La quema prohibida que igualmente se hace por más tierra y más dinero en el Delta Argentino, afectando también a Uruguay
Cercos de llamas bordeando el Río Uruguay en la margen argentina con intensa humareda, se ven mayoritariamente todos los inviernos desde la costa uruguaya, que afecta parte del litoral. Las cenizas cruzan el río, y muchos corren a sacar la ropa de los tendederos (lo vemos en Palmira) y después a barrer patios y veredas.
Tanto en Argentina como en Uruguay está prohibida la quema de campos. En las islas de Entre Ríos, en el Delta (Argentina), esa disposición no se respeta, y pasan días y días los cuerpos de bomberos combatiendo el fuego para que no llegue a zonas urbanas. Si bien las islas están más pobladas que nuestro campo uruguayo, las lagunas, arroyos y canales sirven de cercos, para limitar la propagación de los incendios, aunque en este invierno por la falta de agua de los cauces el fuego se propagó más.
Lo que arrasan las llamas
Según informó a EL ECO, Ángel Melchiori, jefe del plan Manejo del Fuego, este invierno se quemaron “390.000 hectáreas del Delta de Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires, en la zona de islas. Es un número gigantesco”
Señaló que “sobre el Paraná Guazú y el Arroyo El Ceibo fueron 680 hectáreas consumidas por el fuego, la isla tiene un poquito más de 4000 hectáreas, para el lado de Uruguay”. Y puso un ejemplo que desde las islas donde se producen los incendios frente a Nueva Palmira a “la costa uruguaya hay unos 10 kilómetros de distancia”.
La sequía que ha arroyos, lagunas y canales, hizo propicio para que las llamas en algunas zonas no tuvieran ‘cercos’ naturales de agua, por eso la propagacion del fuego fue mayor este invierno.
¿Sequía o mano del hombre?
Melchiori habló que hay imprudencia humana en la quema forestal, de campos de pastos secos para que venga nuevo para “los animales de corral”, también “hay pérdidas importantes de campos forestados”.
Lugareños de Paranacito afirmaron a EL ECO que la quema se hace en forma “intencional en invierno para que haya buena pastura en primavera. En invierno el pasto se seca, se quema y cuando sube el río Paraná, “arrastra barro y resaca y cuando baja todo eso queda sobre la tierra, la fertiliza y crece pasto nuevo. La nueva pastura es excelente, ideal para el engorde del ganado, y sin gastar un peso”.
Paga también la flora y la fauna
No queda nada. “Las aves como chajá se vienen para la costa uruguaya, en campos de Colonia Agraciada y Buena Vista se pueden ver muchas de estas aves”. Según un productor de las zonas citadas “el año pasado se perdieron 90 hectáreas de soja, contando la de todos los campos. El chajá no come el grano sino la planta cuando empieza a crecer, y así pasa con otros cultivos como la alfalfa”. Ahora se están viendo “gran cantidad de aves, y es porque huyen de las islas argentinas” hacia nuestra costa uruguaya, indicó.
Los que tienen real conciencia de los perjuicios de las quemas en las islas, señalaron a EL ECO que “se afecta el medio ambiente y se produce “una gran pérdida de la flora y la fauna. La flora se reproduce fácilmente, pero los animales, caso el carpincho, la nutria, las víboras, que no logran llegar al agua, mueren entre las llamas”. Todos los años igual, pero la quema de este 2021 fue una de las mayores por la sequía.