La industria con problemasLa industria crece pero sigue con problemas

En los últimos nueve años, dos terceras partes de los sectores no llegaron a crecer 1,5% anual.
Los indicadores de la industria manufacturera muestran que en la primera mitad del año se consolidó una recuperación en el nivel de actividad y una mejora en las expectativas, pero con fuertes diferencias entre sectores de actividad. Algunos están muy bien, pero varios la están pasando muy mal. Incluso, cuando se mira una perspectiva de nueve años se observa que hay un cambio estructural en proceso. Vamos hacia el predominio de sectores intensivos en recursos naturales y cada vez con menor contenido de trabajo y más de capital.

 

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN
Si se excluye del índice de volumen físico de producción que elabora el INE los sectores de refinería de combustible y fabricación de pasta de celulosa, se observa que el año terminado en junio del 2017 se encuentra 1,8% por encima de lo observado un año atrás. Luego de seis trimestres de variaciones negativas, en los últimos tres se observaron incrementos que hicieron cambiar la tendencia.

En el gráfico superior del cuadro adjunto se muestra la evolución del nivel de producción del conjunto de industrias que no incluye refinería ni celulosa para períodos de un año terminados en junio de cada año. Desde 2013 hay una leve tendencia decreciente que se revierte en el último dato.

Cuando se analiza el porqué del aumento en el último período aparece un actor importante en la rama de "alimentos y bebidas". En conjunto, estas industrias registraron en el último año una suba del 3,9% en la producción, tasa que se eleva a 5,6% si se consideran los tres últimos trimestres donde ocurrió la recuperación.

Cuando se observa con mayor nivel de detalle y se llega a las cifras para grupos de actividades más homogéneas se observa que el sustento del crecimiento se encuentra en cinco sectores: los frigoríficos, los molinos arroceros, los lácteos, la fábrica de cerveza y de bebidas sin alcohol.

En el promedio del último año la producción en frigoríficos registró un aumento del 12,8%. Es un puntal del dato agregado porque su incidencia fue de 0,74 puntos porcentuales. Pensando en los datos en los próximos trimestres hay que considerar que la faena de bovinos y ovinos en lo que va del tercer trimestre está por debajo de lo observado un año atrás. De esta forma, se espera que en el cierre del año haya una moderación por el lado de este sector.

En el caso de los lácteos, la variación fue moderada (3,7%) y la incidencia final de 0,19 puntos porcentuales. Este sector tiene por detrás un muy mal año 2016 en cuanto a la remisión de leche a las plantas, con lo que en los próximos trimestres podrá seguir aportando al crecimiento industrial.

Los molinos arroceros registraron en al año terminado en junio del 2017 un aumento del 17,0% en la producción con lo que generan una incidencia de 0,27 puntos en el total. En este caso, al igual que en los frigoríficos no se ven factores para que se sostenga el crecimiento hasta el año que viene siempre que las condiciones climáticas para la próxima zafra sean acordes. a su vez, las dos actividades de producción de bebidas que aportan significativamente son las cervecerías (+12,6% en el último año) y bebidas sin alcohol (+9,8% en el último año).

Además del conjunto de industrias de la alimentación y las bebidas que sostienen la actividad manufacturera, hay un aporte positivo importante de un sector de la industria química como es el de la fabricación de medicamentos. La variación en el último año para este sector fue de 19,5% con una incidencia de 0,92. Dentro de la industria química acompañan en el impulso en la actividad la fabricación de sustancias químicas básicas y la producción de pinturas y barnices.

Estas son las estrellas del crecimiento en el último año pero lamentablemente el nivel de actividad no es parejo. Si se observan los 60 sectores que componen la industria (sin la refinería ni la celulosa) se puede dividir en mitades los que tienen aumentos y los que tienen una contracción en el nivel de actividad. A su vez, cada mitad se puede dividir en mitades y es así que hay una cuarta parte de los sectores con caídas más fuertes que el -10% en el último año y un cuarto con un incremento superior al +10%.

Esta dispersión explica que el mensaje del sector comienza a pasar del pesimismo a la alerta por la sobrevivencia. En los dos gráficos de la zona media del cuadro se ilustran las expectativas de acuerdo a la encuesta que realiza la gremial empresarial del sector. A la izquierda el gráfico ilustra el porcentaje de empresas que señalan expectativas de mejora para el próximo semestre y el porcentaje que indica un empeoramiento.

Es claro que con el comienzo del 2015 se inicia un período pesimista en el que el porcentaje de empresas que ven mal las cosas a futuro escala hasta cerca del 40%. Por su parte, las que tienen expectativas de mejora se reducen a la mitad del 15% al 8%. En los tres últimos trimestres hay una recuperación, volvieron las optimistas al 15% y las pesimistas bajaron al 20%. Igual, todavía hay un saldo negativo de opiniones.

Las ventas son un termómetro particular de las expectativas y también son medidas por la Cámara de Industrias. En el gráfico de la derecha en la zona media del cuadro se ilustra el saldo de respuestas positivas menos negativas en cuanto a las expectativas de las ventas según destino: la exportación o el mercado interno. La evolución es similar, con un "pozo" de seis trimestres y una recuperación, aunque el saldo sigue siendo negativo y la última medición arroja una desmejora.

La persistencia de tasas negativas en algunos sectores y las positivas en otros, sumado a la irrupción de megainversiones en plantas de celulosa, dan cuenta de un cambio estructural. Mirando la tasa promedio anual entre mediados del 2008 y mediados del 2017 (nueve años) se observa que mientras la industria (sin celulosa ni refinería) sube al ritmo del 1,3% anual, las dos terceras partes de los sectores están por debajo de esta tasa. Incluso hay 11 sectores que tienen una tasa promedio anual negativa.

Esto da cuenta de un cambio estructural que se suma al hecho de que la mano de obra se encareció significativamente, al tiempo que el costo del capital se mantiene en niveles históricamente muy bajos. Esto último ocurre porque las tasas de interés son bajas y porque el costo de la tecnología es cada vez menor, incluso sin tener en cuenta que año a año hay mejoras sustanciales en productividad.

En este contexto, no llama la atención que el total de horas trabajadas en la industria manufacturera tenga una caída del orden del 20% desde los niveles observados hasta 2012. Evolución que se ilustra en el último gráfico del cuadro adjunto.

Es claro que mientras los salarios sigan subiendo medidos en dólares, las empresas que puedan sustituir trabajo manual por automatismos seguirán produciendo y las que no lo puedan hacer peligran su existencia. Sin lugar a dudas, son muchas fuerzas que están jugando para que se consolide un cambio estructural en la matriz productiva pero en el sentido contrario al que desean los sindicatos.

Diario EL PAIS -  Montevideo -  URUGUAY .  21 agosto 2017