Cuidemos nuestro campo natural
Carlos María Uriarte y el campo natural: "Los uruguayos tenemos una deuda grande, profunda y prolongada con este ecosistema que nos acoge, y nos da los recursos para la supervivencia".Los uruguayos estamos asentados en una de las áreas de pastizales más grande, rica y biodiversa del mundo. El denominado Bioma Pampa.
POR CARLOS MARÍA URIARTE
Nuestro Campo Natural es parte de ese Bioma Pampa, y es el mayor ecosistema natural que el país tiene.
A pesar de que gran parte de la economía nacional se basa en él, en las últimas décadas su área ha venido en constante disminución, con la consecuente pérdida de especies, no solo de pasturas, sino también de aves de los pastizales, polinizadores, entre otros integrantes de este ecosistema.
Hace no mucho, el 80% de la ganadería se hacía sobre campo natural, ahora esa cifra es cercana al 50%.
Nuestro Campo Natural además de su importancia en la generación de recursos para todos los orientales, ofrece un hábitat crítico para la vida silvestre, filtra el agua y mantiene el carbono confinado en el suelo, y es reserva de una rica biodiversidad.
Ha sido el hogar y ha brindado sustento a las familias ganaderas orientales durante muchas generaciones.
Esa pertenencia ha moldeado no solo la economía del país, sino también algunos de sus rasgos culturales más marcados, y podría afirmarse que hay un ser y un sentir oriental, o uruguayo, marcado profundamente por esa penillanura suavemente ondulada, poblada por cientos de especies de gramíneas diferentes, y un sinnúmero de especies animales asociadas, especialmente aves.
Por eso es imperioso que hoy mismo hagamos los máximos esfuerzos para preservar este ecosistema.
Existen propuestas en este sentido impulsadas por los productores para conservar estos entornos que hoy están en peligro, basadas en impulsar la protección y restauración voluntaria de los ecosistemas de pastizales, a través de incentivos.
La defensa y promoción del Campo Natural debe necesariamente buscar el equilibrio con todos los modos de producción agropecuarios.
Tal cual se hizo con el monte nativo, debemos revertir la actual situación, promoviendo herramientas para preservar y restaurar nuestro Campo Natural para futuras generaciones.
Hasta ahora, los pastizales rara vez figuran en las agendas internacionales. Solo el 10% de los planes climáticos nacionales o NDC (como parte del Acuerdo Climático de París) incluyen referencias a pastizales; comparativamente el 70% incluye referencias a los bosques.
Aunque se sabe que los pastizales naturales y la actividad pastoril asociada a los mismos, juegan un rol clave en el almacenamiento de carbono, proporcionar hábitat para la diversidad de la vida silvestre y la naturaleza, y sustentar los ríos y humedales más grandes del mundo.
Parte de la razón por la que han sido subvalorados es la falta de datos definitivos sobre su extensión y valor.
Hasta la fecha, el 12% de los pastizales del mundo están designados como áreas protegidas. Pero gran parte del resto están amenazados por la escalada de la conversión anárquica, en particular hacia tierras de cultivo y forestación. En los últimos tres siglos más del 60% de las tierras silvestres y bosques se han transformado, un área más grande que América del Norte, y un área aproximadamente del tamaño de Australia (7,45 millones de km2) se utiliza ahora para producir cultivos.
Son los mercados, el flujo de inversiones, las oportunidades, los progresos en infraestructura quienes condicionan en mayor medida estas decisiones, muchas veces privilegiando el presente, pero comprometiendo un futuro en el que próximas generaciones deberán vivir de estos mismos recursos.
Los uruguayos tenemos una deuda grande, profunda y prolongada con este ecosistema que nos acoge, y nos da los recursos para la supervivencia.
Hemos sido ejemplo para el mundo en la preservación del monte nativo, pero no podemos arriesgar a no poder seguir siéndolo con respecto al uso del Campo Natural. Característica que aún hoy nos diferencia e identifica a nivel mundial.
Nuestro Campo Natural es nuestro Amazonas.
La situación actual está en un límite que no deberíamos sobrepasar, en cuanto a los riesgos de pérdida del ecosistema, sus beneficios y servicios asociados. A partir de estas constataciones mucho se podrá discutir, analizar, legislar, y muchos intereses opuestos habrá que contemplar para revertir esas amenazas.
Estamos en un mundo que cada vez le pone más valor al ambiente y que es ávido de consumir historias identitarias auténticas.
Nosotros la tenemos, y estamos amenazando a perderla por miopía, desidia, o negarnos a replantearnos algunas opciones de desarrollo tomadas en otros momentos históricos bien diferentes, por cierto.
Debemos promover la reflexión acerca de la importancia que tiene el Campo Natural para la sociedad uruguaya, la significación del mismo en la economía y la cultura uruguaya, y la necesidad de revalorizar y proteger este ecosistema de las amenazas que ponen en riesgo su continuidad en la provisión de servicios estratégicos para el desarrollo sostenible de la nación.
Defender el Campo Natural no significa un beneficio para ningún sector en particular, sino para la sociedad y la humanidad toda.
Por eso, la gestión y el uso del Campo Natural debe abordarse al más alto nivel con la mayor responsabilidad posible.
(*): ingeniero agrónomo, productor agropecuario, expresidente de la Federación Rural (FR) y exministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP)
Diario EL OBSERVADOR -Montevideo - URUGUAY - 30 Octubre 2023