puerto montevideo Ventajas comparativas

Si consideramos las tendencias de largo plazo - remontándonos a la segunda mitad del siglo XVIII- de la historia de nuestro país llama la atención el papel decisivo que siempre ha tenido el puerto de Montevideo como elemento clave para el desarrollo económico de nuestro país y como polo de atracción para el movimiento de buques y de cargas de toda la región. Dos características que se encuentran estrechamente vinculadas entre sí.

Ese desarrollo ha sido el resultado de la interacción entre tres grandes variables: las ventajas comparativas naturales de la bahía y puerto de Montevideo, sus ventajas comparativas adquiridas y el marco político y jurídico regional.

Las ventajas comparativas naturales incluyen la ubicación geográfica de la bahía próxima a las aguas más profundas del Río de la Plata, el abrigo que ofrecía a los buques (estaba expuesta a los vientos del segundo y tercer cuadrante pero era lo mejor que existía en el río), que pudiera recibir tanto a los buques de navegación oceánica como a las lanchas del río y las costaneras, y su posición en el umbral de una vasta cuenca fluvial.

Estas circunstancias contribuyeron para determinar el notable desarrollo de la actividad del puerto entre 1767 (inicio de los servicios del Correo Marítimo) y la primera década del siglo XIX, cuando Montevideo eclipsó a Buenos Aires como el principal puerto marítimo de las posesiones de España sobre el Atlántico sudoccidental.

En las últimas décadas del siglo XIX Argentina se embarcó en una serie de muy costosos proyectos de obras para compensar las desventajas naturales de sus puertos.

El nuevo puerto de Riachuelo comenzó a funcionar en 1878, Puerto Madero fue inaugurado en 1898, el Dock Sud entró en servicio en 1904 y las obras para el moderno Puerto Ingeniero Huergo (Puerto Nuevo) se iniciaron en el año 1911 y terminaron en 1934. Se comenzaron los formidables trabajos de dragado de construcción y de mantenimiento y de señalización del canal principal de navegación del Río de la Plata que continúan hasta ahora

Nuestro país, en parte motivado (y preocupado) por los esfuerzos argentinos, se embarcó en la ambiciosa empresa de la construcción del nuevo Puerto de Montevideo.

El primer anteproyecto fue presentado en diciembre de 1895, el proyecto definitivo fue aprobado en 1899 y las obras se inauguraron el 1901.

Afortunadamente en los años siguientes se introdujeron cambios fundamentales al proyecto original, incluyendo aumentar a menos diez metros (-32 pies) la profundidad del puerto. Las obras recién fueron completadas en 1934, al terminarse el Muelle de Escala.

Con sus -32 pies de profundidad, el puerto de Montevideo mantuvo una importante ventaja respecto de su gran competidor histórico, Buenos Aires.

Pero, ahora, Montevideo ya no actuaba más como un puerto regional, sino como un puerto nacional, principalmente de escala que recibía embarques de menor tamaño, complementador de cargas y aprovisionador para los buques que emprendían su viaje a los mercados de ultramar. El tráfico de transbordo, tan importante en otras épocas, casi había desaparecido.

La clave de esa situación se encontraba, no en las obras de infraestructura y superestructura del puerto, sino en el marco político y jurídico regional.

Diario EL PAIS - Montevideo - URUGUAY - 08 enero 2017