Un fondo para salvar la Amazonía compatible con el crecimiento económico
El Banco Interamericano de Desarrollo anuncia una inversión de 20 millones de dólares de capital semilla para conservar el bosque tropical más grande del mundo durante la Asamblea Anual de Gobernadores.Hace una semana, la Amazonía peruana perdió a una de sus defensoras. A Estela Casanto, lideresa asháninka, la asesinaron presuntamente por enfrentarse a las mafias que trafican tierras.
Este es uno de los estragos que deja a su paso un modelo económico que destruye la naturaleza para prosperar. Con la idea de romper esta dicotomía, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha lanzado un fondo durante su Asamblea Anual de Gobernadores, reunida desde este miércoles, de manera virtual, para debatir cómo salir de la encrucijada que deja el nuevo coronavirus en la región.
«Una Amazonía saludable y pujante que aprovecha su capital natural de manera sostenible puede ser un motor para el desarrollo de nuestros pueblos más vulnerables», aseguró este jueves Mauricio Claver-Carone, presidente del BID, durante el lanzamiento de la iniciativa que contará con 20 millones de dólares (casi 17 millones de euros) en capital semilla del organismo.
La iniciativa surge a petición de siete de los ocho países amazónicos, a excepción de Venezuela. En la última Cumbre del Pacto Leticia -un llamado liderado por Colombia para proteger la Amazonía-, se solicitó al BID poner en marcha este fondo con el objetivo de fomentar modelos de desarrollo más sostenibles en este ecosistema de Latinoamérica.
«Nuestro reto es asegurar que se valore el capital humano, la riqueza natural y el incomparable acervo cultural de los países de la Amazonía», expresó Claver-Carone. «La buena noticia es que existe la voluntad política y el interés del sector privado de impulsar modelos de desarrollo sostenible e inclusivo para los territorios amazónicos». Precisamente, en el acto virtual participaron los mandatarios de Colombia, Iván Duque, y de Brasil, Jair Bolsonaro; al igual que líderes del sector privado y autoridades del sector público de los países involucrados.
En opinión del presidente brasileño, esta iniciativa es motivo de orgullo para su país, pese a las críticas que pesan sobre él por el aumento en la deforestación de la selva brasileña. De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigación Espacial, el año pasado esta alcanzó su cifra más alta desde 2008: 11.088 kilómetros cuadrados talados. «El desarrollo sostenible y el fin de la deforestación ilegal dependen de agregar valor a la economía amazónica y mejorar de la calidad de vida de la población local», dijo Bolsonaro en un video transmitido en la sesión. «Estoy convencido de que esta será una oportunidad más para que nuestros países puedan unirse alrededor de una causa noble y común».
Por su parte, Duque emparejó la protección de la región amazónica con el futuro de toda la humanidad. «La mayor amenaza que tenemos hoy es el cambio climático». «Todo lo que hagamos por la Amazonía tiene que estar enmarcado dentro del gran esfuerzo de enfrentar sus efectos». Además, puso sobre la mesa la importancia de prevenir y sancionar «las conductas criminales y cocidas que muchas veces afectan» este ecosistema.
En concreto, la iniciativa se enfocará en cuatro áreas que se entrelazan entre sí. La primera es la bioeconomía, que combina la protección del ambiente y la producción económica. Esta se complementa con la segunda que son los nuevos modelos agricultura y ganadería sostenible, dado que los actuales impulsan la degradación de los bosques. Para que esto funcione, la tercera es la conectividad dentro de la región amazónica y con el resto del mundo, y la cuarta es la inclusión de las poblaciones locales que aún enfrentan serias desigualdades.
Dentro de sus seis millones kilómetros cuadrados, la Amazonía alberga a más de 30 millones de personas. De estas, 1,5 millones son indígenas quienes, a pesar de defender la naturaleza desde tiempos ancestrales, continúan sufriendo persecución, discriminación y hasta asesinatos.
Para Alexandra Moreira, secretaria general de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, que coordinará estrechamente con el BID en este fondo, es urgente abordar dichas desigualdades desde la ineficiencia que traen. «La desigualdad no es solo un resultado, sino también una determinante clave del funcionamiento de la economía». «Las políticas a favor de la igualdad también contribuyen a generar sistemas económicos más favorables para la innovación, el aumento de productividad y el aprendizaje».
A partir del capital semilla del BID, se espera sumar más de 1.000 millones de dólares (835.000 euros) a través de socios privados y otros donantes como el Fondo para el Medio Ambiente Global. Para Carlos M. Rodríguez, director de este último, se debe prestar atención a los fallos del mercado que hacen incompatible proteger los bosques amazónicos y el desarrollo de una nación. «Tenemos que entender la necesidad de hacer una transición de este sistema económico neoclásico que solo aspira al crecimiento ilimitado sin el reconocimiento de los límites planetarios, hacia un sistema circular».
Al respecto, el ministro del Ambiente de Perú, Gabriel Quijandría, recalcó que la pandemia de la covid-19 es la oportunidad de replantear tales modelos e ideas preexistentes. «Para los ambientalistas, el verbo siempre ha sido: se debe cambiar el modelo de Amazonía. Y para quienes vienen de las finanzas: ¿se puede?». «Estamos en un momento en que ambos verbos coinciden».