mercosur 2Una ventana se abre

Una luz se vislumbró esta semana sobre el oscuro y decadente Mercosur cuando el presidente del Senado brasileño, Renan Calheiros, en el marco de la Agenda Brazil destinada a sacar a su país de la presente crisis, propuso poner fin a la unión aduanera mercosureña a fin de que cada integrante pueda negociar acuerdos comerciales con otros países sin necesidad de tener el consenso de todos los miembros. Uruguay manifestó rápido interés en esta iniciativa pero se encontró con que es una idea que nadie, a nivel oficial, ha propuesto aún. Lo cual no significa que no pueda hacerlo en el futuro.

La propuesta del presidente del Senado de Brasil, con todo, acaparó los titulares de prensa dado el estado calamitoso de las relaciones del bloque. El Mercosur sigue encerrado en sus cuatro paredes y mientras que dos de sus miembros –Argentina y Venezuela– aplican políticas comerciales y cambiarias incompatibles con la filosofía del Tratado de Asunción, que promueve la libre circulación de personas, bienes y servicios, los otros tres miembros se desesperan para abrir una puerta de salida. El TLC con Europa está casi congelado y lo seguirá estando mientras Argentina mantenga el modelo proteccionista que viene aplicando el régimen K, especialmente en la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. Habrá que esperar si el nuevo presidente argentino es más flexible a la apertura internacional y si está dispuesto a dar aunque sea un cumplimiento mínimo de los tratados que su país ha firmado.

Brasil y Uruguay, por su parte, buscan desengancharse de este lastre, pero hasta el momento no lo han conseguido. La propuesta de Calheiros viene a tomar el espíritu de lo que intentaron hacer Brasil y Uruguay respecto al TLC con la UE: firmarlo aunque Argentina se negara o plantear un acuerdo de dos velocidades. En definitiva, es permitir a cada integrante firmar acuerdos con terceros países sin necesidad de contar con la unanimidad de todos los miembros del Mercosur. Es cierto que esto no se compadece con el concepto de unión aduanera “teóricamente” vigente, pero es al menos abrir una puerta que permita a los miembros salir de un corral en el cual el empecinamiento argentino hace la vida comercial imposible.

Dado que la propuesta de Calheiros no pareció políticamente correcta, Uruguay se limitó a tomar nota y a recalcar que el Mercosur no funciona. Nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo, Nin Novoa, aprovechó la circunstancia para señalar que el Mercosur no funciona, que se necesita “más transparencia y sinceridad” en el proceso de integración porque estamos “viviendo en un mundo de grandes acuerdos comerciales y de acuerdos de libre comercio de los cuales el Mercosur está ausente”.

Pero Nin Novoa agregó que la propuesta de Calheiros tenía la virtud de poner este tema nuevamente en el centro de la mesa y además reconocer la propuesta de Uruguay y de Paraguay de remover los fundamentos de funcionamiento del Mercosur.

Quizá la propuesta del presidente del Senado brasileño no tenga andamiento, pero es una clara expresión de la frustración que existe, no solo en Uruguay y Paraguay sino también en Brasil, con el Mercosur, que básicamente es una frustración con Argentina, que es quien más obstáculos pone dentro y fuera del bloque. Y quizá esa propuesta permita abrir una ventana y una puerta en este laberinto comercial que a nadie le sirve en su estado actual.


Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 15 agosto 2015