UPM2: “Muchos uruguayos en el interior del país, ya admiten que Gualeguaychú tenía razón”, dijo Pablo Antoria
Asambleístas uruguayos denuncian que el 50 por ciento de las tierras del vecino país están en manos extranjeras
Los ambientalistas uruguayos Pablo Antoria y Daniel Campanella llegaron a Gualeguaychú para participar de la reunión de la Asamblea Ciudadana Ambiental Gualeguaychú. Antoria dijo que “en Uruguay, la gente se ha dado cuenta de que nos han tomado el país. El 50 por ciento de la tierra es extranjera, entre la soja y los árboles”.
Antoría, integrante de la Asamblea El Callejón, que liderara la recordada dirigente ambiental Delia Villalba, explicó que “a raíz de la concreción del segundo megaproyecto de UPM en Pueblo Centenario, la gente en Uruguay se ha dado cuenta que nos han tomado el país. Han comprado muchísima tierra, ya supera el 50 por ciento la cantidad de tierras en manos de extranjeros, entre soja y árboles es decir, explotaciones de monocultivos”.
Antoria manifestó que “es entonces que se produce una reacción porque cuando comenzaron las movilizaciones en todo el país, en el Gobierno uruguayo se dieron cuenta que ahora no iba a ocurrir lo mismo que cuando UPM se instaló en Fray Bentos, que la oposición de la gente ahora es mucho mayor, y en esto hay que destacar la gran cantidad de jóvenes universitarios que se han venido sumando a esta resistencia. Ha habido manifestaciones con 20 mil personas y, en Pueblo Centenario, se juntaron casi 50 mil manifestantes de los sectores de la producción”.
Antoria expresó que “en Uruguay, la decepción es muy grande pero tenemos una ventaja, y que le golpea mucho al gobierno frentamplista es que la población del interior muy especialmente, ya admite públicamente e incluso reconoce en los medios de comunicación que Gualeguaychú tenía razón. Dierente es en Montevideo, porque cualquiera que opine esto en voz alta, puede correr algún riesgo”.
Por su parte, Daniel Campanella, productor apícola y ex edil departamental de San José, apuntó que “por más que uno lo hubiera imaginado, jamás se habría podido dimensionar la entrega que se ha hecho y se está haciendo en Uruguay. La reacción abarca a todos los sectores de la actividad productiva y durante todo este tiempo se ha ido ordenando porque a muchos de esos sectores que antes no habían sido tocados, ahora están siendo condenados a desaparecer prácticamente. Hay grupos de productores autoconvocados como Un Solo Uruguay que nuclea a gente del norte ganadero y el sur tambero y que según el último censo del que se dispone, se cifra en unos 20 mil productores que han desaparecido”.
Campanella explicó que “toda esa gente pensó que vendía el campito, se iba al pueblo y ponía un boliche. Y no hay boliche. Cualquiera que vaya por una ruta hoy en Uruguay puede ver puestos ambulantes de venta de todo tipo de productos artesanales como miel, chorizos caseros, algo de fruta… es decir, subsistencia pura. Y los que optaron por irse a una ciudad más grande, sobreviven vendiendo tortas fritas. El delito es salvaje en Montevideo y hoy ha ido en aumento desde las periferias hasta los barrios más acomodados de la capital y ahora se está notando que también se está trasladando al interior de nuestro territorio. Estas son las consecuencias de la expulsión que provoca este modelo entreguista, extranjerizante y cruel que está vigente en Uruguay y que desplaza a la gente del campo y se apropia de la tierra y los recursos naturales”.