energia renovable eolicaLa economía del futuro avanza a paso lento en Uruguay

La posibilidad de generar desarrollo con actividades que cuiden la ecología gana terreno mundial y contrasta con tradicionales métodos contaminantes

Por Maximiliano Montautti
 El desarrollo puede verse de dos maneras, como en una pantalla dividida a la mitad. De un lado, chimeneas industriales humeantes, aire viciado y combustibles fósiles. En la otra parte, una vaca come pasturas, avanza la producción de energía renovable con grandes aerogeneradores y hay camiones eléctricos que no dejan una estela de humo negro a su paso. Desde hace varias décadas, la imagen viene siendo la primera, pero al parecer una parte del mundo está cambiando y quiere que la segunda mitad de la pantalla sea la que gane la pulseada.

Si en algo está de acuerdo (casi) todo el planeta es que se debe frenar el calentamiento global, detener las lluvias ácidas, la emanación de gases con efecto invernadero e impedir que proliferen proyectos contaminantes. Algunos sostienen que el desarrollo debe llegar a través de la economía verde, que parece ser el futuro, pero también sobre ese concepto hay matices.Unos hablan de aumentar la producción, las ganancias, el PIB y con lo que obtengan de ello cuidar el medioambiente. Otros, en cambio, afirman que hay que ir más despacio, consumir menos, producir más limpio, ganar menos también (o al menos más lento) y así caminar hacia el desarrollo.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) señala a la economía verde como aquella que busca mejorar el bienestar humano y la igualdad social, mientras se reducen significativamente los riesgos medioambientales y la escasez ecológica.

En noviembre del año pasado, el secretario general de la ONU, António Guterres, planteó en una cumbre internacional sobre tecnología que el enorme impacto científico producido durante las últimas décadas en los campos de la innovación y la tecnología, combinado con la globalización, fue esencialmente bueno, pero causó dos daños colaterales como el cambio climático y una creciente desigualdad, publicó el organismo en su página web.

"Pero la buena noticia es que la ciencia está de nuestro lado. Hoy en día está claro que, gracias a las nuevas tecnologías, la economía verde es la economía del futuro. El negocio de la ecología es el mejor negocio y, al mismo tiempo, sirve para generar beneficios y hacer el bien", añadió el jerarca.

Sin embargo no todos comparten la visión sobre la economía verde que promueve la ONU.
El científico e investigador del Centro Latino Americano de Ecología Social (Claes) Eduardo Gudynas –quien además formó parte del Pnuma años atrás– discrepa.

"El enfoque convencional de economía verde mantiene una alta tasa de apropiación de recursos naturales y de impactos ambientales y asume que el beneficio económico generaría recursos para poder mitigar esos impacto. Pero no hay evidencia empírica que avale eso y tampoco es posible teóricamente", sostuvo el experto.

Gudynas se afilia a una segunda visión de economía sostenible. "En la primera versión, el cuidado ambiental está como subsidiario al crecimiento económico, al PIB. Una segunda funciona al revés: la economía se tiene que adaptar a las posibilidades ecológicas de cada país y del ambiente global; es una economía más lenta, de menos uso de energía, desperdicios y de posibilidades de consumismo", indicó a El Observador.

Pero Gudynas señaló que esa forma que apoya no se puede aplicar bajo la idea convencional de desarrollo. "Por eso la polémica con la economía verde que dice: conservo el ambiente para mantener el crecimiento; en ese vínculo es donde queda atrapada", expresó. Y esa polémica mencionada no solamente la sostiene Gudynas.

"No es un tema de consenso en la comunidad académica, hay divisiones entre los países y buena parte de los ambientalistas son muy críticos o están en contra del concepto convencional", dijo.

Por su parte, la consultora PwC ha realizado varios informes sobre nuevas formas de desarrollo, Una de sus economistas, Matilde Morales, señaló a El Observador que a nivel mundial hay grandes avances sobre economías sostenibles y agregó que hay tres megatendencias que lo justifican. Por un lado, expresó que el comportamiento del consumidor está cambiando con una demanda creciente por productos y servicios más amigables con el medioambiente. "Casi la mitad de los consumidores elige la alternativa sostenible", expuso.

En segundo lugar marcó que los avances tecnológicos ayudan a extender un ciclo de vida de máquinas y productos. "Equipos que antes eran obsoletos se pueden arreglar y reutilizar, aprovechando mejor los recursos", añadió.

Como tercer punto sostuvo que "la escasez de recursos ha dado lugar a una mayor volatilidad de sus precios y a normas ambientales más estrictas". Entonces, ello "lleva a las empresas a encontrar alternativas, por ejemplo, cambiar hacia materias primas biológicas, que pueden tener precios más estables que las materias primas de origen fósil", dijo. Para demostrar los avances a nivel mundial sobre este tema,

Morales recordó una cumbre sobre desarrollo sostenible realizada el 25 de setiembre de 2015. En ella, líderes de 193 países adoptaron un conjunto de 17 objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para las personas como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible.

"Esos son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Para alcanzar esas metas todo el mundo tiene que hacer su parte: los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil", sostuvo. Al año siguiente de esa cumbre, PwC realizó una encuesta sobre los ODS que relevó la opinión de casi mil personas en todo el mundo.

El resultado mostró que la conciencia sobre los ODS fue mayor en las empresas (92%) y tuvo menor alcance en la población en general (33% de los ciudadanos).

Los encuestados consideraron que los gobiernos tienen la responsabilidad principal de lograr los ODS (el 48% de las empresas y el 44% de los ciudadanos lo clasificaron en primer lugar). Además, el 71% de las compañías relevadas contestaron que ya estaban planeando cómo se iban a comprometer con los ODS.

El proceso en Uruguay
Qué oportunidad tiene Uruguay para que esta nueva era de la economía –que algunos visualizan como el futuro– tenga su derrame en sectores domésticos?

El científico e investigador del Centro Latino Americano de Ecología Social (Claes) Eduardo Gudynas considera que el país está desperdiciando oportunidades que posee para avanzar en formas de desarrollo más amigables con la ecología y el medio ambiente. "Hay una enorme potencialidad en Uruguay, parte de Argentina y buena parte de Brasil; tienen posibilidades porque comparativamente tienen menos gente y una base enorme de recursos agroalimentarios", destacó.

"Hay otro tipo de relaciones económicas acopladas al ambiente que son positivas, incluyen prácticas agropecuarias que en el caso de Uruguay sería la ganadería pastoril", dijo. Gudynas sostuvo que esa forma de cría –que se basa en alimentar al ganado solamente con pasturas, evitando el uso de granos para adelantar el engorde– tiene "posibilidades muy buenas para carne de alta calidad".

Recordó que una buena parte del rodeo uruguayo estaba bajo la ganadería pastoril. "Pero si lo van a intensificar dándole ración a las vacas o antibióticos, olvidate", enfatizó. Ante ello, el experto afirmó que "lo paradójico de Uruguay es que tiene una enorme potencialidad de hacer economías asociadas a un marco ecológico de largo plazo. Pero el país no lo aprovecha porque está en un callejón sin salida de aumento de la productividad, con alto costo económico, ecológico y que lo hace cada vez más dependiente de la globalización".

En cambio, Morales consideró que "en Uruguay, a paso lento, se avanza. Aunque con mucho rezago. La globalización hace que las tres tendencias mencionadas anteriormente también se vean en el país y ello justifica el paso a una economía o industria más limpia". Y agregó que "obviamente también se recibe la influencia de las empresas internacionales que están instaladas en Uruguay y que reciben directrices para avanzar en ese camino desde sus casas matrices".

Por ello, mencionó, que cada vez más en Uruguay se habla de conceptos como "desarrollo sostenible" o "ecoturismo". También marcó que en los últimos tiempos se produjo un "boom" de proyectos de energías renovables. "Incluso, hay ejemplos más mundanos como puede ser el menor uso de bolsas plásticas al hacer mandados, que sirven para ver cómo el uruguayo, de a poco, está cambiando su cabeza", señaló la economista.

El impacto en el trabajo
La Organización Internacional del Trabajo realizó en junio del año pasado su 106ª conferencia anual y durante las sesiones su director general, Guy Ryder, presentó el informe "Trabajo y cambio climático: la iniciativa verde".

El documento indicó que "es alentador saber que hay muchas pruebas de que la transición a una economía verde e incluyente puede actuar como un nuevo motor para el crecimiento y un potente vector para la creación de trabajo decente en las economía en desarrollo y también en las emergentes y avanzadas".

Ryder se refirió a un examen de la OIT sobre el tema donde se determinó que "se habían obtenido o que era posible obtener beneficios en materia de empleo con aumentos de entre 0,5% a 2%". La escala potencialmente podía significar la creación de entre 15 a 60 millones de empleos adicionales en todo el mundo en 2030, particularmente en los sectores de la agricultura, silvicultura, la energía, el reciclaje, la construcción y el transporte.

Por otra parte, añadió que "algunos estudios sugieren que unas políticas climáticas más ambiciosas redundarían en aumentos sustancialmente más importantes del número de empleos".

¿Azul o circular?
Hay otras formas de economías que han cobrado fuerza en los últimos tiempos. A fines de noviembre, el economista belga Gunter Pauli, impulsor de la economía azul, visitó Uruguay. Esa tendencia está basada en el concepto de utilizar los recursos que están disponibles, teniendo en cuenta las necesidades del entorno.

Es diferente al de la economía verde que, según Pauli, a pesar de cuidar el medio ambiente genera productos solamente para "ricos". El experto dirige un equipo de científicos y tiene más de 200 proyectos desarrollados.

Consultado por El Observador durante su visita sobre la posibilidad que las multinacionales avancen hacia procesos de transformación productiva fue tajante y respondió que eso "no funciona".

Añadió que "la única manera de convencer de que es posible regenerar un bosque tropical húmedo es regenerarlo y no pedirle a otro que lo haga. Nosotros nos responsabilizamos de financiar y hacer". Pauli dijo que "no hay que luchar contra una multinacional por sus sintéticos, si cada uno en su casa hace sus propios detergentes con cáscaras de cítricos y deja de comprarle a la compañía, esto cambia el mercado en tres semanas".

Otra forma que se afianza en el mundo es el de la economía circular que incluye algunos conceptos manejados por Morales. Está direccionada hacia un modelo regenerativo, cuyos principios son la durabilidad, la reutilización, la reparación, el reemplazo, la actualización, la renovación y el uso reducido de materiales.

Pwc también elaboró un informe sobre esta tendencia el año pasado. En el documento expresó que "el objetivo es extraer el mayor valor posible de recursos, productos, partes y materiales, para ampliar el ciclo de vida del producto y al mismo tiempo impulsar las ganancias".

Sitio de la CIU para tratar residuos
La Cámara de Industrias (CIU) cuenta con un sitio de disposición final de residuos cercano al vertedero municipal de Felipe Cardoso en Montevideo. Fue inaugurada en 2015 y tuvo una inversión inicial de US$ 15 millones.

La zona abarca 9,5 hectáreas y está especialmente preparada para el almacenaje y aislación de aquellos residuos producidos por la industria que son potencialmente contaminantes o tóxicos o pueden llegar a ser una amenaza ambiental y que no son asimilables a los desechos urbanos. La planta puede almacenar hasta 305.000 metros cúbicos de residuos.

Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 21 enero 2018