intaINTA advierte sobre “crisis de mano de obra en la fruticultura pospandemia”

INTA advierte sobre “crisis de mano de obra en la fruticultura pospandemia” “La mano de obra es el insumo de producción que mayor influencia tiene en los costos de producción, y el mayor problema en el manejo de poda, raleo y cosecha de los cultivos intensivos, es la disponibilidad en calidad y cantidad de la misma”

Buenos Aires, Argentina – TodoElCampo – La pandemia dejó en claro que en Europa falta mano de obra local para trabajos en el campo. Lo que llama la atención es que aquí muy cerca, en Argentina también ocurre. Un post publicado en la web del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), titulado Crisis de mano de obra en la fruticultura pospandemia aborda el tema: “La falta de mano de obra para determinadas tareas del campo, se ve agravada en esta situación de coyuntura por la crisis sanitaria del Covid-19”, dice la nota y agrega que “la pandemia ha evidenciado el papel crucial de los trabajadores temporeros. Ante estas circunstancias, se deberán gestionar soluciones alternativas que puedan reemplazar dicha mano de obra, ya sea con incentivos a trabajadores locales o bien, promoviendo tecnologías para su reemplazo”.

Lo sucedido profundiza “tendencias que se vienen observando desde hace varios años, y que precipitan la oportunidad para incorporar ayudas mecánicas y otras herramientas de modernización de la producción. Ante esta situación, es necesario dar una rápida respuesta, orientando líneas de financiamiento adecuadas y capacitando al personal”, expresa.

UN FENÓMENO DE LA FRUTICULTURA MUNDIAL.

Aumentar la productividad a menor costos, es un desafío de toda la fruticultura mundial, dice. “La mayor eficiencia, estandarización y calidad del producto lograda con las ayudas mecánicas, es consecuencia directa de las mejores condiciones de trabajo de los operarios y su organización para realizar las tareas”.

En los puntos altos de trabajo, ya sea en la poda como en la cosecha con plataformas, el incremento promedio de operarios es del 30 % respecto al trabajo con escaleras. Pero “la mejora puede ser nula en montes frutales no adaptados a las plataformas o cuando hay deficiencias en la organización del trabajo”.

“Las plataformas proporcionan a los obreros mayor comodidad y estabilidad que las escaleras y, en consecuencia, mayor regularidad. La libertad de movimientos y la reducción de la fatiga, se traduce en una notable disminución de frutos dañados (beneficio que se maximiza en máquinas con cintas transportadoras) y de los accidentes laborales”, explica el artículo.

Asimismo, las “plataformas autopropulsadas, por su desplazamiento uniforme y a baja velocidad, permiten realizar un trabajo de mayor calidad y en menor tiempo. Con las plataformas de arrastre, si no se cuenta con un tractor con marchas ultralentas, el trabajo discontinúo y las reiteradas detenciones, puede resultar en un rendimiento sensiblemente inferior al tradicional. Sin embargo, ambas plataformas pueden ser una muy buena herramienta, si se pone foco en la calidad del trabajo, la coordinación de los operarios o el trabajo de la familia”.

Destaca que las plataformas “permiten el empleo de mano de obra diversa, incluyendo a personas imposibilitadas de manipular una escalera e incorporar trabajadores sin distinción de género o capacidad atlética”.

Mejorar la producción de la mano de obra, más la reducción de gastos y la homogeneidad de los frutos, “permitiría una disminución del costo por kilo de fruta puesta en el empaque”.

Cuantificar el impacto económico de ambas actividades (poda y cosecha), resulta en importantes ahorros. Pero “las plataformas requieren una elevada inversión de capital, por lo cual solo encuentran justificación económica, con una alta utilización anual. Su empleo para poda invernal y en verde, el doblado y atado de ramas, la colocación de emisores de feromonas, la construcción de la estructura, colocación y apertura y cierre de la red antigranizo, el raleo manual, el monitoreo de plagas y la cosecha, son algunos ejemplos. Empleadas para estas tareas, pueden ser utilizadas hasta 150 horas por hectárea/año, lo que equivale al triple del uso medio de los tractores en estos sistemas”.

Concluye señalando que “la mano de obra es el insumo de producción que mayor influencia tiene en los costos de producción. Sin embargo, el principal problema para el manejo de la poda, raleo y cosecha de los cultivos intensivos, es la disponibilidad en calidad y cantidad de la misma. En ocasiones, el mayor costo se da por la imposibilidad de completar las actividades productivas, situación que se advierte como altamente probable de ocurrir en los próximos meses”.

El artículo fue publicado en el suplemento Pulso del Diario Río Negro; los autores son los ingenieros agrónomos Jorge Carlos Magdalena y Darío Eduardo Fernández, y el contador Adalberto Santagni, todos pertenecientes a las unidades Alto Valle y Patagonia Norte del INIA.

TODO EL CAMPO - Montevideo - URUGUAY - 17 Julio 2020