calle montevideoCiencia, política y epistemología: los uruguayos merecemos tener información de las decisiones clave del país

En Uruguay pareciera que en algunos temas se prefiere no discutir por las dudas de que la verdad sea diferente a lo que se quiere oír
La sociedad uruguaya se enfrenta a una serie de debates en los que será imprescindible que tome posición o deje que una élite política decida por ella. Y son temas donde el debate científico, filosófico y epistemológico son imprescindibles.

Aunque la epistemología suena a “palabra rara”, refiere a algo muy simple e importante: ¿cómo y bajo qué circunstancias podemos afirmar que algo es “verdad”?.

 

En principio la pregunta parece un poco obvia: podemos mirar a nuestro alrededor y no tener ninguna duda de que aquella silla tiene cuatro patas y que este sillón es blanco, y podemos mirar hacia atrás las noticias y afirmar sin temor a dudas que Peñarol ganó su último partido a Nacional por 2 a 0. El realismo parece imponerse fácilmente, la verdad puede conocerse.

Pero bastará que nos enredemos en la soporífera discusión sobre si es más antiguo Peñarol o Nacional para saber que el tema es más complejo y que aproximarse a la verdad es una tarea tan difícil como necesaria.

Varios temas importantes y recientes obligan a discusiones basadas en ciencia que no se dan, y cuyas conclusiones, aún luego de ser pasadas por el tamiz del método científico, no generan unanimidades. Los transgénicos y el glifosato, el cannabis medicinal y la forestación son tres temas de la mayor importancia, que se deberían resolver basados en lo que la ciencia opine y en los que las pasiones y los prejuicios parecen dominar por sobre la búsqueda de la verdad de los hechos, y sobre una respuesta aún más amplia y compleja: ¿cuál es la decisión más favorable a tomar por la sociedad?

El tema viene a cuento porque ha renunciado una figura de alta importancia en el equipo económico a raíz de una discusión y un debate del cual los ciudadanos no estamos enterados. La instalación de una nueva planta de celulosa es un tema muy importante para Uruguay, es nada menos que la mayor inversión de su historia.

Y todo el proceso de la inversión en las plantas de celulosa viene siendo muy importante desde un punto de vista amplio, geográfico, económico y social. Son muchos los aspectos a evaluar y en el debate no hay disponibles los elementos suficientes para hacer dicha evaluación.

Pocos días atrás me llamaba un productor lechero angustiado de ver predios que se estaban forestando en tierras de alta fertilidad próximos al embalse del río Negro. “Qué maíces de 10 mil kilos por hectárea se podrían sacar allí! Nuestro ministro qué tanto insiste con el riego ¿estará de acuerdo?

Es realmente la asignación de la tierra en el largo plazo que queremos como país? Se preguntaba con razón mi amigo. Preguntas similares me había hecho yo mismo viendo que se están forestando tierras de alta fertilidad sobre la ruta 1 a pocos kilómetros de Colonia.

Una cosa es la forestación valorizando y volviendo productivas tierras remotas de baja productividad o dando zonas de sombra y abrigo a la ganadería, otra cosa es la forestación desplazando al trigo, el maíz y las vacas lecheras.

Pero el debate o no está, o se reparte en visiones sesgadas, “a favor” o “en contra” cuando lo que debería haber sobre la mesa es documentación científica y por lo tanto orientada hacia la objetividad.
Como plantea Mario Bunge en el recomendable libro Evaluando filosofías, “la auténtica investigación filosófica es tan desinteresada como la matemática: no está autocentrada ni se hace primariamente para ganar dinero o poder, ni siquiera en homenaje a una causa que no sea la de hallar la verdad”.

Tenemos derecho a un estudio imparcial de impacto ambiental, de impacto económico y social que nos permita como sociedad tomar las mejores decisiones y no definir el uso de la tierra de las generaciones que nos seguirán en base a pálpitos, temores, o simplemente porque permiten aumentar el PIB en dos puntos durante tres o cuatro años.

Si hemos de definir por sí o por no, debemos hacerlo de la racionalidad informada y tal vez como hacen los suizos, sometiendo a la decisión de la ciudadanía cuando hay que definir algo cualitativamente importante. En general las discusiones donde desde el gobierno no se aporta información de calidad terminan sobre simplificadas a términos como “estar o no de acuerdo” con la forestación, la biotecnología o el tema que sea.

En general una discusión informada sale de la simplificada dicotomía para centrarse en el cómo hacer las cosas, con qué reglas hacerlas para minimizar impactos negativos y riesgos y optimizar los beneficios sociales.

Por otro lado, que alguien sea académico no lo libra de dogmatismos, lo que hace al tema más complejo. En muchos ámbitos científicos la investigación sobre cannabis medicinal no avanza porque los propios académicos que deberían impulsarla prefieren no enterarse de verdades que les disgustarían porque cuestionarían sus dogmas.

Por eso la autoría de estos informes debe ser colectiva. Israel en el tema cannabis nombró a una comisión multidisciplinaria que fue la que elaboró el documento en base al cual el gobierno lanzará en breve al país a producir y exportar.

En Uruguay pareciera que en algunos temas se prefiere no discutir por las dudas de que la verdad sea diferente a lo que se quiere oír. Y en el caso de la forestación, que ha causado la renuncia del director de la Asesoría macroeconómica, seguramente se peca también de otro de los problemas que apunta Mario Bunge en su libro: el economicismo.

“La hipótesis central del economicismo es que todo lo social es económico o tiene causas exclusivamente económicas. Pero puesto que en los hechos sociales siempre hay factores ambientales, políticos y culturales entrelazados con los económicos, el economicismo ha distorsionado todas las ciencias sociales, incluso la economía”.

Uruguay tiene al menos tres debates importantes por delante que elude y posterga. Y en los que sobre todo no está teniendo un método que permita a la ciudadanía tomar decisiones plenamente informadas. La renuncia de Masoller (que no sabemos todavía exactamente por qué fue) debería ayudar a abrir puertas y ventanas y abrir el debate de los temas. Y llegar a decisiones basadas en la verdad científica, a la que siempre debemos aproximarnos tanto como sea posible. 

Diario EL OBSERVADOR -  Montevideo -  URUGUAY - 01 octubre 2017