expertos.A horas de que finalizaran las negociaciones en la COP27, un estudio que involucró a casi 30 universidades alertó sobre los resultados de una de las estrategias más utilizadas en todo mundo frente a la crisis climática.
Según reveló el trabajo, el 18% de los árboles jóvenes no sobrevivieron al primer año y que el 44% no lo hicieron al quinto. Este hallazgo está relacionado con una de las tareas que se han encarado sistemáticamente como un modo de contrarrestar la deforestación: la plantación de nuevos esquejes.
Ahora, un nuevo estudio ha confirmado que, en promedio, la mitad de los árboles plantados en los esfuerzos por restaurar los bosques tropicales y subtropicales no sobreviven más de cinco años, pero existe una enorme variación en los resultados.
El trabajo, que se publicó en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, analizó datos de supervivencia y crecimiento de árboles de 176 sitios de restauración en Asia tropical y subtropical, donde los bosques naturales han sufrido degradación.
Las tasas de supervivencia variaron mucho entre sitios y especies. Mientras que en algunos lugares más del 80% de los árboles seguían vivos después de cinco años, en otros se evidenciaba un porcentaje similar de muertos.
Los proyectos de restauración forestal son una herramienta poderosa para abordar la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, al retener el carbono y respaldar hábitats importantes. También se utilizan para la compensación de carbono. Si bien la medida principal utilizada para evaluar este aspecto es la cantidad de árboles plantados inicialmente, la investigación muestra que muchos de esos especímenes no sobreviven a largo plazo.
De todas maneras, según señalaron los expertos, en algunos sitios las tasas de supervivencia fueron altas. Es por eso que recalcaron que se trata del enfoque correcto, ya que la restauración tiene el potencial de ser exitosa.
Dónde sí y dónde no
Alrededor del 15% de los bosques tropicales del mundo se encuentran en el sudeste asiático entre los más ricos en especies y con mayor densidad de carbono del mundo, proporcionando hábitat para tigres, primates y elefantes. Sin embargo, en las últimas décadas la región también ha experimentado una gran deforestación, con una reducción de la cubierta forestal de aproximadamente 32 millones de hectáreas, entre 1990 y 2010.
Por lo tanto, se ha convertido en un foco importante para los proyectos de restauración forestal. La investigación, realizada por un equipo internacional de científicos de 29 universidades y centros de investigación, es la primera en reunir datos para evaluar los resultados a largo plazo de los proyectos de restauración.
La coautora principal del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, Lindsay Banin, explicó: “La gran variabilidad en la supervivencia que encontramos en los sitios podría deberse a varias razones, incluidas las densidades de plantación, la elección de especies, el sitio ambientales, fenómenos meteorológicos extremos o diferencias en la gestión y el mantenimiento”.
“Lo que está claro es que el éxito depende mucho del sitio: necesitamos comprender qué funciona y por qué, y compartir esa información, para que sea posible acercarnos al nivel más exitosos y aprovechar todo el potencial para la restauración. Es probable que no haya un enfoque único para todos y la acción de replantado debe adaptarse a las condiciones locales. Esto ayudará a garantizar que los escasos recursos y la tierra disponibles se utilizan con el mejor efecto”, añadió la investigadora.
Además, los científicos encontraron que, cuando un área había sido completamente deforestada, los esfuerzos de reforestación fueron menos exitosos que en áreas donde quedaron algunos árboles.
Las especies jóvenes plantadas en áreas con árboles maduros prexistentes tenían aproximadamente un 20% más de posibilidades de supervivencia. En tanto, en áreas más perturbadas pueden ser necesarias medidas más intensivas de protección y mantenimiento.
Pero eso no es todo, ya que la investigación también encontró alguna evidencia de que la restauración activa proporciona resultados más rápidos que simplemente dejar que la naturaleza siga su curso.
Los sitios que incluyeron actividades de plantación de árboles ganaron cobertura forestal más rápidamente que aquellos que se dejaron regenerar naturalmente. Pero muchos más estudios rastrearon el destino de los árboles plantados en lugar de las propiedades estructurales de toda la comunidad. El equipo de investigación cree que la recopilación de ambos tipos de datos en las mismas áreas de estudio ayudará a determinar los niveles aceptables de mortalidad que aún generarán un retorno de la cubierta forestal.
El profesor David Burslem, coautor de la Universidad de Aberdeen en el Reino Unido, afirmó que “los sitios donde más se necesita una restauración activa, aquellos que ya han sido talados, también son aquellos donde la restauración es más riesgosa y propensa a un mayor número de muerte de los esquejes. Necesitamos entender mejor cómo mejorar las posibilidades de supervivencia de los árboles jóvenes en estos sitios para garantizar que el proceso tenga resultados positivos”.
Por su parte, Robin Chazdon, coautor de la investigación y parte del staff científico de la Universidad de Sunshine Coast de Queensland en Australia, afirmó: “Replantar solo será una respuesta al exceso de dióxido de carbono en la atmósfera si podemos garantizar que el carbono se está extrayendo con éxito, y si somos capaces de cuantificar las cantidades y escalas de tiempo involucradas”. “Necesitamos cambiar el enfoque lejos de simplemente plantar árboles para cultivarlos y ayudar a que nuestros bosques prosperen”, concluyó Burslem.
Imagen de portada: Uno de los factores que impulsan el cambio climático es la deforestación: al encontrarse con menos captadores de dióxido de carbono, los gases de efecto invernadero aumentan en la atmósfera / REUTERS