recursos naturaleSustentable a todo nivel

Hemos descubierto, hace un tiempo ya, que los recursos naturales –antes llamados en Uruguay “recursos naturales renovables”–, no lo son.

Por Vicente Plata (*) - Especial para El Observador
Por eso, su manejo requiere responsabilidad intergeneracional, innovación tecnológica y eficiencia.

En Uruguay, los principales recursos naturales –a secas– que tenemos son el suelo, el agua, las pasturas naturales, los bosques y la fauna autóctonos.

 

Por ejemplo, el suelo necesita siglos para regenerarse. Un centímetro de suelo demora más de 1.000 años en formarse. Por lo tanto, el suelo que tenemos hoy es el único suelo del que disponemos para toda nuestra vida.

Las napas freáticas requieren décadas para purificarse. La mayor parte de los residuos humanos permanecen por décadas –cuando no son siglos– en el ambiente.

En cuanto a la fauna, la micro fauna autóctona es otro ejemplo y la de Uruguay es particularmente rica en rizobios, bacterias que se adhieren a las raíces de las leguminosas y generan un tumor en el que se fija el nitrógeno. Este mecanismo natural participa del almacenamiento de gases de efecto invernadero en el suelo y, por lo tanto, contribuye a la mitigación del cambio climático.

Uruguay cuenta entre sus políticas de protección de sus recursos naturales la de uso y manejo de suelos, la de uso del agua para riego y la de uso de germoplasma vegetal para la alimentación y la agricultura (que es el material genético) a través del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos.

Sin embargo, una política de gestión responsable de los recursos naturales es mucho más abarcativa. Una política pública de gestión de los recursos naturales responsable tiene en cuenta la diversidad de sistemas de producción e impulsa la creación conjunta y el intercambio de conocimiento, porque el conocimiento no solo se genera en la Academia.

Una política pública de gestión de los recursos naturales responsable también tiene en cuenta la necesidad de eficiencia en la utilización de los recursos y el reciclado, siguiendo el ejemplo que nos dan los ecosistemas naturales.

Una gestión de recursos naturales responsable también es resiliente y permite adaptarse. Además, se basa en una gobernanza responsable, dando cabida a la participación y la toma de conciencia de los integrantes de la sociedad que utilizan y se benefician de los productos y las virtudes de los recursos naturales. Es decir, todos nosotros.

Esa misma política fomenta y se inscribe dentro de una economía circular, donde todo se piensa con el fin de poder ser reciclado en diferentes mercados y situaciones.

Una política para gestionar los recursos debe basarse en la responsabilidad intergeneracional, con innovación tecnológica y con una gestión eficiente y participativa que favorezca el desarrollo de la conciencia de la población.

Para superar los mayores desafíos actuales, la ambiciosa Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce la necesidad urgente de tomar medidas y adoptar políticas orientadas a un cambio transformador. Los énfasis que aquí proponemos van en ese sentido.

Con el respaldo de un entorno de políticas propicio, con un marco institucional favorable que incluye políticas integradas, asociaciones e inversiones entre todos los sectores, se puede facilitar la transición hacia sistemas alimentarios sostenibles y así cumplir, además, objetivos nacionales de desarrollo.

En este camino, es esencial que los integrantes del sector agropecuario, los productores en particular, estén en el centro de los sistemas de innovación conjunta, para fortalecer un proceso que combina conocimientos científicos y tradicionales que se complementen y refuercen entre sí. l
(*) Oficial a cargo de la Representación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Uruguay

Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 20 julio 2018