obreros forestalesSector forestal genera 1,5 empleos indirectos por cada contratado

Dos estudios, uno de Corma y otro de Conaf, comprueban que la pobreza ha bajado en las comunas donde operan forestales, aunque ésta sigue manteniéndose por sobre el promedio nacional
 Por cada peso producido por el sector forestal, se generan 1,02 pesos adicionales por efecto de arrastre en toda la economía. Y a la inversa, si aumenta la demanda por productos de la industria forestal en tan sólo una unidad, la economía nacional elevará su producción en 2,4 unidades extras, ya que aumentan los insumos forestales disponibles para que otros sectores puedan producir más.

Esas son sólo algunas de las conclusiones del estudio “Aporte económico y social del sector forestal en Chile y análisis de encadenamientos”, encargado por la Corporación Chilena de la Madera (CORMA) al Programa de Gestión y Economía Ambiental (Progea) de la Universidad de Chile, y que a principios de mes se hizo público aunque, cuenta Fernando Raga, presidente de la CORMA, aún no han podido mostrarlo al ministro de Agricultura, Carlos Furche.

“Había toda una historia y un comentario que decía que en las comunas forestales, la pobreza se quedaba estancada, que no mejoraba, y queríamos saber si era verdad. No dice que la industria forestal es atómica, porque ahora son ricas las comunas, no es así, lo que sí dice, es que en las comunas donde la actividad principal es la forestal, han tenido una trayectoria similar donde la actividad primaria es agrícola y pesquera”, afirma Raga.

Una cadena eterna
Uno de los aspectos que arroja la investigación, es lo fuertemente encadenada que está la industria con otros sectores de la economía, tanto intraindustria: celulosa con silvicultura, por ejemplo; como con otros sectores económicos, como imprentas, fábricas de mueble, agricultura y energía.

Además, recalca que por cada dólar producido por el sector, la mitad se destina a la compra de insumos originados dentro del país. Es un sector muy encadenado consigo mismo, revela el Policy Report del estudio, por lo que es concentrado en el multiplicador del producto, es decir, el efecto de arrastre se relaciona con pocos sectores. Por otro lado, sí presenta una alta dispersión en el multiplicador de la demanda, entrando en la cadena productiva de muchos sectores. Por lo tanto, la producción de productos del sector utiliza insumos de pocos sectores (principalmente forestales) y por el contrario, los productos forestales entran como insumos productivos de varios rubros (industrias manufacturera, imprentas).

Empleos indirectos
La otra dimensión que analizó el estudio es cómo incide la industria en la generación de empleos directos e indirectos. El sector forestal genera directamente 0,02 empleos, en promedio, por cada millón de pesos de producción. Cabe destacar que esta cifra es menor que el empleo directamente contratado a nivel nacional, de 0,04 empleos por millón de pesos, y que se explica por el alto nivel de tecnificación de los subsectores de Producción de madera y Fabricación de celulosa y papel.

Otro indicador utilizado para estudiar el empleo indirecto es el cociente entre el número de empleos generados en forma indirecta y los empleos generados directamente por el sector. “En el sector forestal es igual a 1,47 por lo que ,por cada empleo que se contrata en forma directa, se genera indirectamente en el resto de la economía, aproximadamente, un empleo y medio más”, agrega el informe. “Uno ve el impacto que tiene. Uno ve a un señor que está en Los Ángeles trabajando en un banco, y él está trabajando ahí porque hay un sector forestal, porque si no, no habría banco”, agrega Raga.

En cuanto a salarios promedios, el sector forestal paga $279 mil a los hombres y $253 mil a las mujeres. Al hacer la división por sector urbano y rural, promedia $303 mil y $225mil, respectivamente.

Extrema pobreza
Pero ha sido en los indicadores de pobreza de las comunas donde operan, que la CORMA ha puesto el énfasis para dar a conocer este estudio. El análisis indica que tanto en las regiones como en las comunas forestales (32 identificadas de este tipo en la Región del Biobío), ha bajado en las últimas décadas el nivel de pobreza, pero ésta se mantiene por sobre el promedio nacional.

Por ejemplo, en 1994,la pobreza a nivel país se situaba cercana al 27% y al 2011 cayó a un 15%. Mientras que para las regiones forestales (de O’Higgins a Puerto Montt), hace 20 años estaba en un 36% y en 2011 alcanzó poco menos del 25%. La pobreza extrema también cayó drásticamente, pero siguen siendo las comunas forestales las que mantienen las mayores tasas, revela el estudio. Por ejemplo, en 1970, la extrema pobreza en comunas forestales, pesqueras y agrícolas se movía entre un 20% y un 28%. Si se miran las mismas comunas, pero en 2011, para las relacionadas al mar la extrema pobreza se situó en torno al 3%, las agrícolas bajo el 5% y las forestales bajo el 6%.

A pesar de esos números, Fernando Raga asume que las críticas a la industria siempre van a estar. “Las críticas que se hacen al sector forestal son porque existen empresas grandes. Lo más probable es que si no las hubiera, nadie haría críticas. Es una crítica que más bien tiene una carga, no sé si llamarle ideológica o de algún tipo, pero te puedo asegurar que si no hubiese megaempresas en el sector forestal, no sería tema, como no lo es la agricultura, que consume más agua que nosotros, tiene casi la misma superficie establecida, pero no hay mega corporaciones agrícolas”, recalca.

La crítica de Conaf
Sin embargo, hay un segundo estudio que casi no ha sido divulgado y que fue publicado en marzo de este año y encargado por la Corporación Nacional Forestal (Conaf) al sociólogo y economista, Iván Nazif, titulado “Plantaciones y pobreza en comunas forestales: Forestación y estilo de desarrollo” y que a diferencia del análisis de CORMA, reúne una serie de entrevistas a trabajadores, vecinos y actores de la industria.

En él, también se concluye que la baja de la pobreza y la extrema pobreza está directamente relacionado con la operación de la industria forestal en esas comunas, aunque no es el único factor, ya que obedece a un tema multidimensional. Eso sí, hace duras críticas al Estado y a las propias empresas. “En la Región del Biobío, que dos de cada diez habitantes puedan ser calificados como pobres, es un mal resultado, luego de casi cuarenta años de aplicación del DL 701 y de 24 años de democracia”, dice una primera parte, pero también agrega que “para la mayoría de los entrevistados, las plantaciones no significan algo negativo, pero tampoco ven en ellas la oportunidad de insertarse en un proceso que mejore su calidad de vida”.

El estudio concluye que “la responsabilidad por la situación de pobreza en que viven muchas comunidades rurales es básicamente del Estado y que las grandes empresas pueden contribuir a mejorar esas situaciones, pero no se les puede pedir a ellos que la resuelvan”.


Diario CONCEPCION -  CHILE - 16 diciembre 2014