mujica ida¿A qué fue a Finlandia?

El presidente marchó a Finlandia para asegurarse una segunda gran inversión de UPM, pero volvió sin nueva planta industrial. Además, en Helsinki le llamaron la atención sobre la falta de inversión en puertos y carreteras para bajar el costo logístico de nuestra producción. Así, su viaje fue una gran metáfora del país atadito con alambre, hecho así nomás, que ha encarnado Mujica todos estos años.
Primero, porque hace años ya que el presidente había anunciado que se radicaría en el noreste del país una planta de celulosa. Llegó a plantear formalmente el tema a distintos intendentes de esa región. En realidad, no había nada concreto. Y ahora quedó claro que todo era un fiasco. La visita a UPM más parece un recurso de campaña electoral local para incautos, que puedan así creer que el presidente se preocupa por el futuro del país, que una eficiente decisión de gobierno.

Segundo, porque los países serios no tienen por política enviar a su presidente a una especie de colecta internacional de fondos para hacer una inversión industrial extranjera. Esa es una forma de ver el mundo muy adolescente. En realidad, las decisiones de inversión de cientos de millones de dólares no se toman de un día para el otro en conversaciones con políticos, sino que tienen en cuenta parámetros económicos, financieros, institucionales y de rentabilidad que no dependen de la buena voluntad de un viaje. Eso, que es sabido en todas partes del mundo, deja pensando sobre la verdadera imagen que transmite el presidente sobre el Uruguay. Porque, ¿qué se puede pensar de un país que cree que una decisión de este tipo puede ser inducida, en un santiamén, por un viaje presidencial?

Tercero, porque el fracaso en el objetivo declarado muestra la impericia de nuestra cancillería. En efecto, no es posible aceptar que se exponga a la institución presidencial a un fracaso internacional tan estrepitoso como este. Las preguntas se hacen evidentes: ¿cómo no hubo contactos previos que tantearan el escenario de la visita? ¿Qué papel tiene para cumplir la embajada uruguaya en Finlandia, si no es prevenir estas cosas? ¿Cómo no hubo alguna certeza de que ante semejante gesto político de visitar Helsinki, el presidente del Uruguay no volvería con alguna respuesta positiva a requerimientos económicos tan importantes?

En este sentido también, en entrevista televisiva en Finlandia, Mujica criticó la calidad de la tecnología de este tipo de inversiones industriales cuando son de origen italiano o español. ¿Cómo puede afirmarse luego de que fue una gira con un mensaje "a Europa" para fomentar estos grandes emprendimientos internacionales en nuestro país?

El país atadito con alambre no solamente se mostró en el fracaso del pedido de inversión económica. Como con el presidente de México, a quien solicitó colaboración para la universidad tecnológica, y como con el presidente de Estados Unidos, a quien también señaló la necesidad de mayor cooperación en el campo educativo, en Finlandia Mujica planteó "incentivar las relaciones con las universidades". Seguramente, como en los casos anteriores, la declaración no quedará en nada concreto.

El viaje del presidente a Finlandia fue una gran confirmación: la de una política exterior hecha de iniciativas sin ningún profesionalismo. Es una política que confía en que en el mundo las cosas se deciden como si se participara de acuerdos en una charla de amigos. Te visito y te pido que inviertas más, que me ayudes a mejorar las relaciones universitarias, y me vuelvo a mi país. Del otro lado, una mirada congraciada con el extraño talante de este huésped aceptó con educación los planteos, y fijó una posición clara en los temas relevantes. Sin herir a nadie, se mostró "halagada" por la visita del lejano gobernante, pero señaló realidades elementales: los graves problemas logísticos del Uruguay.

Esta caricatura de política exterior que encarna Mujica no le hace bien al país. Lo muestra débil. Muestra también que su gobierno es incapaz de entender los códigos elementales con los que se maneja el mundo. Y finalmente, muestra ser ineficiente en la concreción de importantes inversiones que sumen a su desarrollo productivo. Es bochornosa. Se precisa una concepción distinta: profesional, previsible y moderna. Que entienda que el mundo no es un gran boliche donde se chamuyan arreglos mano a mano.


Diario EL PAIS .  Montevideo - URUGUAY - 22 setiembre 2014