COP30: resiliencia y desarrollo sostenible
Mientras el mundo se prepara para la COP30 en Belém, América Latina y el Caribe se encuentran en una encrucijada. Nuestra región es rica en recursos naturales, pero también es una de las más vulnerables a los crecientes impactos de los desastres naturales. Huracanes, inundaciones y sequías golpean a los países con tal frecuencia que generan pérdidas de aproximadamente 1,2 millón de dólares por hora.
La urgencia es evidente. Pero también la oportunidad. Invertir en desarrollo y resiliencia genera empleo y crea condiciones para atraer capital privado.
Los países en desarrollo -exceptuando China- necesitan 1,3 billón de dólares por año para invertir en desarrollo resiliente. Los compromisos del sector público cubren apenas 300 mil millones. El resto debe provenir del sector privado.
El dinero existe. Los inversionistas globales gestionan más de 100 billones de dólares, pero solo el 2% llega a las economías en desarrollo. El problema es que la mayoría de los proyectos locales son demasiado pequeños, no cuentan con calificación de riesgo y están denominados en moneda local. Los inversionistas institucionales requieren proyectos de mayor escala, en moneda fuerte y con grado de inversión. Los recursos públicos están limitados por altos niveles de deuda y costos elevados de financiamiento.
Nuestro mensaje para la COP30 es claro: cerrar la brecha de financiamiento requiere asociaciones, innovación e impacto medible. También exige apoyar las prioridades de cada país -a través de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, según sus siglas en inglés)- involucrando a gobiernos, inversionistas y sociedad en una misión compartida.
El Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID) actúa como puente entre el capital global y las prioridades locales, entre las políticas públicas y la inversión privada, entre la ambición y la innovación, en beneficio de los países y comunidades de América Latina y el Caribe.
Un ejemplo es ReInvest+, nuestra plataforma para movilizar capital privado a gran escala. Carteras de préstamos locales con buen desempeño se convertirán en títulos negociables con grado de inversión en moneda fuerte, desbloqueando el acceso a inversionistas institucionales. Los bancos locales, a su vez, se comprometerán a reinvertir los recursos en proyectos de desarrollo alineados con las prioridades nacionales. Este modelo genera escala al cambiar la dirección del financiamiento: los proyectos deben llegar a donde está el dinero.
También estamos innovando al expandir Eco Invest Brasil mediante FX EDGE y lanzando Colabora Capital -iniciativas que mitigan el riesgo cambiario, reducen los costos de financiamiento y aumentan el flujo de capital hacia la región. Ya hemos probado algunos de estos modelos. Solo Eco Invest -una alianza entre Brasil, Reino Unido y el Grupo BID- ha movilizado 13,2 mil millones de dólares para energía renovable, bioeconomía, agricultura regenerativa e infraestructura resiliente. Y a través de nuestras asociaciones, seguimos innovando rumbo a la COP30.
Sin embargo, aumentar el financiamiento privado para la resiliencia también requiere esfuerzos públicos mediante reformas económicas. A través de los programas Preparados y Resilientes en las Américas, FIRRe y BID CLIMA, estamos incorporando la resiliencia en las políticas públicas y en las inversiones en infraestructura. Hay varios ejemplos, como el proyecto en Pará que protege decenas de escuelas de las altas temperaturas, o la Facilidad Multi-garantia de Deuda por Resiliencia del Caribe, que abre espacio fiscal para inversiones en naturaleza y clima.
Desde la presidencia de los Líderes Climáticos de los Bancos Multilaterales de Desarrollo (BMD), el Grupo BID promueve un enfoque colectivo. En 2024, los BMD financiaron directamente o movilizaron 118 mil millones de dólares en países en desarrollo, duplicando el financiamiento para resiliencia.
Y Belém es el lugar ideal para conectar clima, naturaleza y desarrollo. Junto con el Banco Europeo de Inversiones y otros BMD, estamos desarrollando el Marco de Belém para el Financiamiento de la Naturaleza -seleccionando indicadores, promoviendo la transparencia y ampliando la escala del financiamiento para la biodiversidad.
A través de nuestro programa regional Amazonía Siempre, en favor del desarrollo sostenible en la región amazónica, estamos promoviendo esta conexión entre clima, naturaleza y desarrollo -con más financiamiento y un enfoque en las comunidades. Entre 2023 y 2025, los recursos se multiplicaron por cinco, alcanzando los 6,5 mil millones de dólares, incluyendo 1,2 mil millones movilizados de socios.
Los próximos pasos de Amazonía Siempre incluyen bonos amazónicos, nuevas iniciativas con el BNDES, avances en asociaciones público-privadas para la restauración forestal y una plataforma financiera para movilizar capital hacia proyectos sostenibles. También estamos creando el instrumento financiero de Amazonía Siempre, que movilizará más de mil millones de dólares para energía limpia, seguridad hídrica y desarrollo inclusivo.
Nuestra ambición colectiva es clara: debemos llevar los proyectos a donde está el dinero -y asignar el dinero donde más se necesita, promoviendo condiciones favorables para la implementación de políticas. En la COP30 en Belém, en el corazón de la Amazonía, tenemos la oportunidad de ofrecer un futuro más sostenible y resiliente.
*Presidente del Grupo BID
