ganaderia arboles“La ganadería aprovechó una amenaza y aprendió a producir carne bajo los árboles”

Coordinador general del Anuario Estadístico de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del Ministerio de Ganadería, Agricutlura y Pesca (MGAP)
Por Hugo Ocampo
¿Qué han significado los 20 años del Anuario de DIEA?

Esta serie de 20 años es mucho más que ese período, porque es heredera de una larga historia de registros en nuestro país. No hay que olvidar que una vez terminada la Guerra Grande se hizo un censo en 1858.

En este marco los anuarios de DIEA compilan en cada edición los últimos ocho años, con lo cual se empezaron a procesar las variables desde 1990. Así es que esta 20ª edición permite observar los últimos 27 años en forma seriada.

¿Qué sobresale?

En los últimos años el sector no escapó a una situación regional afectada fundamentalmente por precios. Y sin graves problemas climáticos para Uruguay en este último año. Eso permitió que la producción agropecuaria, si bien medida en su conjunto tuviera en 2016 una cierta retracción respecto a 2014, lograra un comportamiento mejor que en 2015. O sea que no hay una tendencia nítida en los últimos tres años ni al crecimiento ni a la baja.

¿Y la evolución por rubro?

Como consecuencia del comportamiento de los mercados internacionales, hay una retracción relativa en la composición del producto del aporte de la agricultura que ha sufrido una reducción en cuanto al área encarada, sin perjuicio de los buenos resultados de este año vía clima. Esto le otorgó algunos puntos más de participación a la ganadería, que demuestra resiliencia, de estar con los motores razonablemente prendidos cuando hay oportunidades de respuestas. Al amparo de estos dos grandes y tradicionales motores del sector, como es la agricultura extensiva y la ganadería, incluyendo a la lechería, que es un sector dinámico y afectado en los últimos ejercicios en forma particular, viene la forestación como tercer gran protagonista de la actividad agropecuaria.

¿Cómo se ve a la agricultura?

Se complementa de una forma importante con la ganadería, de la misma forma que la ganadería aprendió a convivir con la forestación. Hace 20 años la gente pensaba que la forestación había llegado para quedarse y que desplazaba a la ganadería, y en los hechos no ha sido así. Así fue que este país aprendió a producir carne bajo los árboles, donde hay cerca de 600 mil vacunos debajo del millón y pico de hectáreas forestadas y otro tanto de monte natural. Por otra parte, hay que valorizar a la nueva agricultura a partir de lo que fue la llegada de capitales argentinos, que facilitó productos para la nutrición animal. Así la agricultura con subproductos de granos estimuló rubros como la avicultura y los cerdos y, a su vez, los graves golpes de secas no han tenido el fuerte impacto tradicional, porque la producción animal ha podido racionar y a precios accesibles.

¿Qué pasa en otros rubros?

Hay otro rubro que socialmente es muy importante como es la granja y que encierra un conjunto de producciones muy variadas, incluyendo muy pequeños subsectores, que a veces tiene problemas de competitividad. Por otra parte, el Anuario de DIEA tiene el capítulo 2 que es el más importante. Está integrado por 12 rubros, incluyendo la pesca. En materia de precios, se incluye valores en pesos corrientes y constantes. Esto es muy importante porque el productor recibe precios nominados en dólares corrientes y por lo tanto, cuando se mide en pesos constantes, se puede percibir mejor el rendimiento real de lo que vende.

¿Y qué es lo que se observa?

Por ejemplo, problemas de competitividad a largo plazo, situación que no escapa a ninguna commodity y obliga a un aumento de la productividad en forma permanente, cuando el valor real de nuestra producción baja. Por último, destacamos algunos aspectos de comercio exterior en un país netamente exportador de materias primas alimentarias, con variada suerte según la oferta disponible determinada por cuestiones climáticas, costos y precios. Muchas veces se ha visto responder al estrés de precios ofertados, a veces a costa de mayor productividad y otras veces a costa de sacrificar stock, como ha sido el caso del negocio ovino, donde el productor capitaliza momentos de buenos precios de carne ovina para reducir su stock.

¿Qué pasa con los factores tierra y agua?

Sus resultados de rentas son siempre relevantes en el aspecto económico y ambiental y hacen a la viabilidad de las propuestas productivas. El agua en el caso del arroz pesa tanto o más que la tierra en el costo de producción. Hay una tendencia. El pago por agua y tierra en todo el país fue creciendo desde el ejercicio 2005/2006, que eran 26 bolsas y media, a 31,1 bolsas en 2016/2017. Si fuera solo referido a la tierra la evolución fue de 9,4 bolsas en 2006 a 12,5 bolsas en 2017. En el pago de rentas de agua subió de 18,6 bolsas de arroz en 2006 a 19,9 bolsas en 2017. Esto demuestra que en el negocio arrocero el agua es un factor que está pesando mucho más que la renta de la tierra.

¿Y temas vinculados a lo social?

En base a los censos agropecuarios, que son cada 10 años, un trabajo de la Facultad de Ciencias Sociales demostró una despoblación rápida e importante en las décadas de 1980, 1990 y 2000 de las áreas rurales y que con la misma velocidad aumentaron las poblaciones menores a 5.000 habitantes. La razón fue acceder a la llegada de mejores condiciones de vida. Pero también por esa razón desaparece la majada nacional. Las ovejas bajaron su stock de más de 20 millones a menos de 8 millones porque faltan pastores. El negocio de la oveja en el pizarrón es espectacular, pero cuando se baja a la cancha se arranca perdiendo 2 a 0. Para tener la oveja hay que estar con la oveja. l

Perfil
Edad  58
Estado civil Casado, dos hijos
Profesión Ingeniero agrónomo
Hobby Aficionado a la náutica
Hincha De Nacional

Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 10 noviembre 2017