Claroscuros del desempeño en la industria manufacturera
EL crecimiento de la producción industrial sigue siendo muy bajo, aunque más generalizadoSi un lector desprevenido observa las tasas de variación de la producción industrial sin mayor miramiento, podría concluir que la industria está atravesando una coyuntura espectacular.
En efecto, durante el primer trimestre de 2025 hubo un crecimiento interanual del 17,6% según se desprende delas cuentas nacionales publicadas por el BCU. Por su parte, si vemos el comportamiento más reciente apelando a datos de mayor frecuencia, el Índice de Volumen Físico de la Industria Manufacturera (IVFIM)elaborado por el INE muestra un alza del 7,4% en el período acumulado a mayo frente al mismo período del año anterior. Sin embargo, como suele ocurrir con las estadísticas, muchas veces los indicadores agregados esconden comportamientos disímiles, en tanto que las bases de comparación también pueden dar lugar a engaño.
En efecto, el núcleo de la actividad industrial está lejos de tener un comportamiento espectacular. El motivo fundamental ya fue abordado cuando escribimos sobre el sector en nuestra columna de marzo de 2024, y es que la base de comparación está distorsionada por la parada de la refinería de Ancap en la Teja que se extendió varios meses y duró hasta abril de 2024. Si se extrae el efecto de la refinería, encontramos que el IVFIM creció mucho menos: 1,9% en el período enero-mayo frente al mismo período del año anterior, y 1,6% si se considera la variación interanual del período de 12 meses cerrados a mayo.
Pero los mitigantes no terminan ahí. En el caso de la industria de la celulosa, cabe recordar que, si bien la planta de UPM2 quedó operativa en junio de 2023, hubo un período de ramp-up que pudo haber durado hasta comienzos de 2024, lo cual podría significar una distorsión adicional a la baja en la base de comparación, aunque de menor magnitud que la de la refinería. Lo cierto es que el subíndice asociado a la producción industrial de la celulosa creció 8,2% interanual en período acumulado a mayo. Mientras que según datos de Uruguay XXI, las exportaciones de celulosa en dólares corrientes aumentaron 4,3% en el mismo período (la diferencia se explica por una caída del precio internacional de la celulosa que mitigó el efecto cantidad).
Si se recalcula el IVFM sin considerar la refinería ni las plantas de celulosa que operan en zona franca –lo cual arroja un indicador asimilable a la industria núcleo–, la variación de la producción en el resto de los sectores industriales habría sido de 1,0% en el período acumulado a mayo, y 1,1% interanual considerando el promedio de 12 meses móviles. Son tasas muy modestas. En el correr de los próximos meses, cuando se disipe el efecto distorsivo de la base de comparación en la refinería, cabe esperar que el crecimiento de la producción industrial total converja a dichas tasas, lo cual no es una perspectiva alentadora. De hecho, tras haber experimentado un formidable crecimiento en el bienio 2021-22, desde entonces la producción del núcleo industrial permaneció prácticamente estancada (gráfico 1) con un crecimiento acumulado de apenas 0,5%.
Pese a este magro crecimiento, el desempeño exportador de la industria fue pujante si se mide en dólares corrientes. Según datos del BCU, las exportaciones de bienes procedentes de la industria manufacturera aumentaron un 11,9% en los primeros cinco meses frente al mismo período del año anterior. Más auspicioso fue el desempeño de las exportaciones de los subsectores cárnico y lácteo, con alzas de 27,6% y 20,7% respectivamente. Como puede verse en el gráfico siguiente, la explicación reside no tanto en los volúmenes (aunque en el caso de la carne el aumento de las cantidades en lo que va del año es importante por las mayores colocaciones a EE.UU.) sino en los precios. De hecho, el índice de volumen físico de las exportaciones de la industria manufacturera aumentó 2% en el período considerado frente a un 9% de aumento en el índice de precios de exportación.
Por tanto, en la presente coyuntura el alza de las exportaciones industriales se explica más por un efecto precio que por un efecto cantidad (sin considerar la celulosa, donde ocurrió lo contrario). Podría pensarse que, en cualquier caso, un aumento del 11,9% en la facturación de las exportaciones industriales está inequívocamente asociado a una mayor ganancia del sector exportador. Esta presunción es incorrecta, pues no tiene en cuenta el comportamiento de los costos. Una mejor aproximación al análisis de rentabilidad consiste en observar el Indicador de Excedente Bruto Unitario de la Industria Exportadora (IEBU) elaborado por el BCU, que consiste en medir la relación entre el valor exportado y los costos asociados a cada exportación medidos en dólares. Los costos están compuestos fundamentalmente por los insumos intermedios seguido por la mano de obra. La lectura de los datos muestra que, en el período acumulado a mayo, el IEBU mostró un alza interanual del 2,0%, es decir mucho más modesta que el monto de exportaciones. Más aún, medido en medias móviles de 12 meses, el indicador tuvo una caída constante durante dos años entre comienzos de 2022 y comienzos de 2024. Si bien en el último año se recuperó parcialmente, aún está un 9,1% por debajo de aquel máximo y un 2,0% por debajo del promedio histórico.
Pese a que, como hemos visto, el promedio de la industria núcleo está prácticamente estancado, como elemento positivo se destaca que la proporción de sectores con caída en la producción industrial se redujo sensiblemente. En el gráfico 4 se exhibe un índice de difusión que muestra la evolución del porcentaje de los 20 subsectores industriales que integran la base de datos del INE (sin contar la refinería ni la celulosa) que mostraron alzas o bajas en la comparación interanual del promedio de los últimos 12 meses. Desde esta óptica, a mediados de 2024 estuvo en su peor momento pues el 85% de los subsectores industriales acusaba una caída del IVF, con un 60% donde la caída era mayor al 5%. Desde entonces la tendencia comenzó a revertirse, y actualmente la proporción de subsectores con caída en la producción bajó al 30% (es decir, 6 de 20). El 70% restante (14 subsectores) está en fase expansiva, aunque a tasas modestas en la mayoría de los casos.
Otros indicadores vinculados al sector permiten albergar cierto optimismo, como la reciente publicación del Índice de Inversión Industrial en Maquinaria y Equipos elaborado por la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), que aumentó 29,7% interanual en el segundo trimestre de 2025 interanual, situándose en próximo a los niveles máximos de 2014 en términos reales. Es una luz de esperanza para poder lograr mejores registros en el IVFIM; pero para que haya una corriente de inversiones sostenida en toda la industria, no parece ser suficiente la calidad institucional y un atractivo régimen de promoción de inversiones. Será menester realizar reformas microeconómicas clave que permitan una mayor competitividad del sector a través de una reducción de costos para mejorar el nivel de rentabilidad del sector.
-Ec. Marcelo Sibille, gerente senior del área de asesoramiento económico y financiero de KPMG en Uruguay.