cop 21 RFILos dos grandes problemas del mundo y el proyecto Uruguay

Terrorismo y medio ambiente cuestionan el papel de la civilización moderna
Eduardo Blasina Especial para El Observador
La globalización que pareció ser una nueva etapa feliz para la humanidad con la caída del muro de Berlín y la tesis de Francis Fukuyama del fin de la historia, ha sido en este siglo un peligrosísimo choque de civilizaciones. Los humanos no estamos preparados culturalmente hasta ahora para ese achicamiento del mundo que significa internet. Convertir al mundo en una aldea global ha azuzado las tensiones culturales y políticas.

Pero hay otro aspecto vinculado a la globalización que es tan grave como el anterior. Es el factor climático. En la medida en que se suman toneladas y toneladas de carbono lanzadas a la atmósfera, la temperatura sube y el clima se empieza a alterar. Y no hay nada más global que el clima. Las sequías no modifican su ubicación por fronteras políticas. Ya hemos subido un grado Celsius, subir otro sería muy grave, advierten los meteorólogos, y seguir de largo será terrible para nuestros hijos y nietos.

Aunque Huntington pronosticó un choque cultural múltiple, los conflictos que las civilizaciones rusa o china puedan tener con Occidente parecen manejables a través de la negociación. Pero el conflicto con el islam yihadista no está sujeto a negociación alguna, para empezar porque el Estado Islámico y Al Qaeda no tienen el menor interés en discutir nada con los “infieles”. Para seguir porque los conceptos de democracia o derechos humanos no son compatibles con la ley coránica o sharia. Como ha dicho esta semana el filósofo francés Bernard-Henri Lévy, se trata de un fascismo que sencillamente amenaza a la civilización.

Quiere el azar o la estrategia de los yihadistas que en París confluyan en este final de año los dos grandes temas que la humanidad tiene en este tremendo comienzo de siglo. Dos semanas atrás tuvo lo típico de la violencia islámica, el ataque a un bar donde se bebe vino apaciblemente, a un recital donde toca una banda de rock, símbolos de lo que consideran el hedonismo corrupto de este siglo, en realidad lo que nosotros consideraríamos la cultura contemporánea de paz y diversidad. Esa será una de las dos grandes tensiones clave de este siglo. La otra gran tensión clave es la de nuestra relación con la naturaleza. Y en estas dos semanas, París recibe a los líderes del mundo buscando evitar el caos climático. Los dos grandes temas a solucionar, cuando pensamos en el mundo que le quedará a nuestros hijos y nietos, el mundo que tendrán los 9.000 millones de humanos que se apretujarán en la Tierra en 2050 y los 10.000 millones que tal vez haya en 2100, si es que no vuela todo en pedazos antes.

De modo que las políticas de Uruguay –y tendrían que ser de consenso– deberían tomar a estos dos temas como ejes centrales. Tenemos que ayudar a solucionar los dos problemas principales del mundo y construir una economía sólida en base a ello. No es algo complejo, al revés, es algo sumamente simple. Tenemos que ser el país con menos emisiones de carbono que seamos capaces de ser. Promover la bicicleta, los vehículos eléctricos, potenciar y destacar lo que implica la energía hidroeléctrica y eólica, medir y mejorar en el balance de carbono a las cadenas agroindustriales e instrumentar una política de manejo de residuos que se aproxime al concepto de basura cero. Seguir llamándonos Uruguay Natural y actuar más en consecuencia.

Y debe tomar todas las precauciones por mantener al gran problema político mundial de este siglo fuera de fronteras sin abdicar de un claro compromiso a favor de la civilización y en clara oposición a la barbarie. Una tarea que no es fácil porque en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en este tema no se podrá decir Gre Gre, habrá que decir Gregorio. La humanidad se enfrenta a un nuevo nazismo y ya no valdrá tener la actitud de esperar a que la guerra esté a punto de terminar para tomar una postura.

Francia ha cerrado varias mezquitas esta semana desde las que se difundía el odio. Uruguay no puede contar con más mezquitas de las que ya tiene y debe tener un completo conocimiento de cuanto allí se diga. Debe reclamar una solución de dos estados para el conflicto israelo-palestino y debe tener una actitud muy clara de condena al terrorismo.

Logrados estas dos macroestrategias, debe analizar los caminos derivados de ellas. Sin duda, si logramos mantenernos libres de la violencia islámica, las inversiones y el turismo llegarán persistentemente aunque seamos un país relativamente caro. Deberemos, a partir de esas dos grandes criterios macro, construir o reconstruir la estabilización de las cuentas públicas, la inflación, la competitividad, todas las variables que gradual pero persistentemente se han desestabilizado y que son el cimiento de la inversión y la innovación.

Por supuesto que eso es solo el comienzo de aspectos más prácticos que debe abordar Uruguay a la mayor velocidad posible. Pero los grandes temas de Uruguay están más interrelacionados de lo que parece. Porque, por ejemplo, la única manera de superar el agujero negro de ANCAP, da la sensación, es apostando a renunciar en el mediano plazo a los combustibles fósiles obsoletos y promover un sector privado pujante en energías alternativas y en vehículos que las usen.

Por otro lado, en el marco de las definiciones de hacer la economía más limpia que sea posible y la sociedad más celebratoria de la diversidad que sea posible, calza el desarrollo de industrias virtuales como el software, el cine y la música, que potencian el turismo y al potenciar el turismo trasladan el dominó virtuoso al agro. Porque si es buen negocio exportar una deliciosa carne tierna de pasto, más negocio es que gente culta de todo el mundo venga a disfrutarla al país más liberal y ecológico del planeta.

Mirando a París, dos semanas para atrás y una semana para adelante podemos ver cómo construir los cimientos de una estrategia de desarrollo de Uruguay de este siglo. Mirando en sitios globales de noticias como reddit, el reporte de The Guardian de Uruguay reconvirtiendo su matriz a más de 90% de energías limpias en pocos años, rodeado de noticias de atrocidades yihadistas y de las negociaciones sobre cambio climático al borde de ser insuficientes, se puede tener una idea clara de que este país esquina con vista al mar tiene su gigantesca oportunidad intacta, a pesar de la baja de las materias primas, la inflación de 10% en 11 meses y el resto de sus problemas por resolver

Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 05 diciembre 2015