Botnia 2 y las peticiones ciudadanas
El pasado 25 de agosto, algo más de cinco mil ciudadanos, presentaron ante Presidencia de la República, peticiones individuales donde solicitan que se revea el compromiso asumido entre nuestro país y la empresa Botnia, cuestionando los enormes beneficios concedidos en obras e infraestructura, beneficios fiscales, más allá de los impactos territoriales y ambientales que una nueva planta elaboradora de celulosa provocaría en el centro del país, concretamente a orillas del Rio Negro.
La preocupación partió de un grupo de organizaciones muy heterogéneas, entre ellas “Un Solo Uruguay”.
Ello permitió que actores políticos que operan en la órbita gubernamental emitieran criticas al citado movimiento, obviando dar explicaciones sobre asuntos tales como las ahora cuestionadas concesiones otorgadas a la empresa multinacional que impulsa el proyecto de la tercera planta de celulosa, sin considerar los riesgos que en materia de calidad de las aguas sufriría el Río Negro, ya sin ese aporte, bastante contaminado.
En las impredecibles peligrosas redes sociales, hay unos cuantos operadores que se frotan las manos con todo esto, y rápidamente tipean que los de las 4 x 4 están en contra de la inversión y del trabajo, y cosas por el estilo.
El entrevero se consolida con declaraciones emitidas por ejemplo por la ministra de industria y energía, también posible presidenciable por la fuerza política oficialista, Carolina Cosse como si todo esto nos precipitaría al vacío.
Sin embargo casi nada de eso es correcto. Los peticionantes no están en contra del trabajo, ni de la inversión, ni de la tecnología. Entienden que enclaves de ese tipo no aseguran una diversificación productiva en las zonas donde se implantan, ni un aumento neto en el empleo después que se inauguren las obras. Esa publicidad, de la que se abusó con las otras dos plantas de celulosa, ya no funciona, y no es menor que una importante proporción de peticiones entregadas en esta primera etapa provengan de zonas rurales del interior. Eso está a contramano del discurso gubernamental que dice que esa nueva planta de celulosa es bienvenida en nuestra campaña.
Para sorpresa de muchos, desde el gobierno se habla poco y nada, sobre el enorme gasto que todo ese emprendimiento implica para Uruguay.
Máxime en momento complicados como los que se comenzó a vivir. Porque notoriamente el país, no es ajeno ni está blindado con los problemas de nuestros vecinos, donde la cosa esta que arde. Por ello sería conveniente y muy necesario sopesar si el país tiene los dineros que requieren las obras de un nuevo y especial corredor ferroviario, que ya se supo, requerirá de un importante número de expropiaciones de predios, además de algunos puentes, para salvar ríos y arroyos y no complicar el tránsito vehicular al entrar al radio y puerto montevideano. También Botnia 2, exigiría un espacio exclusivo en el puerto de Montevideo, por lo que hay que hacer otra infraestructura. Toda esa inversión, insumiría una suma cercana a los dos mil millones de dólares. Es que hay mucha inversión y gasto y todo suma. Y todo esto, para que Botnia 2, se concrete o no… La palabra final la tienen los finlandeses…
En declaraciones a medios de prensa, el ministro Víctor Rossi, dijo que toda esa movilización en contra de la tercera pastera, es propia de quienes se miran los ombligos. Si de miradas se trata, habría que discutir si no son los jerarcas gubernamentales quienes se miran sus ombligos ya que, al día de hoy, seguimos sin conocer ningún estudio independiente y propio del Poder Ejecutivo que muestre los beneficios y costos de esa planta. También Astori ha hecho su aporte a la confusión, al sostener que con Botnia 2, el país será el tercer gran exportador de “celulosa”. Lo que no considera el responsable de la economía nacional, es que Uruguay no exporta celulosa sino simplemente troncos, ya que las plantas industriales que procesan la madera en plantas ubicadas en zonas francas, por lo que prácticamente, están en un espacio comercial externo al país.
También los críticos apuntan a los impactos ecológicos que se darían en el Río Negro. Desde el gobierno, se sostiene que la contaminación seria “estable”.
Se olvidan de que la demanda de agua proyectada para las plantas es enorme, tanto que se habló de que necesitaran agua dulce a proveerse por perforaciones infra basálticas… ¿No se atentaría así contra el Acuífero Guaraní?
Si está probado que devolverá aguas con alguna contaminación...
El gobierno por estas peticiones, está obligado a responder, a explicar, cuáles son los reales balances de los dineros que deberemos aportar y cuáles serán los ingresos tributarios y los puestos de trabajo que generará, como los perjuicios ambientales, antes de decidir qué hará. Como se ve, muchos temas y muy importantes.
Diario LA PRENSA - Salto - URUGUAY - 01 setiembre 2018