José Ignacio: Tras más de un mes sin actividad la boya petrolera está lista para reanudar operaciones
Si las condiciones de mar lo permiten, la autoridad naval ordenará en las próximas horas al capitán del tanquero “Marathon” levantar anclas de la zona de servicios y dirigirse a la boya para descargar un millón de barriles de crudo. Las pruebas de presión realizadas en las últimas horas en el PLEM (Pipeline End Manifold) arrojaron resultados satisfactorios, lo que allana el camino para que la operación comience, según informó el diario Correo de punta del Este.
La crisis se desató el pasado 3 de agosto durante una descarga rutinaria. Un vertido de crudo alertó a los operarios, quienes detuvieron inmediatamente el proceso. "Iniciamos la descarga, sentimos el olor a crudo, detuvimos la descarga inmediatamente. Hicimos flushing con agua", relató un funcionario de ANCAP. El incidente reveló una avería en el PLEM, una pieza clave del sistema submarino que conecta la boya con los oleoductos terrestres.
Desde entonces, un equipo de ingenieros y buzos de ANCAP trabajó intensamente para identificar y reparar el daño. Las pruebas de presión, realizadas con agua y en presencia de empresas especializadas en respuesta a derrames (OSRO), descartaron problemas en las líneas submarinas. "Las pruebas de presión se hacen siempre, previo a cada descarga. Además, las descargas se hacen en presencia de una empresa OSRO, que actúa inmediatamente en caso de un mínimo derrame", explicó el funcionario, enfatizando el protocolo de seguridad que brinda tranquilidad a la población. La detección del fallo fue un desafío técnico. Los buzos e ANCAP y de la Armada bajaron al fondo marino, operando al tacto y al oído debido a la escasa visibilidad causada por sedimentos del Río de la Plata. "Detectamos que el problema podía estar dentro del PLEM, en la conexión con la tubería a tierra, cerca de la brida. Era un fallo de unos cinco milímetros en la parte inferior del caño", detalló. Las posibles causas de la fisura incluyen fatiga de materiales o una sumatoria de factores, aunque un análisis detallado por el departamento de inspección técnica de ANCAP aún está en curso.
La solución temporal involucró la colocación de un "zuncho" o camisa externa abulonada alrededor del caño dañado. Inicialmente, se intentó con polietileno de alta densidad, pero falló en pruebas posteriores. "Lo apretamos, hicimos prueba de presión. Aparentemente no teníamos problema, pero volvimos a sentir olor", contó. Se recurrió entonces a herramientas especializadas, adaptadas localmente y complementadas por expertos chilenos seleccionados tras evaluar varias empresas internacionales. "Le dimos importancia a que tuvieran trabajos similares probados. Armamos un comité de ingenieros para evaluar", agregó. El proceso fue arduo: por cada día de trabajo efectivo, se requerían tres días calendario debido a las condiciones del mar, la visibilidad limitada (a veces solo 10 cm) y la necesidad de seguridad para los buzos, quienes operan con oxígeno suministrado desde superficie. "Se trabaja en condiciones muy complicadas. Por cada día de trabajo, son tres días calendario en promedio", señaló. Retirar el recubrimiento tricapa del caño tomó días, como un "trabajo de cirujano" para no dañar la tubería. Una vez instalado el zuncho, se realizaron múltiples pruebas de presión durante tres días, culminando con una inspección final por un buzo de ANCAP. "No encontró nada anormal", confirmó. Esto permitió convocar al "Marathon", que espera en la zona de servicio y fondeo contigua a Zona Delta desde el incidente.
Más allá de la resolución inmediata, el directorio de ANCAP evalúa adelantar la licitación para reemplazar el PLEM, prevista originalmente para 2027. "Ya estábamos trabajando en el pliego, pero esto acelera el proceso. El PLEM debe durar 20-30 años y requiere cumplir normas internacionales", indicó. La boya actual, cambiada en 2014, está dentro de su vida útil, pero el incidente subraya la necesidad de mantenimiento proactivo. Otros componentes, como los manguerotes submarinos, se cambian regularmente, y los oleoductos de 3.600 metros fueron inspeccionados en marzo de 2024 con una "herramienta inteligente" tipo torpedo que mide espesores. "Todo estaba bien; se revisa cada cinco años", aseguró el mismo funcionario. Actualmente, se licitan repuestos para las seis cadenas de anclaje de 80 toneladas cada una y buzos realizan inspecciones regulares, incluso sin tanqueros presentes, como parte de un plan sistemático. "Estamos metiendo 14-16 horas diarias. Es un trabajo a conciencia", concluyó el funcionario.
Fuentes de ANCAP indicaron que, de no surgir imprevistos, la descarga podría completarse en los próximos días.