vivero bosetti AltoParanaLos bosques pueden ser las centrales eléctricas del futuro

La mayoría de las distopías futuristas que ha retratado la ciencia ficción literaria y cinematográfica muestran un planeta inhóspito, desertizado, en el que la vida natural ha sido arrasada, bien por puro agotamiento o por desastre nuclear. Pero la biotecnología puede conseguir que estas predicciones funestas no lleguen a cumplirse.

Son muchos los científicos y las compañías que se esfuerzan por encontrar fuentes de energías limpias que permitan mantener los suministros que necesitamos y, al mismo tiempo, no atenten contra la integridad del planeta.

Exploradas -y probadas suficientemente- la energía solar o la eólica, entre las tradicionales, se abren ahora también nuevas posibilidades con tecnologías más disruptivas, que se atreven a imaginar posibilidades nuevas.


Azahara Mígel
Una de ellas es la propuesta de un grupo de estudiantes andaluces, quienes han inventado un sistema para obtener energía eléctrica a través de las plantas. Javier Rodríguez, estudiante de Nanociencia y Nanotecnología en la Universitat Autónoma de Barcelona, y Pablo Manuel Vidarte y Rafael Rebollo, estudiantes de Ingeniería Multimedia de La Salle Universitat Ramon Llull, son los artífices de esta idea, germen de Arkyne Technologies, empresa que tiene a dos de ellos como cofundadores. Su carta de presentación es Bioo Lite, una maceta que genera suficiente energía como para cargar un smartphone a través del puerto USB que incorpora. El sistema aprovecha la materia biológica que desechan las plantas durante la fotosíntesis para obtener energía a un coste mínimo. En esta misma línea, su nuevo producto es Bioo Pass Wifi, una planta que ofrece acceso inmediato a Internet sin necesidad de contraseñas con tan solo acercar el teléfono móvil.

El objetivo de Arkyne Technologies es innovar en un terreno, el de las energías renovables, donde todavía hay mucho recorrido por delante. Utilizando sus sistemas, Vidarte y sus socios aseguran que unos 100 metros cuadrados de lechugas (al margen de proporcionar unas buenas ensaladas) serían suficientes para abastecer las necesidades energéticas de un hogar familiar. El espacio requerido sería mucho menor si, en lugar de vegetación baja, con lo que contáramos fuera con árboles. “Nuestra propuesta plantea una simbiosis entre tecnología y naturaleza. En lugar de talar los bosques podríamos convertirlos en las centrales eléctricas del futuro” asegura Vidarte.


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