contenedores1Pequeños brotes verdes

Con la primavera, la economía va mostrando algunos signos de recuperación.Diversos indicadores apuntan a que lo peor del segundo trimestre ha quedado atrás y la actividad económica va cuesta arriba. El índice Líder de Ceres dio un crecimiento por tercer mes consecutivo y ello es materia sólida para señalar que el PIB crecerá en este tercer trimestre y probablemente en el cuarto.

El negro panorama de fin de marzo, abril y mayo parece haber quedado atrás en la medida en que no haya un rebrote de casos positivos de covid-19 que obligue al gobierno a cerrar actividades fundamentales que se fueron abriendo paulatinamente y con prudencia. Pero las tres perillas a las que hacía referencia el presidente Lacalle hace unos meses (la sanitaria, la económica y la social) siguen allí y pueden ir para adelante o para atrás. Para adelante todo lo posible, para atrás todo lo necesario.

Hasta ahora no ha sido necesario ir para atrás y se han podido capear las consecuencias de eventos como la Noche de la Nostalgia, la Marcha de la Diversidad (cuando se incumplieron irresponsablemente los protocolos establecidos), las elecciones departamentales y el Día del Patrimonio (que perfectamente se podía haber suspendido o pospuesto este año). El número de testeos diarios ha aumentado. Cuando aparece un brote se hace un rastreo eficaz y rápido. Los puntos débiles siguen siendo los movimientos a través de la frontera con Brasil y la realización de fiestas o eventos por gente que no ha terminado de darse cuenta de que aún no estamos “fuera de peligro” y que es mejor “cuidarse y cuidarnos”.

Pero la vida sigue. UPM sigue pese a las protestas de ambientalistas (muchas de ellas infundadas y basadas en prejuicios políticos e ideológicos) y ello genera trabajo en el interior del país. El agro se mueve y, guste o no guste a sectores de izquierda, será el malla oro o uno de los primeros del pelotón. La construcción se mueve, en mayor o menor medida. Los sectores informáticos casi ni se han enterado de la pandemia. Los argentinos empiezan a venir y mueven el mercado inmobiliario. Punta del Este concita planes. Ya hay una zona franca audiovisual, se habla de un hospital de primer nivel.

Pero el crecimiento no es parejo. El sector turístico está en serios problemas, aquí y en el mundo. Los centros educativos han sufrido mucho la enseñanza virtual. Los centros de salud también, con la postergación de consultas o intervenciones no urgentes. Los ingresos de turismo, que son vitales para la economía uruguaya, este año difícilmente vengan, ya sea por la dramática situación económica y social de Argentina como por la necesidad de protegernos de la transmisión de la pandemia con apertura de fronteras.

La economía mejora, es verdad. Y ello gracias a que el gobierno no cayó en la falsa disyuntiva “economía o salud” como sí cayeron nuestros vecinos argentinos, que ahora no tienen bien la economía ni la salud. El gobierno nunca dejó que se apagaran los motores y eso permitió que tomaran más fuerza con rapidez.

Las proyecciones del gobierno y de analistas privados sobre caída y recuperación del PIB en 2020 y 2021 no difieren demasiado. Pero en cualquier escenario, a fines de 2021 estaremos con un PIB prepandemia. Y el la situación prepandemia, conviene no olvidarlo, era mala. La economía estuvo estancada por cuatro años desde 2016. Se perdieron 60 mil puestos de trabajo netos.

O sea, volver al nivel prepandemia no es volver al paraíso. Es volver a una situación mala que afectaba mucho a muchas empresas y de la cual había que zafar cuanto antes.

Estamos viendo brotes verdes. Bienvenidos sean. Y cuanto más brotes y cuanto más verdes, mejor. Pero tampoco pasar a un optimismo de que todo va bien y que todo va a ir bien. Hay que cuidar el tema sanitario, como ha hecho magníficamente el gobierno. Pero hay que apoyar a las empresas: al malla oro y a sus compañeros en la cabeza del pelotón, no cargándolos con impuestos. Pero también a decenas de miles de pequeñas y medianas empresas que forman parte del pelotón y que al final de la jornada hacen la diferencia en términos de actividad, de empleo y de red de contención social. Porque en este país la gran mayoría del empleo y del PIB lo generan las pequeñas y medianas empresas que no suelen estar en el radar de ningún gobierno salvo en declaraciones programáticas. No olvidar que sigue siendo muy difícil el acceso al crédito, y que la principal fuente de financiamiento son los proveedores y no el sistema financiero. No olvidar que las cargas impositivas y previsionales dificultan la expansión y la contratación de personal. Y allí se juega el partido de recuperación económica sostenida que este gobierno se propone y que la mayoría de los uruguayos que no viven del Estado aspiran a ver hecha realidad.

Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 12 Octubre 2020