desperdicioZapatero a tus zapatos

Por Eduardo Blasina
Los países nórdicos, al margen del partido que gobierne, suelen ser una fuente de ideas inteligentes y prácticas
Los países nórdicos, mirados con atención y al margen del partido que gobierne en una u otra ocasión, suelen ser una fuente de ideas inteligentes y prácticas. Aunque en algunos aspectos lo vanguardista sea vintage. Esto sucede con frecuencia en estos países en los que la adaptación al frío parece haber ayudado a aguzar el ingenio. Ya se trate de Islandia, Finlandia, Noruega, Dinamarca u Holanda, el esfuerzo por implementar ideas que permitan un desarrollo económico amigable con el ambiente aparece en forma persistente. Pongamos en este caso algo que implementa Suecia. Una idea que parece atractiva por lo simple y sensato de la propuesta y que genera la esperanza de que sea imitada.

Todos sabemos que uno de los problemas tangibles que genera la sociedad de consumo es la montaña de desperdicios que daña los ecosistemas urbanos y rurales. Es algo feo, que contamina, desvaloriza el entorno. Una típica situación perder/perder. Quien camine un rato por una playa en la que no se recogen residuos, por remota que sea, o en un suburbio no demorará en hacerlo entre calzados de todo tipo y tamaño, entre una variedad de envases y otros objetos como diría un rematador "imposible de detallar". Se ha vuelto más barato comprar que reparar. Y si se concreta un acuerdo de libre comercio con China, en este como en otros rubros, vendrá una fuerte corriente comercial que nos dará la tentación de no reparar zapatos o juguetes, porque es poca la diferencia respecto a un par nuevo o porque el estatus nos presiona a que no andemos con zapatos desgastados por el uso que no luzcan impecables. "Si tiene desgastados los zapatos tal vez sea una persona descuidada o a la que no le va bien económicamente", podría nuestro subconsciente argumentar para un recambio compulsivo y consumista de zapatos, o de electrodomésticos o de bicicletas.

Pues bien, los nórdicos como tantas veces, nos marcan un camino alternativo, simple y posible. Los suecos han decidido estimular las casas de reparaciones. De lo que sea que reparen. La coalición de los partidos Socialdemócrata y Verde enviarán al Parlamento un proyecto que reduce el IVA a la mitad a zapateros, mecánicos, electricistas, aquellos a los que íbamos antes con mucha más frecuencia. "Creemos que esto puede bajar sustancialmente el costo y por lo tanto convertir en un comportamiento económicamente racional reparar nuestros bienes", explicó Per Bolund, ministro de mercados financieros y asuntos de consumo a la prensa.

Otro aspecto a señalar es que los materiales sean reciclables y el plástico no lo es. Y como para tener un país limpio, el primer paso y más importante es generar la menor cantidad posible de basura. Y particularmente en el caso de los plásticos el asunto es serio. Así que nos podemos ir un poco más al sur de Europa, porque allí Francia se encamina a prohibir el vasito y la cucharita de plástico. Renacerá tal vez el vidrio. Aparecerán innovaciones como materiales similares que en lugar de ser derivados de petróleo sean materiales como la celulosa, convertibles en humus a partir del compostaje.
La ley que se descuenta que será aprobada en Francia exigirá que todos los vasitos y cucharas que acompañan a un producto tengan por lo menos 50% de un componente biológico compostable en 2020, un porcentaje que crecerá a 60% en 2025.

En medio de Suecia y Francia, Alemania hizo lo suyo. Prohibió para siempre el fracking, ese método agresivo de sacar petróleo que llegó a evaluarse en Uruguay, donde ojalá nunca se use.

La energía renovable en Uruguay es un ejemplo de éxito a pesar de algunos cuestionamientos sobre las condiciones acordadas entre UTE y los privados. Evitó en el segundo trimestre que la quietud económica se acentuará y permitió un interesante 1,5% de crecimiento. Y complementa a otras características del país para un posicionamiento global óptimo.

Lo que se precisa es más de lo mismo y sus anexos. En Uruguay y en todo el mundo. Tal vez un canal de transferencia de tecnologías para la sustentabilidad puede encontrar su lugar en un eventual acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. Pero al margen de eso, usar la imitación para no volver a inventar la rueda, es urgente en un país que sigue desparramando bolsas de nailon a troche y moche.

Seguramente son temas que a muchos parecen menores. Pero en suma hacen al ecosistema social que debe construirse: innovación, sustentabilidad, urbanidad, empleo. El crecimiento entendido como solución a los problemas del país y el mundo.

Diario EL OBSERVADOR -  Montevideo -  URUGUAY - 25 setiembe 2016