MADERA TABLASCerteza de incertidumbre

Por Jimena Paseyro   

Un contexto internacional que impacta en la competitividad, una legislación laboral que necesita modernizarse y una coyuntura regional que aporta intranquilidad, son solo algunos de los factores que determinan el contexto económico de Uruguay y generan más dudas que certezas entre los empresarios. En diálogo con Forestal, los economistas Ignacio Munyo y Gabriel Oddone analizan el presente económico y las perspectivas para el sector empresarial del país.

“Está claro que la economía atraviesa una situación de mayor incertidumbre. Esto tiene que ver con un escenario internacional más complejo y más incierto, y un escenario regional más convulso”.

Con estas sintéticas y contundentes frases Gabriel Oddone, socio de CPA Ferrere y responsable de los Departamentos de Análisis Económico y Finanzas, advierte sobre la realidad económica de Uruguay y pone el foco en las perspectivas para el sector empresarial. En el mismo sentido se refiere el economista Ignacio Munyo, profesor y director del Centro de Economía del IEEM y consultor de negocios de Grant Thornton: “Se puede hablar de que hay incertidumbre en la economía nacional, originada a nivel global”. Esa palabra ambigua, confusa, imprecisa y, sobre todo, temida es la que hoy define la coyuntura económica –y también política– del país: incertidumbre.

La economía atraviesa una situación de mayor incertidumbre vinculada a un escenario internacional más complejo y un contexto regional más convulso

La segunda acepción del diccionario define la palabra certeza como “firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar”. Este concepto forma parte del pasado para muchos empresarios uruguayos, que se enfrentan a la necesidad de tomar decisiones en un escenario de pocas certezas y con grandes posibilidades de cometer errores. Qué origina este contexto y qué caminos se abren para el sector empresarial, son algunas de las preguntas que ambos economistas responden en entrevista con Forestal.

PERSPECTIVAS PARA UN PAÍS PEQUEÑO ABIERTO AL MUNDO
Oddone se remonta al final del año 2014 para explicar en parte la situación actual: “En el período 2003-2014 teníamos tres condiciones favorables para la economía de la región. Una eran las tasas de interés bajas, sobre todo a partir de 2008 después de la crisis de subprime, lo cual daba financiamiento relativamente barato y abundancia de capitales para la región y, por tanto, mucha inversión extranjera. En segundo lugar, como consecuencia de esas tasas bajas, teníamos un dólar bastante débil y precios de commodities altos. Por último, había un escenario de crecimiento económico regional, jalonado por estos estímulos externos. Esas tres características de alguna forma más o menos permanente se fueron diluyendo a partir de 2014, y las economías con más fragilidades como las de Argentina, Brasil y Venezuela, quedaron más expuestas al escenario internacional menos favorable”.

Para Munyo la actual incertidumbre proviene del boom económico que se dio en Estados Unidos a inicios de 2018, con niveles de inversión que no se registraban desde 1970 e indicadores de actividad económica sólidos y contundentes. “Son señales claras que indican que las tasas de interés en Estados Unidos están subiendo. Después de muchos años, finalmente en 2018 empiezan a darse señales claras de que llegó el día. Ese es el contexto global que hay como telón de fondo de la incertidumbre que se está viviendo”, apunta.

“Los empresarios deben evaluar cuáles son las dos o tres variables que afectan su nivel de ingresos, y actuar mucho sobre la eficiencia y la productividad”. Gabriel Oddone

Por su parte, el economista de CPA Ferrere opina que, debido a las dificultades financieras y la incertidumbre política de los socios de la región, el empresariado nacional visualiza un “escenario más restrictivo para un país pequeño abierto al mundo”. Asimismo, Oddone explica que “hoy hay un dólar fortaleciéndose en el mundo, tasas de interés subiendo, y los empresarios deducen que ni los commodities van a estar tonificados por razones financieras, ni los flujos de capitales van a abundar. Por lo tanto, los negocios van a seguir con más restricciones”.

REGIÓN CONVULSA
La situación en los países vecinos suma incertidumbre al contexto nacional. En el caso de Argentina, “se está ensayando un ajuste fiscal severo, con una política monetaria contractiva, con una alteración de precio muy significativa. Se sabe que eso le va a pegar al sector turístico de manera importante”, agregó Oddone. Desde su punto de vista, la situación política en Brasil, con un Jair Bolsonaro favorito en los mercados, pero con una agenda económica que no es muy clara, también añade otro factor negativo. “Si a eso se agrega que el actual gobierno tuvo marchas y contramarchas en algunos frentes, se entiende que estamos ante un escenario de incertidumbre importante”, resume Oddone.

Munyo apunta que, si bien el sistema financiero se encuentra blindado de la situación de Argentina, “no estamos blindados en términos de turismo, de inversión extranjera y compra de uruguayos en Argentina. Solo en setiembre de 2018 más de 250.000 personas  se fueron a comprar al país vecino. Todo esto nos genera una situación de incertidumbre a nosotros”.

El escenario de la región no hace más que poner en duda la vigencia y pertinencia del Mercosur. Para ambos economistas, se trata de un modelo que debe sufrir cambios para ser conveniente para Uruguay.

“Es una obligación para los empresarios profesionalizar la gestión”. Ignacio Munyo

 “El ideal es que el Mercosur se abra. Eso va a depender mucho de lo que pase con el nuevo gobierno de Brasil. El actual Mercosur no le sirve a nadie. Ahí hay una nueva incertidumbre que se agrega con el gobierno que va a asumir en enero de 2019. Ojalá se logre que los países del Mercosur tengan agenda comercial propia y puedan firmar por su cuenta acuerdos de libre comercio”, indicó Munyo.

Oddone, por su parte, reconoce que el Mercosur “hoy está agotado”, aunque sostiene que quedarse o irse del Mercosur es una discusión naif: “Ni una cosa ni la otra. El Mercosur sigue siendo crucial para muchas ramas de la actividad. Aproximadamente el 30% del empleo industrial de este país está alojado en industrias que le venden al Mercosur. Pero desde 2011 hay un estancamiento enorme.

Para Munyo, la actual incertidumbre proviene del boom económico que se dio en Estados Unidos a inicios de 2018

Primero porque no logra avanzar en acuerdos con terceros países. Segundo porque impide a Uruguay negociar por sí solo con terceros países, y lo encierra todavía más en una jaula. Ni nos debemos ir del Mercosur, ni debemos pensar que es nuestro destino indisoluble. El camino sería evaluar ser un miembro pleno de la Alianza del Pacífico para aprender a jugar el juego que se juega en el mundo, y salir de la jaula que representan Brasil y Argentina”, sostiene.

¿MACRO O MICRO?
¿En qué se traduce esta incertidumbre? Para Oddone alcanza con mirar la tasa de inversión y ver que el nivel de inversión hoy es el mismo que el de 2005, muy lejos de los niveles máximos alcanzados en 2012; a su vez, el empleo también indica que el país está con niveles similares a hace 10 años. “Esta incertidumbre lleva a los empresarios a moverse con más cuidado”, apunta el socio de CPA Ferrere.

“Cuando empieza a soplar el viento de frente, o por lo menos deja de soplar a favor, y empieza a haber un contexto mundial menos propicio a la inversión en economías emergentes; cuando hay países que tienen fundamentos macroeconómicos muy débiles y tienen una dependencia gigantesca del financiamiento barato y abundante del exterior, empiezan a aparecer picos de tensión como lo que vivimos en el país vecino que afecta la economía uruguaya”, explica Munyo.

Para Oddone no es suficiente intentar resolver desde un punto de vista macroeconómico el problema de la competitividad que tienen hoy algunos sectores productivos como consecuencia del contexto regional e internacional. “El empresariado uruguayo debería estar preocupado porque la macroeconomía no los perjudique en términos de competitividad, pero debería tener la mirada amplia en darse cuenta de que la macro es solamente una parte muy chiquitita que tiene muchas limitaciones para poder hacer lo que sea necesario. Además, es costoso política y socialmente hacer lo que algunos empresarios necesitan. Poner el tipo de cambio del dólar a 40 pesos podrá ser lo que necesita el sector agropecuario, pero no es socialmente factible hacerlo. Eso supone riesgos inflacionarios que los gobiernos –cualquiera sea su orientación– tienen poca voluntad de asumir. Como resultado, los empresarios y las corporaciones empresariales, los académicos, los técnicos, todos deberíamos estar trabajando en la agenda de las reformas microeconómicas. La macro no puede resolver todo lo que la micro no puede resolver. La competitividad tiene una dimensión macro que hay que trabajar, pero los empresarios deberían ser muy conscientes de que el partido de la competitividad y de los precios se juega en lo micro que es una agenda más difusa, más compleja; con mucho menos capacidad de hacer lobby, pero es donde hay que trabajar más. Uruguay tiene millones de cosas para avanzar, pero supone mover el statu quo”.

LISTA DE PENDIENTES
Respecto a los cambios que deberían darse en el país, Munyo recuerda que “estamos en un año preelectoral con resultado abierto. Uruguay está en una situación en la que no puede seguir creciendo sin hacer reformas importantes que lo hagan nuevamente rentable. La reforma más importante que el próximo gobierno tiene por delante es una mayor apertura de la economía. Uruguay tiene que lograr avanzar de forma contundente con acuerdos de libre comercio con las principales potencias, como China, Estados Unidos y Reino Unido. Hemos llegado a una situación en la que casi ningún sector logra márgenes de rentabilidad relevantes”.


¿En qué se traduce esta incertidumbre? Para Oddone alcanza con mirar la tasa de inversión y ver que el nivel de inversión hoy es el mismo que el de 2005

Otra de las reformas que deberían ponerse en marcha para el economista es la reforma laboral: “Creo que la legislación laboral vigente en el país tiene que ser modernizada. No necesariamente se van a modificar los pilares básicos de la negociación colectiva y de los consejos de salarios, pero hay normas que hay que cambiar, como la regulación de la jornada laboral. Hay que sacarle rigidez al funcionamiento del mercado de trabajo. Al consultar a empresarios, si bien admiten que los costos son elevados, lo que más les preocupa es la inseguridad jurídica que hoy les genera tener un empleado. Como la regulación no es clara en muchos aspectos, termina resolviendo el juez. Eso a veces hace que el empresario diga ‘yo no me quiero complicar la vida, dejo de contratar a este trabajador, invierto en automatización’. Lamentablemente la estrategia está siendo no contratar”.

Sobre este tema también se refirió Oddone al mencionar que Uruguay todavía tiene carencias en los mecanismos que existen para negociar preceptivamente situaciones de conflicto en el ámbito laboral. “Ahí hay mucho por hacer. La impresión que tengo de afuera es que se está haciendo con una mentalidad estrictamente jurídica. Falta mucha negociación basada en la costumbre. El gobierno es quien debería promover soluciones de este tipo. Pero este tema no está en la agenda de los empresarios uruguayos. Están concentrados estrictamente en la discusión de ocupaciones y en cómo legislar los derechos de huelga, y no construyen la gimnasia de la discusión. Creo que la estrategia empresarial es equivocada, trataría de generar una agenda más global de la negociación laboral”, afirmó.

Ambos economistas coinciden en el excesivo peso del Estado plasmado en las tarifas públicas. Para Oddone “la presión fiscal es elevada en Uruguay, y no les prometería a los empresarios que va a bajar de forma sustancial. Este es un país pequeño, por lo tanto, proveer bienes públicos en un país como este es muy caro. Lo que sí es cierto es que tenés baja calidad de gasto, el Estado te devuelve muy mala calidad por los servicios que pagás”. Por su parte, Munyo dijo que estamos ante una situación compleja y calificó de “grave” la situación de las empresas públicas: “En términos reales, el volumen de gasto público casi se duplicó en los últimos 12 años en Uruguay. Eso se tiene que pagar y ya no alcanzan los impuestos que se están cobrando, se tuvo que recurrir a las tarifas públicas y se genera un costo al sector productivo. Necesitamos repensar cómo vamos a reestructurar nuestras empresas públicas para lograr mayor eficiencia”.

Munyo y Oddone son tajantes al evaluar la gestión del actual gobierno en materia de reformas. El primero destaca principalmente el tema de la lentitud con que se está mejorando la infraestructura en el país. Oddone, por su parte, considera que Uruguay tiene una agenda de reformas para hacer que este gobierno no hizo: “Desde el punto de vista económico, en los últimos 10 años, ¿cuáles son las cosas relevantes que se hicieron? Ninguna, se mantuvieron las cosas que se hicieron antes. Ahora nuestra hoja de ruta de reformas está obsoleta”.

NO HAY QUE QUEDARSE QUIETO
Ante este escenario económico, los empresarios del país se cuestionan qué perspectivas tienen a futuro y de qué herramientas pueden valerse para, al menos, sobrellevar la situación. “El consejo que uno puede dar de manera genérica, es que quedarse quieto en el mundo empresarial nunca es aconsejable. Las amenazas están a la vuelta de la esquina. Es un momento en que los empresarios deben estudiar muy bien sus planes de negocio, sus inversiones, pero no deben dejar de analizar oportunidades”, agregó Oddone.

No obstante, el economista recordó que se debe tomar en cuenta un contexto de relaciones laborales más rígidas, con más capacidad de influencia de los sindicatos que en el pasado, con lo cual “trazar modificaciones que tienen que ver con la organización del proceso de trabajo o ahorrar mano de obra es un tema complejo. Uno tiene que hacer un plan inteligente, un plan de largo plazo. Los empresarios deben evaluar cuáles son las dos o tres variables que afectan su nivel de ingresos, y actuar mucho sobre la eficiencia y la productividad. Es un momento ideal para pensar qué modificaciones puedo introducir en mis procesos laborales y qué tecnología puedo introducir para dar un salto hacia adelante”.

El escenario de la región no hace más que poner en duda la vigencia y pertinencia del Mercosur

Munyo es claro al pensar en qué acciones puede tomar un empresario uruguayo en este contexto: “En gran parte de las empresas se siguen tomando decisiones basadas en ‘porque siempre se hizo así’, porque ‘yo sé de esto’, por talenteo, por olfato. Pocas empresas toman decisiones en base a business intelligence, que es tomar decisiones eficientes en base a datos que genera la propia empresa. Hoy lo más importante es reducir costos y optimizar la gestión de recursos utilizando esa información. Es una obligación para los empresarios profesionalizar la gestión. A su vez, si en el país se plantea una agenda precisa, concreta, contundente, y sobre todo creíble, va a cambiar el horizonte para el empresario y va a poder mirar para adelante”.

Revista forestal - Montevideo - URUGUAY - 21 diciembre 2018