vacas monteChile podría reducir en 50% su pérdida de bosques

En la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas, realizada en Estados Unidos, 32 países se comprometieron a reducir en 50% la pérdida de su superficie forestal en los próximos seis años. Revista LIGNUM hace un análisis de esta decisión para Chile.

El Programa ONU-REDD es una iniciativa de colaboración de las Naciones Unidas para la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD) en los países en desarrollo. Se puso en marcha en 2008, basada en la capacidad de convocatoria y la experiencia técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP). Hacia junio de 2014, los recursos financieros de apoyo a los países fue de US$195.700.000.

Originalmente, los incentivos establecidos para frenar la deforestación y degradación de los bosques estaban orientados exclusivamente a reconocer el almacenamiento de carbono de áreas forestales con altos contenidos de carbono y fuertes presiones de deforestación o degradación, programa que se conoció con la sigla REDD (Reduction of Emissions from Deforestation and Degradation). Luego, se establecieron las bases del programa REDD + para reducir las emisiones por deforestación y degradación de bosques, reconociendo que las áreas forestales prestan un servicio ecosistémico de almacenamiento de carbono que incentiva el reemplazo de prácticas de deforestación de coberturas forestales por otras que disminuyen las emisiones de GEIs asociadas a cambios en el uso del suelo.

“Un avance significativo de REDD+ ha sido ubicar a los bosques en la agenda política del diálogo internacional, resaltando la importancia de su conservación, así como de la forestación, la reforestación, el manejo de la regeneración y el manejo forestal sustentable, en los esfuerzos de mitigación del cambio climático”, afirma Jorge Meza, oficial forestal principal de la Oficina de la FAO para América Latina y el Caribe.

Existe una relación bilateral directa entre los bosques y el cambio climático. La deforestación disminuye la absorción de carbono en el aire y esto, a su vez, genera sequía y afecta al suelo, disminuyendo el crecimiento de los árboles. “Alrededor del 20% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) corresponde a la deforestación, lo que exacerba situaciones de sequía en todos los países”, comenta Aarón Cavieres, director ejecutivo de la Corporación Nacional Forestal (Conaf).

Por esto, “el acuerdo celebrado este año en Nueva York, donde 32 naciones se comprometieron a reducir a la mitad la pérdida de superficie forestal hasta 2020, y ponerle fin a 2030, es celebrado como una señal de preocupación por el bienestar de la población y el medio ambiente”, dice Meza.

Aunque la meta para Chile puede sonar ambiciosa, Aarón Cavieres dice a Revista LIGNUM que es realizable porque la deforestación en el país no es tan alarmante como en otros países. “El desafío es evitar la degradación de bosques y aumentar las tasas de forestación, principalmente con especies nativas, y recuperar bosques degradados en una superficie considerable”, explica.

Grupo editorial EDITEC -   CHILE  - 17 febrero 2015