muyo1Munyo: “El gobierno va a tener que ampliar el presupuesto para responder a las transferencias sociales”

El economista planteó que el Poder Ejecutivo debe acelerar su agenda de cambios si quiere atraer más inversiones privadas, clave para sostener sus metas; sugirió reducir tarifas y mejorar incentivos tributarios.El partido económico del país se juega en que vengan más inversiones privadas y hoy no están dadas las condiciones para que ello ocurra.

El país está (y seguirá) caro en dólares y se requiere una agenda de reformas y respuestas más aceleradas del gobierno para promover el arribo de capitales como una reducción inmediata de las tarifas públicas. Otro de los temas que preocupa es que el presupuesto previsto por el gobierno para las transferencias sociales no alcanzará. “Va a haber que gastar más, va a haber que rascar más”, consideró el director ejecutivo del Centro de Estudios sobre Realidad Económica y Social de Uruguay (Ceres), Ignacio Munyo, este miércoles, en la conferencia Perspectivas económicas de Uruguay– dónde se juega el partido.

De esta manera se hizo eco de las recomendaciones del FMI de que “no es momento de austeridad”.

“Va a haber que gastar más” , dijo Munyo.

Ceres calcula que 64% de la gente que vive en los asentamientos no es considerada pobre por el Estado, en la medida en que el concepto oficial de pobreza se basa en los ingresos, y debería haber medición de otras variables más vinculadas a la calidad de vida y a las oportunidades de futuro laboral. Esto elevaría la cifra de unas 300 mil personas a 500 mil. De ahí la importancia de incrementar el presupuesto de las transferencias sociales.

Los supuestos del Presupuesto
Sobre la meta de reducir el déficit fiscal a 2,5% del PIB para 2024 con una economía creciendo a 2,3% promedio durante el quinquenio –como presentó el equipo económico–, Munyo consideró que resulta ambiciosa y requiere que se aceleren los cambios previstos en la agenda de gobierno para no repetir los desvíos sistemáticos en las dos administraciones de Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) y la de José Mujica (2010-2015).

Como aspectos a favor para el país destacó un contexto con un crudo que se mantendría en niveles bajos, en un eje de US$ 50 el barril, así como cierto repunte en otros commodities relevantes para el país, además de un contexto de tasas de interés nulas a nivel global. Sin embargo, el encarecimiento en dólares que tiene el país y su mantenimiento durante el próximo quinquenio es una barrera para el arribo de nuevas inversiones privadas. "El contexto externo puede ayudar, pero no alcanza", advirtió.

“Es mucho más difícil atraer la inversión cuando se es caro. Por lo tanto, hay que hacer una apuesta por la calidad de la producción y en su colocación”, dijo Munyo.

A su entender, hay que reducir costos no esenciales en la producción de calidad en todos los rubros (incluyendo el audiovisual, que tiene potencial) y abordar de frente temas de reforma profunda postergadas, como la reducción de aranceles, la reducción de costos en procedimientos para exportar (que son ocho veces más caros que en los países avanzados), mejorar aspectos críticos en la reglamentación laboral “para que no conspiren contra el empleo y la productividad” y, en especial, atraer inversiones.

Tarifas e inversiones
Ceres puso el foco en que el PBI de Uruguay creció por la nueva planta de celulosa (una única inversión grande) y que, por ende, hay que generar condiciones para atraer nuevas inversiones. “Ahí se juega el crecimiento económico, ahí se juega el partido”, enfatizó el director ejecutivo de Ceres.

Las inversiones más altas durante los últimos gobiernos se dieron en los años 2012, 2013 y 2014, con picos de entre 18% y 20%, pero no sostenibles. Actualmente, el gobierno de Lacalle Pou prevé entre 13% y 14% de inversiones, con el punto de tensión en ir más allá de las plantas de celulosa.

¿Cómo lograrlo? Superando la barrera de que Uruguay nunca estuvo tan caro en relación con Argentina y Brasil al mismo tiempo, como ahora. Los impuestos, los salarios, los combustibles y demás precios para producir, subieron más que el dólar. Uruguay está en el 15% de los países con mayor inflación del mundo.

Este es un punto delicado a nivel de políticas y ajustes, dado que pasar a abaratamientos repentinos sería nefasto, según Munyo. “Eso significaría que somos más pobres”, agregó.
El planteo es bajar los costos internos, corregir diferencias con los precios de Argentina y Brasil, evitar subsidios cruzados, empoderar a algunos reguladores para que definan los precios de Ancap, promover las inversiones con incentivos específicos.

Algunas de estas iniciativas están contempladas en la ley de Urgente Consideración (LUC), pero no son de fácil implementación. Como ejemplo, Munyo citó como avance los cambios de la LUC, en materia de precios de combustibles y energía eléctrica, pero que para llegar a la implementación llevaría mucha “discusión política”. En ese sentido, consideró como poco probable llegar a un consenso para fijar un precio de paridad de importación como deberá definir la Ursea desde 2021 porque hay demasiadas variables a tener en cuenta. El economista planteó como salida directamente reducir las tarifas de los combustibles y luego definir cómo se llega a ese valor de paridad de importación que deberá tener Ancap para vender sus combustibles.

Otro de los puntos donde Munyo planteó ciertos reparos fue en los recientes ajustes que realizó el MEF sobre el decreto reglamentario para la promoción de inversiones. A su entender, sigue lejos de la realidad de las pequeñas empresas que no entran en el andamiaje público para acceder a la reducción de impuestos en los hechos. Además, indicó que no previó ningún mecanismo de compensación para aquellas empresas que hoy no generan renta y consideró que se podría dar algún estímulo dando créditos fiscales para el pago de aportes patronales, por ejemplo. Otra idea que planteó el director de Ceres fue que las empresas (que hoy no tienen rentabilidad) también reciban algún tipo de compensación tributaria por el sobrecosto que deben pagar por las tarifas de los combustibles o la energía eléctrica.
En un escenario internacional en el que se está dando una brutal automatización de las industrias, Uruguay también tiene el desafío de seguir el ritmo y para ello se requiere una revisión de sus leyes laborales. En ese sentido, planteó regular con "cuidado" el teletrabajo (el Parlamento tiene en consideración un proyecto de ley), revistar la regulación de incentivos, así como el régimen de horas extras y redistribución de horas en la semana. También consideró que se deben actualizar las categorías laborales que tiene el Ministerio de Trabajo para negociar en los Consejos de Salarios, además de promover acuerdos salariales donde prime la empresa sobre la rama de actividad.

Existen otras regulaciones que afectan a la inversión extranjera directa y que tienen que ver con la burocracia. Están el registro de propiedades, que es mucho más complejo que en otros países, con todo lo que significa en términos de tiempos, costos asociados y desestímulo a los interesados.

Caro pero de alta calidad
Munyo resumió su ponencia en estos conceptos:
El encarecimiento relativo afecta negativamente el desarrollo de los países.
La suba del dólar es un subsidio a cuenta de la imposibilidad de realizar las reformas necesarias para bajar las barreras que perjudican la competitividad.
La devaluación tiene costos altos y fue descartada por el gobierno.
El contexto externo puede ayudar, pero no alcanza.
La competitividad actual es baja, lo que se debe mejorar para captar la inversión.
Uruguay tiene que generar las condiciones para poder reducir los costos que no diferencian al producto y así apostar a la producción de calidad.

Diario EL OBSERVADOR -Montevideo -URUGUAY - 21 Octubre 2020