Denuncias ambientalesDenuncias ambientales crecen un 42% en 2024: van desde "olores fétidos” a “criadero de chanchos”

Muchos de los reclamos están vinculados a problemas entre vecinos por olores y ruidos; aunque también hay quejas por problemas con las industrias y la venta ilegal de fauna.Un “chiquero de chanchos que desprenden olores fétidos”, la “quema de plásticos en la vereda pública” por parte de un vecino, y una “alarma muy fuerte que suena aproximadamente unas 30 veces” al día. Estas son solo tres de las 1.768 denuncias ambientales que recibió el Ministerio de Ambiente en 2024.

El Ministerio de Ambiente recibe cada año más denuncias. Es más, entre 2023 (1.243 reclamos) y 2024 hubo un aumento de 42%. No obstante, el crecimiento ya se venía constatando en los años anteriores: en 2020 —primer año de la cartera— hubo 892 quejas, en 2021 se registraron 922 y en 2022, 946.

Muchas de las denuncias están vinculadas a problemas entre vecinos, sobre todo por los olores y ruidos. Una de ellas llegó en febrero de 2024 desde Canelones: una persona reclamó que su vecino no limpiaba la orina y materia fecal de sus perros. Así decía: “La mugre pasa meses ahí. Me quejé muchas veces y ni bola me dan. El olor es insoportable porque no me puedo sentar ni en mi patio y, además, se siente dentro de mi casa”. A esto, le sumó un reclamo por ruido dado que los denunciados hacen panificados para la venta, para lo que utilizan maquinaría desde la 1:00 hasta las 6:00.

Meses más tarde, en setiembre, un residente en Paysandú reclamó el “vertido de efluentes domésticos del pozo negro sacado a balde a la calle”. Esta situación la describió como “insalubre” y, además, apuntó que se hace en un lugar “muy concurrido por niños”. Otro caso se denunció en Montevideo: un capitalino indicó que otro tiene un “criadero de chanchos”, además de que hace “quema de residuos varias horas al día”.

Los reclamos ingresaron en el Sistema de Atención de Denuncias Ambientales, a cuyos datos accedió El País.

Varias otras quejas están vinculadas a lo industrial. Así es que en Montevideo hubo un reclamo en febrero por “olores muy molestos y roedores” como consecuencia de la acumulación de cueros —materia prima del negocio de su vecino— “en descomposición en la línea lindera” con su domicilio. Al mismo tiempo, apuntó que había “piletas con productos químicos en malas condiciones” que perdían el contenido hacia su jardín.

También en Montevideo se reclamó por las emisiones de chimenea de una industria. Una persona describió que la situación es “insoportable a toda hora”, y que, además de que “no se puede lavar la ropa y los pisos”, ven un impacto en la “respiración y garganta”.

Más hacia el centro del país, en Flores, hubo una denuncia por el ruido de una industria: “Me pregunto cuándo podré descansar en mi casa. Un año horrible. Los silos (que se utilizan para el almacenamiento a granel) no han parado. Me acosté a las 2:00 por el trabajo y ya estoy despierto. Retumba todo en mi cuarto. Es un barrio súper silencioso y convivir con esto es imposible”.
Capítulo aparte estuvieron los reclamos vinculados a la caza, tenencia y venta ilegal de fauna. Desde Flores, en enero llegó una denuncia por la comercialización de pichones de lechuzas de campanario. Una situación similar sucedió en Montevideo donde el mismo mes un montevideano indicó que se vendían lechuzas con jaula por Facebook.

En Tacuarembó, en tanto, se denunció que en un salón de eventos había una pareja de loros amazónicos desde hace más de cuatro años. Por otra parte, en Paysandú otra persona encontró en el fondo de su casa un oso hormiguero “tratando de huir de unos perros”, a lo que el animal “trepa por un poste y se va”. Pero, a su vez, contó que un tercero vio cuando unos niños comenzaron a gritar "lo encontramos, lo encontramos".

Otra denuncia, en este caso en Canelones, incluyó un mono tití —suelen medir entre 14 y 16 centímetros— en una “jaula chica y en malas condiciones de higiene”. El denunciante indicó: “Más allá de alimentarlo, no creo que esté cómodo. ¡Por favor ayuden al monito!”. En tanto, en la capital se denunció la venta de monos tití y monos carayá —que son más grandes dado que pueden medir entre 56 y 91 centímetros.

La alarma es un tema que se repite en varias denuncias en todo el país. En Montevideo hubo quien denunció que tienen una cerca que se “activa” a un volumen más alto de los 45 decibeles por la noche. Esta persona indicó que ya hablaron con la empresa sin tener éxito, e hizo hincapié en que la bocina “se encuentra del otro lado de la medianera” del “dormitorio”, lo que les afecta el descanso.

Otra persona, también en la capital, señaló que convive con una “alarma muy fuerte que suena aproximadamente unas 30 veces” al día. En cada oportunidad, según se lee en la denuncia, el sonido para y vuelve a comenzar a los “pocos segundos”.

Competencias
Algunas de las denuncias competen al Ministerio de Ambiente pero otras no tanto. Uno de los reclamos montevideanos dice: “Un carro de comidas está lleno de cucarachas. Andan por el pan. El muchacho que atiende está sin guantes y también está en contacto con la plata. No sé cómo sigue abierto, el dueño falleció hace meses y no hay nadie que se haga cargo. El empleado dice que una señora lo manda pero nada más”.

Otro de los reclamos se realizó por un arroyo en San José. En la denuncia se señaló: “Los animales no pueden tomar agua (porque está) podrida. Hay peces muertos. La superficie del agua es blanca. Hace dos meses sucedió lo mismo y hablamos para advertir lo sucedido”. En Río Negro y Canelones, por otra parte, también se presentó una queja por la mortandad de peces en un arroyo.

Dentro de las denuncias también apareció la polémica por la colocación de adoquines en Punta del Diablo por la intendencia. En el reclamó se apuntó a que la obra precisaba la autorización ambiental del ministerio, a lo que la comuna ya respondió en diciembre que no está de acuerdo con esa postura según la normativa vigente.

Diario EL PAIS -Montevideo - URUGUAY - 27 Febrero 2025