Se complicó
El panorama ganadero está sacudido por el anuncio de la compra de 3 frigoríficos de Marfrig por Minerva y no hay lluvia que pueda limpiar el nerviosismo. Por si fuera poco, caen los precios y el dólar.Siguen acumulándose lluvias, en lo que promete ser un trimestre con mucha agua, bienvenida para recomponer los niveles de represas y cauces.
El retorno de las lluvias es especialmente bueno para la producción ganadera, que seguramente tendrá un ciclo productivo de primavera excelente.Después de varios años de sequía -particularmente el último- con una afectación muy seria en los niveles de las pasturas, todo indica que vamos camino a una recomposición de la oferta forrajera, tanto del campo natural como de las pasturas sembradas.
El escenario debería tener un impacto positivo en el ánimo de los productores, y en el ambiente de negocios ganaderos. Sin embargo, el reciente anuncio del grupo brasileño Minerva sobre la compra de 16 plantas de faena a Marfrig en toda la región -incluyendo 3 en Uruguay- ha generado una preocupación generalizada en productores, autoridades y otros frigoríficos. En pocas horas se desplegó un aluvión de opiniones y posiciones, que llegaron hasta Presidencia de la República. El Presidente Lacalle Pou ha reafirmado que se aplicará el marco legal, pero muchos piden una decisión política que frene el negocio tal como está planteado, asunto muy delicado.
Preguntas y respuestas.
En nuestro enfoque queremos aportar algunas preguntas y respuestas. En primer lugar: ¿cómo está funcionando la cadena cárnica? Lo está haciendo bien, desde hace años; con problemas y situaciones difíciles, por supuesto, pero en lo fundamental, la cadena de comercialización de carne ha logrado captar y transmitir al productor el valor que se consigue en el mercado global. Esto se comprueba al ver la evolución de los precios a lo largo de toda esa cadena (gráfica), y al recorrer los distintos episodios en los que los mercados han arbitrado a distinto nivel. En la base de producción, por ejemplo, la exportación en pie se expande cuando los precios locales quedan abajo, estrechando márgenes de la invernada y la industria, en beneficio de la cría.
Las exportaciones en pie se liberaron en los años 90, pero -como casi todo en economía- hay que esperar un tiempo prudencial para evaluar las medidas. Aquella, con el resto de las medidas de liberalización de mercado de esos años, resultó en una mejora en el funcionamiento de la cadena cárnica y en la calidad de los productos.
En el consumo, la posibilidad de importar carne es clave, también, para arbitrar con los precios de los proveedores locales. Manteniéndose entre los mayores consumidores del mundo de carne vacuna, en kilos per cápita, a los uruguayos ya no les sorprende que en góndolas de supermercado y carnicerías aparezcan cortes brasileños o paraguayos, algo impensado en otras épocas. De no ocurrir esto, en ciertos momentos el encarecimiento de la carne habría sido drástico. Con las importaciones, los productores e industrias tienen competencia, y los consumidores tienen opciones.
Por otra parte, ¿qué impacto ha tenido la presencia de los grupos frigoríficos brasileños? Marfrig, Minerva y en su momento JBS, están en la industria frigorífica uruguaya hace años, compitiendo duramente con otras empresas, locales y externas. Hay coincidencia en que han tenido más virtudes que defectos. Para empezar, cumplimiento y continuidad de negocios (el contraste es claro con lo que ha sucedido con el grupo chino que está en problemas). Los grandes grupos brasileños aportan dinámica comercial y capacidad de respuesta a la demanda externa. Y han hecho inversiones relevantes para el negocio. La salud de un sector se expresa también por la calidad de las empresas que lo componen; así como aún lamentamos la salida de NH Foods, la presencia de los grupos norteños ha sumado más que restar.
Tercera pregunta. La compra anunciada ¿conlleva riesgos de concentración y afectación de la libre competencia? La respuesta es positiva. De concretarse la operación como está, el grupo Minerva quedaría (en principio) con más del 40% de la faena; de los 10 principales frigoríficos 7 estarían en el grupo y la concentración en los negocios de exportación superaría el 60%.
Según nuestro análisis, el riesgo mayor lo enfrentan el resto de los frigoríficos y por razones que se comentan poco. En economía estratégica, las posiciones dominantes pueden darse tanto en la venta (tendencia al monopolio) como en la compra (tendencia al monopsonio). En el caso que nos ocupa, si Minerva concreta el negocio, es una posibilidad (no una certeza) que en ciertas circunstancias eleve los precios de compra más allá del equilibrio razonable de mercado, afectando a competidores de menor porte y menor espalda financiera.
Para los productores también hay riesgo de una posición dominante que -por el contrario- lleve los precios por debajo de lo que el mercado pauta. Para los intermediarios también hay riesgos en este plano. Lo interesante es que el riesgo potencial anterior compensa, se contrapone con éste que describimos.
Hay que mencionar que las barreras a la entrada en este sector son relativamente bajas (en la industria frigorífica entran y salen actores con bastante fluidez) aunque han sido pocas las nuevas plantas, construidas desde cero (el único de alto porte ha sido BPU). A su vez, las economías de escala en la industria frigorífica no son tan grandes como en la celulosa, la molinería y otras. En cualquier caso, las alternativas no se construyen de un día para el otro y la concentración resultante de concretarse el negocio es fuerte.
El siguiente asunto es plantear si hay atenuantes de los eventuales riesgos. La respuesta también es positiva y hay dos que veo como más relevantes. Por un lado el rol del propio INAC. Hay muy pocos sectores en la economía uruguaya que tengan tanta información sobre su funcionamiento y sean tan transparentes en los precios y transacciones como el sector cárnico. El INAC registra prácticamente todos los negocios en el mercado de exportación y casi todos en el mercado local, incluyendo precios volúmenes e información por empresa; de tal manera que -en algunas oportunidades- los propios industriales frigoríficos han demandado que se acote esa información, pues competidores externos se valen de ella. Si la operación se concreta, Minerva también concentraría mucha información propia (obviamente, para uso propio) y la efectividad del propio INAC podría mermar, pero esto no desmerece el argumento anterior; para el sano funcionamiento de la cadena, INAC ha sido esencial.
Finalmente, el otro atenuante o herramienta de balance ante una eventual concentración como la planteada, es la propia legislación de defensa de la competencia, con el rol asignado a la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia. País contradictorio si los hay, con varios monopolios estatales, Uruguay tiene sin embargo un marco legal que valora la competencia y la promueve. La Comisión tiene autoridad para frenar ciertos negocios si considera que hay argumentos (como lo hizo recientemente en el sector de supermercados).
Someramente, la Comisión puede frenar el negocio en su totalidad, darle luz verde o establecer una autorización condicionada, por ejemplo que en lugar de 3 sean menos los frigoríficos comprados. Todos miran con atención los argumentos que se plantearon recientemente en la compra de BPU por Minerva, que fue autorizada, aunque el escenario ahora es distinto.
Desde los principios de libre empresa y libre comercio, siempre es cuestionable objetar las transacciones libres entre los empresarios, tanto en compraventas de productos como de capital, incluyendo las propias empresas. Sin embargo, desde los tiempos de las políticas anti trust en EEUU, los países han incorporado cada vez con más frecuencia leyes para intervenir en determinadas situaciones, precisamente en aras de preservar la competencia. Si se discrepa con esto, habrá que cambiar la ley; mientras, debe ser aplicada.
Coincidencias.
El “sacudón” frigorífico coincide con un escenario de precios en caída, por la retracción de la demanda China y la baja en los precios en Brasil, entre otros elementos. Además, el retraso cambiario no tiene miras de solucionarse en lo inmediato, todo lo cual hace caer el valor real del novillo (gráfica). Por todo esto, la ganadería transita momentos de comprensible incertidumbre y habrá que estar muy atento a las señales a todo nivel. Fue, es y -seguramente- seguirá siendo un sector clave en la economía.