Incendios forestales y menos importaciones: las razones detrás de la decisión de Trump de habilitar la tala de más de la mitad de los bosques en EEUU
La administración estableció una "Determinación de situación de emergencia” con la que busca aumentar la producción de madera en el país y contener el riesgo creciente de incendios forestales. La medida despertó el rechazo de ambientalistas y expertos en gestión forestal que niegan su eficacia y sostienen que "solo se trata de ayudar a la industria maderera".
La administración de Donald Trump eliminó las protecciones ambientales en más de la mitad de los bosques nacionales de Estados Unidos, con el fin de aumentar la producción de madera en el país. El gobierno justificó la medida, que permite acelerar los proyectos de tala, citando el riesgo creciente de incendios forestales. El cambio, que afecta a terrenos gestionados por el Servicio Forestal, despertó el rechazo de ambientalistas y expertos en gestión forestal.
La directiva, que estableció una "Determinación de situación de emergencia”, llega un mes después de que Trump firmara una orden ejecutiva con la que buscó implementar cambios en la gestión forestal para aumentar la producción de madera del país en un 25% y reducir la dependencia de las importaciones de madera, en medio de una política proteccionista por la que lanzó una guerra de aranceles.
La medida la anunció el viernes la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, a través de un memorando en el que sostuvo que las "políticas federales intransigentes" impidieron que Estados Unidos aproveche su "abundancia de recursos madereros que son más que adecuados para satisfacer nuestras necesidades de producción de madera doméstica".
Rollins añadió que, de las tierras afectadas por la directiva, casi 67 millones de acres (27 millones de hectáreas) fueron clasificados como de "alto" o "muy alto" riesgo de incendios forestales, y casi 79 millones de acres (32 millones de hectáreas) estaban experimentando un "declive en la salud forestal" debido a insectos y enfermedades.
La funcionaria, que no hace referencia al cambio climático, instruyó a la dirección de campo del Servicio Forestal a acelerar la producción de madera, eliminando las regulaciones de la Ley Nacional de Política Ambiental, facilitando la obtención de permisos y reduciendo las “cargas contractuales”.
La designación de emergencia elimina el proceso de objeción que normalmente permite a grupos externos, tribus y gobiernos locales impugnar proyectos de tala antes de que se finalicen y restringe también las alternativas que los funcionarios federales pueden considerar al evaluar los proyectos de tala. Los proyectos de tala suelen ser impugnados por grupos de conservación, tanto a nivel administrativo como en los tribunales, lo que puede alargar el proceso de aprobación durante años.
La medida abarca 455.000 kilómetros cuadrados de terreno, principalmente en el oeste, pero también en el sur, alrededor de los Grandes Lagos y en Nueva Inglaterra. Combinado, es un área más grande que California y representa el 59% de las tierras del Servicio Forestal.
"Estoy orgullosa de seguir el liderazgo audaz del presidente Trump al empoderar a los gestores forestales para reducir las restricciones y minimizar los riesgos de incendios, insectos y enfermedades, para que podamos fortalecer la industria maderera estadounidense y enriquecer aún más nuestros bosques con los recursos que necesitan para prosperar", dijo Rollins, quien cofundó la fundación America First Policy Institute.
Críticas de los ambientalistas
La eliminación de estas protecciones fue ampliamente criticada por grupos ambientalistas, que afirman que la medida está motivada principalmente por los intereses de la industria maderera, no por la protección del medio ambiente o las comunidades.
"Todo esto se trata de ayudar a la industria maderera", dijo Blaine Miller-McFeeley del grupo ambiental Earthjustice, a AP. "No se está mirando lo que protegería a las comunidades. Se trata de la cantidad de pies tablares, la cantidad de árboles que estás talando."
Ya desde que Trump emitió la orden ejecutiva que permitía agilizar la tala bajo el argumento de reducir incendios forestales, promoviendo el "raleo" de la vegetación inflamable, organizaciones ambientales y científicos advirtieron que esta práctica podría tener el efecto contrario. La tala de árboles más longevos habilita el crecimiento de bosques jóvenes que son más propensos a alimentar los incendios forestales.
"La tala agresiva, especialmente de árboles resistentes al fuego, en realidad aumenta el riesgo de incendios de rápida propagación", había asegurado el especialista en incendios forestales Chad Hanson, del Proyecto John Muir, en declaraciones recogidas por The Guardian.
Otros expertos destacaron la importancia de los bosques nacionales para la lucha contra el cambio climático, ya que los árboles más antiguos absorben grandes cantidades de dióxido de carbono.
Bajo la administración Biden, el Servicio Forestal trató de gestionar de manera más intensiva los bosques nacionales en el oeste, acelerando el trabajo de protección contra incendios, incluida la tala en "paisajes prioritarios" que cubren unos 180.000 kilómetros cuadrados. Gran parte de ese trabajo involucró árboles más pequeños y bosques más jóvenes que alimentan los incendios forestales, pero que son menos rentables para los madereros.
El demócrata había asumido el compromiso de proteger estos ecosistemas y frenar la deforestación para 2030, lo que generó una reacción negativa de la industria maderera. Sin embargo, antes de dejar el cargo, Biden suspendió un plan para preservar bosques primarios, debido a la presión de la industria maderera y de legisladores republicanos.
La industria maderera quiere más árboles disponibles
Los representantes de la industria dijeron que esperan que las acciones de la administración Trump resulten en la venta de más bosques maduros de árboles, que son deseados por los aserraderos. La ley federal permite la cosecha de aproximadamente 6.000 millones de pies tablares anuales, aproximadamente el doble de lo que actualmente se tala, dijo Travis Joseph, presidente del American Forest Resource Council, un grupo de la industria basado en Oregon, a AP.
"Esta industria necesita un suministro de materia prima para mantenerse competitiva y mantener las puertas abiertas", aseguró y agregó: "Ni siquiera estamos alcanzando la mitad de lo que los planes forestales exigen actualmente. Pongamos en práctica nuestros planes forestales en todo el país y, si lo hiciéramos, eso debería aumentar el volumen disponible para los aserraderos estadounidenses y se crearían puestos de trabajo e ingresos en Estados Unidos".
El mes pasado, Trump ordenó a los funcionarios federales investigar los posibles daños de las importaciones de madera para la seguridad nacional. La administración dijo que Canadá y otros países implementan subsidios madereros que generan una desventaja para EEUU. La madera canadiense quedó fuera de la última ronda de aranceles del presidente.