rio santa luciaPROBLEMA POSTERGADO
Aguas Corrientes, un paquete con moña para el próximo gobierno

Aguas Corrientes reclama que OSE deje de verter lodo al Santa Lucía y el tema está ahora bajo estudio de la Fiscalía para determinar eventuales responsabilidades del ente. El último análisis arrojó peores resultados y Tabaré Vázquez ordenó una investigación, pero la resolución no será inminente.

La idea es que el proyecto quede pronto antes del próximo gobierno. Sin importar quién tome la posta, el presidente Tabaré Vázquez piensa dejarle a la siguiente administración un paquete con moña: solucionar el problema de Aguas Corrientes. En este pueblo de Canelones funciona la principal planta potabilizadora de OSE, pero el río Santa Lucía no da abasto. Los vecinos denuncian desde hace varias décadas lo que allí ocurre, aunque no tuvieron suerte hasta ahora.

 

Los primeros avisos se dieron en la década de 1990. El río venía siendo castigado y cada vez más personas se mudaban a Montevideo y la zona metropolitana, por lo que la demanda de agua aumentó. A esta realidad se le sumó la contaminación —producto de la actividad agrícola e industrial— y se empezaron a necesitar nuevos químicos para su desinfección. Sin dragados periódicos y con OSE tirando 3.000 camiones cisterna diarios con lodos que surgen de la potabilización, el curso se transformó en una bomba de tiempo.

Entonces empezaron los primeros reclamos a OSE. El entonces ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, reconoció en 2008 que los clientes de la capital podrían haberse quedado sin agua ese año, luego de que una fuerte sequía azotara el país. En 2013 se hizo el primer estudio al respecto, que reveló que habría que dragar 2,5 millones de metros cúbicos de arena —equivalentes a 1.000 piscinas olímpicas— para revertir la situación. Pero no hubo cambios.

El alcalde del pueblo, Álvaro Alfonso, presentó una denuncia el año pasado en la Institución Nacional de Derechos Humanos (Inddhh) por los lodos, informó entonces el semanario Búsqueda. El organismo observó al ente estatal, que se comprometió a encontrar una solución antes del 31 de diciembre de 2018. Sin respuestas por parte de OSE, Alfonso anuncia para este informe que llevó el tema al fiscal de Corte, Jorge Díaz, quien lo remitió a la Fiscalía de Canelones.

Sin embargo, Aguas Corrientes todavía busca respuestas. Por eso hubo una reunión en mayo con el presidente Vázquez, en la que las autoridades del pueblo le expresaron su preocupación. Según el relato del alcalde nacionalista, al mandatario “le habían escondido información” y se enteró recién entonces del riesgo que corre el suministro de agua. “Se mostró muy receptivo y se comprometió a dejar todo pronto para el siguiente gobierno. La idea es que el nuevo presidente pueda presupuestarlo y empezar a corregir lo que está pasando”, cuenta.

Vázquez le pidió a la Armada que realizara una batimetría. Este estudio permite medir la profundidad del cauce y analizar cuánta agua alberga. La última se había hecho en 2013 y había expuesto que algunas zonas del río Santa Lucía tenían menos de 50 centímetros de hondo. Sin cambios desde entonces, era de esperar que el informe actual fuera aún peor. Y eso fue lo que pasó.

La nueva investigación, elaborada en julio de este año, tomó muestras de agua y sedimentos superficiales entre la represa de Paso Severino y Aguas Corrientes. Jamás se había indagado a fondo esa zona al norte del pueblo, ya que la batimetría anterior se había hecho aguas abajo de la planta potabilizadora de OSE.

La idea inicial era que se pudieran tomar 10 muestras, pero la poca profundidad del río no lo permitió. En dos puntos, según escribieron los investigadores en el informe al que accedió El País, no fue posible ingresar con el gomón de la Armada al área deseada. Esto ocurrió, sobre todo, en la zona del río Santa Lucía chico.

La investigación revela que algunas partes del cauce tienen menos de 40 centímetros de profundidad. En las fotos adjuntas al estudio, se nota que los investigadores entraron con una camioneta hasta la mitad del río y el agua no llegó a cubrir las ruedas. En el resto de los puntos de la batimetría, donde sí pudieron navegar en gomón, la profundidad osciló entre 1,8 y 3,9 metros como máximo.

Además, descubrieron una “construcción de hormigón” hasta entonces desconocida. Se trata de una especie de puente que atraviesa el cauce y limita la navegación. A esto se suman los “diferentes obstáculos” —en su gran mayoría, según el estudio, son “desechos de infraestructura”— que complicaron el desarrollo de la investigación.

El informe también se concentró en el fondo del río Santa Lucía. La Armada tomó muestras del piso y luego las estudió en un laboratorio. Según detalla el texto, en uno de los puntos había una “importante cantidad de materia orgánica” en el suelo.

Vázquez convocó a otra reunión a principios de octubre, en la que les entregó el estudio al alcalde de Aguas Corrientes y a los concejales del pueblo. Según cuenta Alfonso, el mandatario “tomó conciencia” de que la escasa profundidad del río Santa Lucía pone en riesgo el abastecimiento de agua a Montevideo y el área metropolitana.

“Me interesa separar al presidente del resto de los jerarcas del gobierno. Él no es el culpable de todo esto, él está trabajando para arreglarlo”, señala el alcalde. Afirma también que el mandatario pidió que en el próximo encuentro —que será este martes— estén presentes el titular de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), Alejandro Nario, y el presidente de OSE, Milton Machado. El País intentó contactarse con ambos, pero no obtuvo respuesta.

El siguiente paso involucrará a la Facultad de Ciencias, representada por el doctor en ciencias biológicas Luis Aubriot. El presidente quiere estudiar la composición química del río y así determinar qué tan contaminado está. Una investigación previa, elaborada por OSE en 2014, reveló que los lodos que se vierten luego de la potabilización incluyen todos estos componentes: arsénico, bario, cadmio, cromo, cobre, mercurio, níquel, plomo, hierro y zinc.

“En la primera reunión, en mayo, el presidente nos dijo: ‘Quedan pocos meses de gobierno y esto tiene que quedar encaminado antes de que terminemos’. Fue el único que nos escuchó y se interesó por lo que venimos denunciando desde hace tiempo. La idea del presidente es que el siguiente gobierno pueda presupuestarlo y empiecen las obras”, asegura Alfonso.

Bajo agua
Fue una semana difícil en Aguas Corrientes. En este pueblo están acostumbrados a las inundaciones y en el Club Náutico saben que unos pocos milímetros de lluvia significan quedar bajo agua. Pero en los últimos dos años la situación se agravó, luego de que OSE decidiera ampliar la planta potabilizadora que funciona allí.

El proyecto no cuenta con una habilitación ambiental y aunque el municipio denunció esta irregularidad, la obra avanza a buen ritmo desde el principio. El ente estatal planea inaugurar tres tomas más, que permitirán captar más agua para potabilizarla más rápido. Alfonso dice que es todo una “gran contradicción”, teniendo en cuenta que el río Santa Lucía está cada vez más seco. “No sé de dónde van a sacar el agua, si el último estudio demuestra que el cauce no tiene profundidad”, agrega.

Como Montevideo se sigue poblando, en OSE esperan aumentar la producción. Actualmente, la planta de Aguas Corrientes potabiliza 670 mil metros cúbicos de agua todos los días. La nueva planta podría sumar 250 mil más y así ampliaría la capacidad de la planta y mejoraría la interconexión con el sistema actual.

Un pueblo que nació gracias a la usina de OSE
Aguas Corrientes nació en el siglo XIX gracias a la potabilización de agua. La primera cañería desembocaba en la Plaza Matriz y los vecinos cargaban sus baldes, hasta que los hogares se fueron conectando a las redes de saneamiento. The Montevideo Waterworks, una compañía inglesa, fue propietaria del suministro durante 70 años, hasta que en 1950 se fundó OSE. La vieja planta todavía está en pie y es un fiel reflejo de laRevolución Industrial. Sin embargo, el ente debió construir una nueva usina para lograr potabilizar los volúmenes de agua que la capital demandaba, y ahora está en plena ampliación. Álvaro Alfonso, alcalde del pueblo, dice que Aguas Corrientes nació gracias al río Santa Lucía y ahora “está muriendo” por él, ya que la costa se tapó de barro de la potabilización.

Todo esto tiene sentido, teniendo en cuenta que hace 70 años vivían 1,2 millones de personas en Montevideo y alrededores. Hoy son más de 1,8 millones y la única manera de potabilizar más cantidad es recurriendo al “bombeo de emergencia”, que está aguas abajo del pueblo. Aquí es donde el agua se mezcla con los lodos cargados de minerales que OSE vierte a diario al río, por lo que los procesos requieren de más químicos para lograr una buena calidad final.

Hasta la década de 1990, este bombeo se utilizaba sobre todo en verano, cuando aumenta la demanda. Sin embargo, la realidad actual llevó a que se recurriera todos los días a esa zona del río, ya que el agua que embalsa la represa de Paso Severino dejó de ser suficiente. Hoy en día, un sexto de la producción diaria viene de río abajo y unas 300 mil personas dependen de ella.

Pero este aumento en la producción tiene su contracara. La nueva ampliación de OSE “desvió” el cauce e implicó que una crecida pequeña se vuelva un dolor de cabeza para los vecinos. Desde hace dos años, las precipitaciones escasas son sinónimo de evacuación.

Por eso hay calles del pueblo que antes no padecían la fuerza del río Santa Lucía y ahora se inundan. Basta con que caiga poca lluvia para que una de las principales vías de acceso, a pocos metros de la localidad, quede bajo agua. Y a eso debieron acostumbrarse los vecinos de Costa Hermosa —un paraje cercano a Aguas Corrientes— que en los últimos días tuvieron que evacuarse.

Es martes y El País visita Aguas Corrientes. En buena parte de Costa Hermosa ya no quedan personas porque la mayoría tomó la precaución de irse antes de que subiera el agua. Unas de las pocas que se quedó, que prefiere no revelar su nombre para esta nota, dice que las marcas de humedad en las paredes se volvieron “insoportables”. Cuenta que hasta cuatro meses después de la inundación siguen allí.

Cuando ven al alcalde, los lugareños se acercan a preguntarle si seguirá lloviendo. Por suerte, dice Alfonso, el río está retrocediendo. Eso sí: una vez que baje el agua, tendrán la difícil tarea de desinfectar los hogares. Una de las casas de Costa Hermosa ya está deshabitada, agrega el alcalde, porque sus dueños estaban cansados de las inundaciones. Lo mismo les ocurre a los otros, aunque no tienen a dónde mudarse.

“Es algo que venimos conversando con la intendencia, porque esta zona ya quedó marcada después de la ampliación de OSE. Tenemos que sacar a esta gente de acá porque no damos abasto. En el municipio tenemos una camioneta sola y con ella ayudamos a los vecinos a sacar los muebles cuando vemos que va subiendo el agua. Ellos ven un poco de lluvia y ya empieza la psicosis, y con razón”, reconoce el alcalde.

El barro, un problema
Cuando sube el agua, sube el lodo. Ese lodo que tanto preocupa al pueblo por sus “componentes contaminantes”, según el informe de la Facultad de Ciencias en el que se basó la Inddhh para observar al organismo.

Este barro se genera a partir de la potabilización. Y a medida que se necesita más agua, también aumenta la producción de barro. La única solución para este problema es la construcción de una planta de tratamiento que permita deshidratar los lodos y depositarlos allí, sin que terminen en el río.

Hubo varias promesas al respecto. Pero la solución nunca llegó y en el municipio de Aguas Corrientes se cansaron. Fue entonces que el alcalde y los concejales presentaron una denuncia a la Inddhh, aunque los plazos que dio el organismo tampoco se cumplieron. Así que recurrieron en abril de este año a la Fiscalía General de la Nación.

El caso lo tiene la fiscal de Canelones, Mónica Castro. La denuncia es contra OSE y el alcalde Alfonso espera que el caso pueda avanzar en esa órbita. Aún están presentando pruebas y no hubo ninguna audiencia, pero el político confía que la condena anterior de la Inddhh servirá para demostrar la urgencia de este proyecto.

De hecho, OSE reconoció en mayo de 2015 que necesitaba esta planta. Incluso llegó a diseñarla y elaboró un informe en el que justificaba su construcción: “Hasta la fecha OSE no ha desarrollado una solución técnicamente aceptable para la gestión de los lodos resultantes del proceso de potabilización del agua en la usina de Aguas Corrientes”, señala el texto al que accedió El País.

Además, los técnicos del ente estatal también argumentaban que el correcto tratamiento del barro permitiría “mejorar la eficiencia” y “reducir el agregado de productos químicos” durante la potabilización. Actualmente se utilizan siete sustancias distintas para desinfectar el agua.

Sin embargo, el plan siempre se descartó por falta de presupuesto. OSE estima que una planta de tratamiento de lodos podría costar al menos US$ 30 millones y las instalaciones requerirían, además, US$ 6 millones anuales por costos de mantenimiento. En una respuesta del ente a un pedido de informes del senador Carlos Camy, se afirmó: “Los análisis ambientales, sociales y financieros llevaron a priorizar otras inversiones para brindar adecuadamente los servicios a la población de todo el país”.

Con la denuncia hecha en Fiscalía, Alfonso espera que la construcción de la planta de tratamiento de lodos se concrete. Aunque también se ilusiona con que el presidente la incluya en la “hoja de ruta” que crearán en las próximas semanas y que buscará solucionar en el próximo período lo que ocurre en Aguas Corrientes. Además del inconveniente de las nuevas inundaciones —producto de la ampliación de la usina—, los vecinos aspiran a que el río Santa Lucía se drague y que los lodos se traten como OSE reconoce que se debería.

Hace 30 años que se habla de este tema. Quizás, como pretende Vázquez, la próxima administración pueda encargarse y remediarlo. De lo contrario, habrá sido patear —una vez más— el problema hacia adelante.

Cuidar el agua, un asunto electoral
El cuidado del agua es un tema que apenas rozó la agenda de la campaña electoral, aunque forma parte de todos los programas.
El candidato del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, aprovechó la instancia del debate a principios de octubre para referirse a esto.
“Hace muchos años hice un pedido de informes para que se me dijera cuál es la situación de cada curso del país. Comisiones sobran, lamentablemente esas comisiones ni tienen presupuesto ni tienen acción. El deterioro en la calidad del agua es un deterioro notable”, sostuvo.
Además de la creación de un Ministerio de Medio Ambiente, el programa del Partido Nacional anuncia que: “Se evaluará la ley de riego y sus alcances, especialmente en lo referente a la formación de floraciones de cianobacterias e incorporando la realización de estudios de caudal ecológico y ambiental de las cuencas del país”.
En tanto, el FrenteAmplio establece como “prioridad” el “desarrollo de investigación y el desarrollo tecnológico que permita disminuir la contaminación de los cursos de agua que pueden desprenderse de la lechería”.
El Partido Colorado, al igual que los nacionalistas, plantea dividir las carteras para formar el Ministerio de Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.
Con respecto al agua, propone: “Fomentar la conservación de las nacientes de agua, a través de la implementación de medidas tales como la implantación de monte nativo en las orillas de los ríos, arroyos y zanjas, lo que irá de la mano de un monitoreo constante y riguroso de la calidad de las aguas a nivel de las cuencas”.
Cabildo Abierto tiene una propuesta similar a la del Partido Nacional. En su programa, prometen la derogación de los artículos de la ley de riego “que impliquen deterioros importantes en la biodiversidad, las funciones ecosistémicas fundamentales y la calidad del agua”.
El único que hace referencia específica a la situación de Aguas Corrientes es el Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI), liderado por César Vega. “Se deberá proceder a un inmediato dragado que retire los millones de metros cúbicos de arena altamente contaminada que ha vertido OSE durante décadas”, advierten.

Diario EL PAIS - Montevideo - URUGUAY - 20 octubre 2019