porlandAncap busca parar el "desangre" del portland y volver a ganar en 15 años: las inversiones y los detalles del nuevo plan

El plan de Ancap prevé concentrar la producción de clínker en la planta de Minas, redefinir el rol de Paysandú y avanzar en una hoja de ruta de largo plazo, con inversiones por US$ 26 millones en los próximos tres años, enfocadas exclusivamente en el mercado local.Ancap presentó esta semana un nuevo plan de acción para el negocio del cemento portland, una unidad históricamente deficitaria que acumula resultados negativos por algo más de US$ 800 millones desde el año 2000.

En un contexto de fuerte competencia, sobrecapacidad instalada y baja utilización de las plantas, la estrategia oficial apunta a detener las pérdidas en el corto plazo, mejorar gradualmente el resultado operativo y, en el largo plazo, volver a niveles de rentabilidad, a partir de un reordenamiento productivo y organizacional del negocio.

La presidenta de Ancap, Cecilia San Román, expuso el plan en la Comisión de Industria de la Cámara de Diputados, a partir de un diagnóstico crítico sobre el estado actual de las plantas.

A partir de ese análisis, se definió una orientación clara. Según la presidenta del ente, “la línea de trabajo va a orientarse a potenciar la operación de la planta de Minas, con el objetivo de producir la totalidad del clínker, manteniendo la molienda en ambas plantas”. La estrategia apunta a concentrar la producción principal en la unidad con mejores condiciones técnicas y económicas.

La planta de Minas es la de mayor capacidad y la única capaz de abastecer la totalidad del mercado actual de Ancap, que oscila entre 252 y 279 mil toneladas anuales, con potencial de alcanzar entre 280 y 350 mil toneladas según los días de operación. Además, presenta ventajas logísticas relevantes: está más cerca del centro de consumo y cuenta con un yacimiento contiguo, lo que reduce significativamente los costos de flete y abastecimiento, explicó según la versión taquigráfica de la sesión.

Paysandú, con una capacidad de 200 mil toneladas, no alcanza por sí sola para sostener la participación de mercado de la empresa. En ese marco, el plan oficial establece centralizar la producción de clínker en Minas, mientras que la planta de Paysandú no cerrará formalmente, pero dejará de operar como fábrica: su horno será apagado y quedará como respaldo, y la planta pasará a cumplir funciones logísticas y de procesos específicos —como molienda, formulación y embolsado— para abastecer al norte del país.

Un plan de inversiones para sostener la operación
El plan de inversiones prioriza la seguridad, el cumplimiento ambiental y la continuidad operativa. En la planta de Minas se concentrará el mayor esfuerzo inversor, con foco en la automatización de los molinos y en el desarrollo de combustibles alternativos, aprovechando la capacidad de Ancap para avanzar en un esquema de economía circular. La propuesta consiste en reutilizar residuos con alto poder energético generados en otras plantas del ente como combustibles, reduciendo costos de producción y el impacto ambiental.

El plan contempla un esfuerzo inversor cercano a los US$ 30 millones en los primeros tres años, de los cuales US$ 26 millones se utilizan como base para el análisis de rentabilidad del proyecto.

Para 2026 se proyecta una inversión de US$ 5 millones, dentro de un presupuesto global de inversiones de Ancap estimado en US$ 40 millones para ese año, financiada parcialmente mediante el redireccionamiento de recursos del programa de energía hacia el negocio del pórtland, por unos US$ 2 millones.

En el segundo y tercer año se prevén inversiones de US$ 12 millones en cada período, con el objetivo de mantener las instalaciones en condiciones mínimas de operación y asegurar la continuidad del negocio.

Horizonte de largo plazo
San Román explicó que se trata de un plan concebido a largo plazo. La inversión considerada se evalúa sobre un horizonte de 15 años. En ese período, la rentabilidad estimada alcanza los US$ 48 millones, en función de los flujos proyectados.

Asimismo, indicó que esos flujos permitirían cubrir la inversión realizada y acompañar una mejora gradual del resultado operativo del negocio, que actualmente presenta un déficit cercano a US$ 18 millones y que, según las proyecciones, podría ubicarse en torno a US$ 5 millones en un plazo aproximado de seis años.

En la misma línea, la ministra de Industria, Energía y Minería, Fernanda Cardona, enmarcó el plan en una estrategia con dos tiempos bien definidos. A corto plazo, el objetivo del plan de acción previsto para 2026 es claro: “parar el desangre; parar las pérdidas del pórtland”, mejorar la eficiencia y aumentar sustancialmente los días operativos. A mediano y largo plazo, Cardona señaló que la meta es recuperar en el quinquenio niveles similares a los de 2019 y “a quince años, volver a tener ganancias”.

Reorganización del negocio
El plan incluye una reorganización y reconfiguración del negocio, con la redistribución de los procesos productivos entre las plantas y una gestión integral de los recursos. Se propone dejar de administrar cada planta como una unidad aislada y pasar a considerar el portland como una única unidad de negocios dentro de Ancap.

Esto implica la creación de un Área de Gestión de Activos que concentre la ingeniería y el mantenimiento, evite la duplicación de perfiles, planifique inversiones y estandarice procedimientos. La nueva estructura prevé una unidad central de doce técnicos, integrada por ingenieros y especialistas, con trabajo coordinado —en parte remoto— para ambas plantas.

En ese marco, San Román ilustró la situación actual con un ejemplo concreto: “El jefe de mantenimiento de la planta de Minas —y esto es para acercarlos a la realidad de cada planta— es un muchacho que no tiene formación. La verdad es bastante doloroso que cada vez que se rompe algo, Bruno venga a decirme: ‘Disculpas, no tengo los conocimientos’. Viene a pedir disculpas porque, en realidad, fue quedando para cubrir una función para la cual no estaba preparado”, dijo.

Competencia fuerte y costos que no cierran
Ancap cuenta con dos plantas de producción de cemento: Minas y Paysandú. Desde el año 2000, el portland acumula pérdidas estimadas en unos US$ 800 millones, considerando resultados operativos y pérdida de valor de inversiones.

Las capacidades instaladas de las plantas —200.000 toneladas en Paysandú y 240.000 en Minas, calculadas sobre 250 días de operación— se ubican por debajo de los estándares regionales, que requieren alrededor de 330 días al año. En 2024, Minas operó 142 días y Paysandú 103, lo que explica en parte los elevados costos unitarios, al diluirse los costos fijos en un menor volumen de producción.

En ese contexto, el ingreso promedio por tonelada fue de $ 4.340, mientras que el costo de producción fue de al menos $ 7.514 en Minas, llegando a $ 9.781 en Paysandú.

Al cierre de 2024, el mercado nacional del cemento presentaba una fuerte competencia. Cementos Artigas lideraba con el 42% del market share, seguido por Ancap con el 33%, Cielo Azul con el 18% y Cimsa (Charrúa) con el 7%. Aunque Ancap conserva cerca de un tercio del mercado y una reputación sólida por la calidad de su cemento, vende a precios de mercado para mantenerse competitiva.

En conjunto, el mercado nacional cuenta con una capacidad instalada de 1.900.000 toneladas anuales, frente a una demanda de apenas 800.000 toneladas, lo que implica que el sector opera, en promedio, con solo un 50 % de utilización.

En términos de empleo, el negocio cementero de Ancap involucra a cerca de 400 trabajadores, considerando plantas industriales, logística y administración.

Un mercado regional cerrado para el portland de Ancap
El análisis del mercado regional del cemento portland muestra que, si bien Uruguay cuenta con cerca de un 50% de capacidad ociosa que podría destinarse a la exportación, en la práctica no existen oportunidades sostenidas en los países vecinos.

Brasil cuenta con 93 plantas cementeras y se autoabastece plenamente. Además, también presenta capacidad ociosa. En la región limítrofe con Uruguay existen plantas instaladas, y la principal empresa del sector, Votorantim, es la misma que controla Cementos Artigas, lo que hace improbable un comercio regional desde Ancap hacia ese mercado.

Argentina presenta una situación similar: tiene 15 plantas distribuidas en su territorio, se autoabastece, no importa ni exporta cemento y opera con altos niveles de capacidad ociosa.

Paraguay fue considerado como una posible salida exportadora, especialmente a partir de proyectos privados instalados en Uruguay con ese objetivo como Cielo Azul. Sin embargo, la construcción de una nueva planta cementera de gran capacidad desde 2020 generó excedentes internos, reduciendo drásticamente las importaciones y dejando al país guaraní con capacidad ociosa suficiente para su propio abastecimiento.

En síntesis, el contexto regional muestra mercados autoabastecidos y con sobrecapacidad instalada, lo que vuelve inviable una estrategia de exportación sostenida del cemento portland uruguayo y refuerza la decisión de concentrar el plan de acción en el mercado nacional, se explicó.

Diario EL OBSERVADOR -Montevideo - URUGUAY - 19 Diciembre 2025