BioseguridadEl gabinete de Bioseguridad otorgó 20 nuevas autorizaciones de transgénicos; el ministro Salinas no aprobó la liberación comercial

Una de las novedades es la aprobación de un evento genéticamente modificado de algodón, correspondiente a la multinacional alemana Bayer, que compró a la empresa Monsanto.El actual gobierno de coalición marcó un cambio en la política oficial de evaluación y autorización de organismos genéticamente modificados (OGMs), como las semillas, al darle el visto bueno a una serie de solicitudes que estaban trancadas en el Gabinete Nacional de Bioseguridad (GNBio).

Durante las administraciones del Frente Amplio hubo resistencias y conflictos internos en las diferentes instancias que comprenden el Sistema Nacional de Bioseguridad (SNB), que determinaron la no aprobación de transgénicos o la limitación de los permisos a los que tenían como objetivo la investigación, los ensayos a campo o la exportación de las semillas.

En algunos casos las discrepancias quedaron de manifiesto en las resoluciones de autorización del GNBio, que está integrado por los ministerios de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP, que lo preside), de Industria y Energía, de Ambiente, de Economía, de Salud Pública y de Relaciones Exteriores, ya que no contaban con la firma de uno o más ministros.

Ahora, si bien hay una posición más favorable respecto a las semillas transgénicas, persisten algunas posturas contrarias a las autorizaciones de estas, como en el caso de técnicos y del propio titular del Ministerio de Salud (MSP), Daniel Salinas, quien no firmó las resoluciones que tienen por objetivo la producción y uso comercial para consumo directo o transformación, según consta en las resoluciones publicadas en la web del MGAP.

El MSP confirmó a Búsqueda la decisión de esa secretaría de Estado de respaldarse en el denominado “principio precautorio” para “no votar” esas autorizaciones, al considerar que “no contaba con la información suficiente para pronunciarse”.

A eso se suma la decisión de no participar en el Comité de Articulación Institucional (CAI) por parte de representantes de esa cartera de Estado, de la Universidad de la República y del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, según consta en las resoluciones de autorización fechadas el 5 de noviembre.

Este año el GNBio aprobó 20 eventos genéticamente modificados, de los cuales 10 tienen como objetivo la producción y uso comercial para consumo o transformación de maíz (7) y de soja (3), y la otra mitad comprende a OGMs para investigación, ensayos a campo y la exportación de semillas en régimen de contraestación.

Las semillas de soja y maíz transgénicas tienen las características de ser resistentes al ataque de ciertos insectos lepidópteros o tolerantes a la aplicación de herbicidas, como glifosato, glufosinato de amonio y dicamba, que se emplean en la producción de granos en busca de una mayor productividad en kilos por hectárea.

El cultivo de soja es el principal producto agrícola del campo local, con alrededor de un millón de hectáreas destinadas a esa actividad, y la semilla sembrada es transgénica.

La soja RR (Roundup Ready) de la multinacional Monsanto fue el primer evento genéticamente modificado que fue liberado en Uruguay en 1996. Luego fueron autorizados el maíz MON810 de esa misma empresa en 2003 y al año siguiente el maíz Bt11 de la compañía Syngenta, según registros de la Cámara Uruguaya de Semillas.

De la veintena de autorizaciones de transgénicos concedidas este año por el Poder Ejecutivo, la gran mayoría pertenece a solicitudes de la multinacional germana Bayer, que adquirió la firma Monsanto en 2018, y en algún caso a la empresa Dasagro, que es la filial uruguaya de la compañía estadounidense DowAgrosciences.

En 2020, el primer año del actual gobierno, el GNBio otorgó 14 autorizaciones de eventos genéticamente modificados, de las cuales siete son para producción y uso comercial en Uruguay.

Eso significa que en dos años concedió 34 permisos de ese tipo, de los cuales 17 fueron para liberación comercial.

Las anteriores autorizaciones con destino productivo y de comercialización local fueron en 2017 con seis aprobaciones oficiales, según los registros del MGAP.

Muestran que en 2019, 2018, 2016 y 2015 no hubo liberación comercial de semillas transgénicas, y en 2014 hubo un solo permiso de este tipo.

Hay que considerar en este asunto que la mayor parte de los transgénicos liberados implican la combinación de eventos genéticamente modificados, que en algunos casos son nuevos y en otros ya fueron autorizados en períodos anteriores.

Evaluación de riesgos
En resoluciones de la instancia gubernamental en bioseguridad correspondientes a semillas de maíz y soja transgénicos, fechadas el 5 de noviembre, figuran varios aspectos vinculados a su proceso de estudio y autorización, quiénes participan y las firmas de técnicos y ministros, además de información referida a los países que aprobaron esos mismos productos.

En una parte de los informes incluidos en las resoluciones se indica que “el MSP no cuenta con el informe de evaluación de riesgo de sus técnicos, por lo cual su representante en la Comisión de Gestión del Riesgo (CGR) se abstiene de tomar una postura” al respecto.

La diferencia en la posición de Salud Pública en cuanto a los eventos genéticamente modificados queda marcada en los casos que implican su producción y consumo en el mercado interno. Y en esas resoluciones la única firma que no figura es la del ministro Salinas, y sí la de los ministros o subsecretarios de las otras carteras de Estado que integran el Gabinete de Bioseguridad.

En esos documentos consta que la instancia de Evaluación de Riesgo en Bioseguridad (ERB) estableció que “no se identifica un riesgo significativo al ambiente o en consumo humano y animal, asociado a su uso propuesto para producción y uso comercial para consumo directo o transformación”.

Señala que los representantes del Ministerio de Ambiente en la CGR sugirieron que se considere recomendar medidas de coexistencia adecuadas con otros sistemas de producción que tengan restricciones para la presencia de material transgénico, tal como se indica en el informe técnico de sus representantes en el CA.

Las semillas liberadas comercialmente podrán ser exportadas a los mercados en los que esos transgénicos están autorizados.

El informe socioeconómico, que elaboró la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa) en esa instancia, concluyó que “la incorporación de nuevas oportunidades de manejo del control de insectos, a través de la adición de dos diferentes (eventos) Bt, permitiría ampliar las posibilidades de control de insectos plaga, y podría dar lugar a reducciones en la presión de insecticidas sobre el ambiente”.

“Sus efectos serían de carácter cualitativo, agregando opciones para el control de insectos lepidópteros plaga en simultáneo con la tolerancia al herbicida glifosato”, sostuvo. Y planteó que “la disponibilidad de este nuevo evento en el mercado no alteraría el escenario actual de los maíces con atributos específicos (criollos, libres de OGM, orgánicos) y las medidas requeridas para permitir la coexistencia de las distintas modalidades de producción serían las mismas a las necesarias en el escenario actual, ya que el maíz con evento Bt y tolerancia al herbicida glifosato, ha sido ampliamente adoptado” en Uruguay.

Respecto a los impactos en el comercio exterior, el informe de Opypa señala que “las exportaciones ocasionales y la amplia dispersión de los destinos de las ventas de Uruguay, junto al hecho de que los principales importadores mundiales —así como los países vecinos, principales exportadores a escala global—, tengan aprobado el evento” transgénico en cuestión, “hace que no se adviertan riesgos relevantes de acceso a mercados”.

Algodón
Una de las novedades entre las autorizaciones otorgadas este mes por la actual administración es la correspondiente a un evento transgénico de semilla de algodón.

Se trata específicamente de un OGM con resistencia a ciertos insectos lepidópteros plaga y con tolerancia a la aplicación de herbicidas formulados con base en glifosato y glufosinato de amonio, según la resolución fechada el 5 de noviembre.

El objetivo de la solicitud presentada en 2018 por la firma Bayer es la producción de semillas de algodón para su exportación, bajo condiciones controladas de bioseguridad.

Entre los países que autorizaron los eventos combinados GHB6 l 4XT304-40XGHB1l9XCOT102 de algodón para su cultivo o consumo humano y animal figuran Canadá, México, Nueva Zelanda, Corea del Sur, China, Japón, Unión Europea, Colombia, Malasia, Filipinas y Australia, según la resolución del GNBio.

Indica que la autorización está condicionada a la presentación de las muestras de referencia de los eventos para la realización de los análisis de verificación molecular por la autoridad competente.

La alternativa de producir semillas para exportar pasó a ser un negocio relevante en el campo local, principalmente para la colocación de granos transgénicos en Estados Unidos.

Consulta pública
En el proceso de evaluación y autorización de las semillas transgénicas se realizan consultas públicas para la participación ciudadana, principalmente organizaciones sociales, investigadores, técnicos y académicos, entre otros, respecto a este tema.

En el transcurso de este año hubo algunos planteos sobre ciertos eventos genéticamente modificados, y en otros casos no se recibieron consultas públicas.

Entre las inquietudes presentadas figuran asuntos como que “los informes técnicos no mencionan los riesgos que podrían causar a la salud humana y a producciones vecinas ciertos herbicidas que se verían reforzados por el uso de los eventos”, según los informes publicados por el SBN.

Ese punto es uno de los principales cuestionamientos que surgen entre pobladores rurales y otras zonas cercanas a campos agrícolas, debido a la eventual contaminación del ambiente, principalmente del agua y del aire, como sucedió en algunos episodios denunciados en los últimos años.

El SBN indica, a modo de respuesta a esos planteos, que en el proceso de evaluación técnica realizado “no se contempla el análisis del herbicida asociado, sino que se analizan los genes introducidos en los vegetales”.

“Se caracteriza el riesgo ambiental, con las condiciones necesarias de bioseguridad, respecto al uso del evento en ensayos a campo de investigación, para el Registro Nacional de Cultivares del Instituto Nacional de Semillas (Inase) o para producción de semilla con destino a la exportación”, señala. Considera que “en paralelo y simultáneo al proceso mencionado, las autoridades nacionales competentes están considerando las cuestiones vinculadas al uso de agroquímicos, su regulación e impactos en el marco de sus respectivas competencias”.

Los comentarios recibidos “no incluyen cuestionamientos técnicos que impliquen la necesidad de revisar el análisis técnico”, que realizan el grupo de Evaluación del Riesgo en Bioseguridad y el CAI, puntualiza.

BUSQUEDA - Montevideo - URUGUAY - 18 Noviembre 2021