glifosatoConozca el glifosato

El herbicida fue categorizado como “probablemente” cancerígeno
Eduardo BlasinaEspecial para El Observador

Todo uruguayo debería saber qué viene a ser el glifosato. Aunque más no sea para entender un pilar básico de los cambios que el agro ha tenido en lo que va de este siglo. El gigantesco crecimiento en la producción, las transformaciones ocurridas, la siembra directa. Nada de eso hubiera sido posible sin la existencia de una molécula, la N-fosfonometilglicina, C3H8NO5P, CAS 1071-83-6. En pocas palabras, el glifosato es un herbicida, algo que se aplica a la tierra para matar plantas y dejar el terreno libre para que las que son sembradas empiecen su desarrollo sin competencia.

Pero esta tecnología de por sí no implicaría un gran cambio a no ser por una tecnología complementaria que, como en un mecanismo de llave y cerradura, le permite a algunas plantas sobrevivir al tratamiento con el herbicida. Como es el caso de la soja transgénica.

Su nombre comercial original Round Up podría traducirse como acorralar. Al surgir como herramienta tecnológica, permitía solucionar con facilidad y a un costo mucho menor a las tecnologías previas la preparación de un terreno para hacer siembra directa. La ventaja agronómica clave: se podía derrotar a especies muy resistentes sin dañar mecánicamente al suelo. Menos erosión, mejor control de “malezas” a un bajo costo. Una fórmula imbatible.

O no tanto. Porque la evolución de las especies tiene por motor las mutaciones. Y las mutaciones empezaron a generar individuos que toleraban mejor el herbicida. Así, primero la yerba carnicera, una planta del género Conyza, escapó al corral y otras siguieron.

Pero al día de hoy el control que hace el Round Up es amplio y basta con complementarlo con otros productos para que la agricultura, a un costo algo mayor, siga su curso.

El modelo agrícola glifosato/transgénicos siempre tuvo sus entusiastas defensores y sus igualmente entusiastas críticos.

Según los defensores de la tecnología, el producto es inocuo y se degrada rápidamente una vez llegado al suelo. Según sus detractores, causa diversos males, entre ellos cáncer.

Una polémica que tal vez podría haber terminado con el mero paso del tiempo como un diálogo sin conclusión. Pero unos días atrás la Organización Mundial de la Salud cambió la categorización del producto en una movida que puede provocar un terremoto sobre el agro uruguayo.

Porque además la decisión de la Organización Mundial de Comercio puede llevar a decisiones sanitarias por parte de EEUU. Y si ese es el caso, será difícil que la agricultura no cambie para siempre.

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud, publicó el 20 de marzo que pasaba a categorizar el glifosato, junto a otros agroquímicos, como categoría 2A, lo que significa probablemente cancerígeno para los humanos.

Como en las notas que ponen las calificadoras de riesgo, ¿qué significa que es 2A?

La IARC califica como 4 las sustancias no cancerígenas y como 1 las que sí son cancerígenas. El 3 se asigna a las sustancias sobre las que no hay evidencia de ningún tipo.

El grupo 2 es el de las sustancias que, bajo determinadas circunstancias, en altas concentraciones, pueden causar cáncer. Implica una marca que indica que hay que tener cuidado.

Dentro del grupo 2 están las 2B que indican que un producto es “posiblemente” cancerígeno para humanos, porque lo causa en animales pero no hay información consistente respecto a humanos.

La 2A –donde ha sido colocado el glifosato– indica que “probablemente” es cancerígeno para humanos, un matiz de riesgo mayor que la categoría anterior. Indica “limitada evidencia” de una asociación con cáncer aunque otras causas no pueden ser descartadas –azar, sesgo estadístico, o errores de la investigación–.

La medida ya ha desatado consecuencias. Este lunes, la Agencia de Protección del Ambiente de EEUU dijo a Reuters que el organismo podría empezar a testear residuos de glifosato en los alimentos. “Dado el creciente interés público en el glifosato, EPA podría recomendar muestreos de glifosato en el futuro”, dijo la agencia en un correo oficial.

La decisión ha generado un dominó. Ya el Ministerio Público Federal de Brasil envió un documento a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria recomendando que “sea concluida con urgencia la reevaluación toxicológica del glifosato y que determine la prohibición del producto en el mercado nacional”.

En Argentina quienes han denunciado el aumento de casos de cáncer en pueblos rodeados de agricultura, como Monte Maíz, en el sur de Córdoba, hacen escuchar sus voces más fuerte que nunca.

Una prohibición lisa y llana implica desmontar a la producción tal como se hace actualmente. No solo en la agricultura, la siembra de praderas en ganadería y tambos, también se hace precedida de la aplicación de glifosato. Volver al arado es casi imposible. Para empezar porque no hay arados, para seguir porque un arado es un destrozo del suelo que no tiene nada ni de ecológico ni de romántico.

Un brete del que solo se puede salir con ciencia de calidad, una evaluación profesional de riesgos, un estudio muy profundo y serio. Si usted no sabía lo que era el glifosato, entérese de la gran discusión que se viene

Diario EL OBSERVADOR -  Montevideo -  URUGUAY - 25 abril 2015