avion-fumigadorAgroquímicos: Entre la falta de control estatal y los graves efectos para la salud

La fumigación de la Escuela Rural Nº44, en Concepción del Uruguay, puso, una vez más, el tema en el centro del debate provincial. La palabra de Roberto Lezcano, uno de los médicos que denuncia el mal uso de agroquímicos hace años. “El límite son los chicos”, expresó Mariela Leiva, la directora de la escuela afectada.

Luciano Peralta
En la actualidad, quizá como nunca antes había ocurrido en la era global, se intensifican, cada vez más, las contradicciones entre los modelos económicos que no prevén, por ejemplo, el uso sustentable del ambiente, y los derechos humanos más fundamentales, como el derecho a gozar de una buena salud.

Existen casos paradigmáticos para las actuales generaciones en los que se puede ver claramente cómo colisionan los intereses de unos pocos con los derechos de todos. Uno de los casos emblemas en este sentido es la lucha ambientalista que Gualeguaychú encabezó en rechazo a la planta de celulosa UPM (ex Botnia) en la República Oriental del Uruguay. El conflicto, que tomó trascendencia internacional gracias a la lucha ambientalista de gran parte de un pueblo del interior del país ―que hasta ese momento solo era conocido por la oferta turística y carnavalera―, dejó en evidencia el inmenso poderío del capital internacional, dispuesto a llevarse todo por encima, inclusive los acuerdos bilaterales entre pueblos soberanos.

Pero el caso de la papelera UPM, ubicada en la costa de Fray Bentos, sobre el río Uruguay, es solo eso: uno de tantos casos. Quizá el más emblemático y significativo, por supuesto. Pero la economía internacional y, particularmente, el papel que nuestros países suramericanos ocupan en la división internacional del trabajo, trae consigo, so solo una buena cantidad de dólares, necesarios para la supervivencia de cualquier economía con alto grado de dependencia comercial, sino también otras consecuencias menos agradables y gravísimas en muchos casos. El creciente índice de enfermedades relacionadas con la contaminación ambiental es solo el síntoma primero de un problema mucho más alarmante.

“Los chicos son el límite”
El último jueves, la Escuela Rural Nº 44 “República Argentina” fue noticia en todos los rincones de la provincia. Aproximadamente a las 13.30, el ruido de una avioneta llamó la atención de la directora del establecimiento, que al salir del edificio pudo corroborar, en primera persona, cómo el vehículo fumigaba el campo lindero a la escuela, a poco menos de 100 metros de distancia.

Dos años atrás, había ocurrido un episodio similar. Por lo que Mariela Leiva supo qué tenía que hacer: dio aviso a la Policía inmediatamente y se ocupó de proteger, como pudo a sus alumnos.

ElDía dialogó con la docente, quien relató la desesperante situación. “Llegué a la escuela a las 13, y un rato más tarde escucho el ruido de un avión. Salgo y veo que están fumigando. También había un tractor en la misma ruta, al que le hago señas para que pare, le digo que nosotros estábamos en la escuela. Pero no me hacen caso y siguen”, relató.

“Una vez dentro del edificio, llamo a la Policía y entro al aula. Ahí es cuando veo a mi nena (9), que asiste a la escuela, vomitando por efecto de la fumigación. Fue desesperante, además, enseguida, los otros alumnos comenzaron a presentar el mismo cuadro de mareos, náuseas y dolor de cabeza, y al rato los mayores que estábamos en el lugar no empezamos  sentir igual de mal”, continuó.

En el campo lindero a la escuela se siembra arroz y no es la primera vez que la fumigación del mismo genera consecuencias negativas para la salud de la contigua comunidad educativa. Hace dos años sucedió un hecho similar al denunciado la semana pasada, en el que un oficial de policía terminó hospitalizado luego de intentar detener la marcha de una de las avionetas fumigadoras.

“Las autoridades políticas tienen que comprometerse con este tema, no se tiene la noción de lo grave que resulta, y que resultará en el futuro, para la salud de todos. No puede volver a pasar algo así, los chicos tienen que ser el límite”, concluyó Leiva.

Paren de Fumigar
Integrantes de la Campaña “Paren de Fumigar las Escuelas” realizaron la denuncia en el Ministerio Público Fiscal de Concepción del Uruguay por la fumigación aérea producida el jueves sobre la Escuela Rural Nº 44, con niños y docente en clase, quienes sufrieron los efectos agudos que producen los agrotóxicos en la salud, nauseas, vómitos, irritación ocular, por los cuales debieron ser atendidos en el Hospital de Santa Anita.

La Dirección Departamental resolvió suspender el dictado de clases el día viernes 5 de diciembre, como medida precautoria. Al igual que hace pocos días atrás, cuando se produjo un caso similar en la Escuela Rural Nº 85. Por la tarde del jueves el Ministro de Educación José Lauritto se hizo presente en el establecimiento escolar junto con otras autoridades políticas y policiales del Departamento.

Las autoridades políticas reconocieron los problemas que estas prácticas agrícolas ocasionan en las comunidades rurales. Ahora, se espera que se tomen medidas concretas que permitan a los niños, docentes y familias rurales en general, desarrollar actividades sin poner en riesgo su salud.

Fue el propio Lauritto el que dijo que el productor fumigó la zona sin permiso,  y se mostró “muy preocupado” por la “reiteración de situaciones como estas, que son lisa y llanamente un incumplimiento de las normas vigentes, que entre otros aspectos exige que obligatoriamente para este tipo de aplicaciones debe estar presente un Ingeniero Agrónomo que en este caso tampoco lo estuvo”, se quejó el funcionario.

La falta de control estatal
Roberto Lezcano es uno de los médicos que, desde hace años, está muy comprometido con la defensa de la salud ante el avance de los agrotóxicos en las zonas rurales de Entre Ríos. El oriundo de Basavilbaso dialogó con ElDía, apuntó a la falta de control por parte del Estado y al incumplimiento de las normas por arte de los productores.

“Fundamentalmente es obligación de las autoridades difundir y dar a conocer los efectos de la aplicación de agroquímicos en esta forma tan descontrolada, y prevenir a la sociedad. Creo que eso no pasa y es lo más alarmante. Las consecuencias de la no prevención del buen uso y control de los distintos plaguicidas es alarmante para las poblaciones rurales”, expresó el médico.

“El estado debe controlar el accionar de los productores, pero no existen recursos para ello. Creo que hay solo un inspector en toda la provincia y siempre llega al lugar con los hechos consumados”, agregó.

La falta de estadísticas y datos claros a cerca de los causantes del aumento de ciertas enfermedades, como el cáncer, las malformaciones o las patologías de la piel, hacen que se haga difícil tener certezas a cerca de las razones que provocan dichas patologías.

En este sentido, Lezcano criticó la inexistencia de un laboratorio toxicológico en la provincia. “Si en Entre Ríos tuviéramos un laboratorio toxicológico donde el paciente que tiene un problema dermatológico, por ejemplo, se pudiera hacer un test, se podría constatar enseguida qué producto tiene en la sangre, si es un plaguicida o no. Pero lamentablemente no lo tenemos en la provincia”.

Las enfermedades que más se repiten
Según contó Lezcano, quien hace años atiende casos de patologías causadas por los agroquímicos, las enfermedades más comunes son las de piel y las  respiratorias, como las alérgicas. “Pero el problemas es que esa persona afectada por esta patología, al pasar el tiempo se convierte en enferma crónica y, en muchos de los casos, esos primeros síntomas terminan convirtiéndose en cáncer u otras afecciones mucho más graves”.

Diario EL DIA -  Gualeguaych{u  -  ARGENTINA - 07 diciembre 2014