viana fiscalEntrevista al fiscal Enrique Viana
“Las corporaciones como Botnia no tienen Patria o en todo caso su patria es el lucro”

El fiscal Letrado Nacional en lo Civil de la República Oriental del Uruguay, Enrique Viana, llegó a Gualeguaychú especialmente invitado por la Asamblea Ciudadana Ambiental para dar una disertación (fue el viernes en el Centro de Defensa Comercial e Industrial) y participar del noveno encuentro de la Unión de Asambleas Ciudadanas del Litoral que se clausuró ayer en el Colegio de Abogados.
Viana se encuentra actualmente suspendido, porque desde el gobierno de José Mujica no quieren fiscales libres para investigar sino dependientes del poder de turno.

Justamente, Viana ha sido siempre una voz potente contra los atropellos ambientales que provocan la sociedad conformada por el Estado y las corporaciones como Botnia UPM, Montes del Plata o Aratirí (minería a cielo abierto), entre otras.

En diálogo con EL ARGENTINO, Viana repasa su perspectiva y profundiza los conceptos que lo llevan a sostener que corporaciones como la de Botnia UPM “no tienen Patria, o en todo caso su patria es el lucro”.

-¿Podría explicar a qué se refiere cuando habla que las empresas multinacionales como UPM, son “anacionales”?
-El concepto no es mío, sino en todo caso descubro que se habla sobre la base de una existencia de un derecho “anacional”. La doctrina extranjera, internacionalista, habla de sujetos privados que crean derechos y a esa instancia se la denomina “anacional” porque la fuente de ese derecho no son las Naciones, es decir, no son los Estados en sus gestiones internas dentro del país ni los Estados vinculados con otros Estados a través de tratados internacionales. Son sujetos privados que crean derechos que rigen las conductas de esos sujetos privados con esos Estados y con los ciudadanos de esos Estados. Por eso me resisto a hablar, como en el caso de Botnia UPM, de empresas multinacionales e incluso transnacionales.

-¿Por qué se resiste a la denominación multinacional o trasnacional, según el caso?
-Porque cuando se utilizan esos términos se le está diciendo a los ciudadanos que estas grandes empresas o corporaciones tienen múltiples nacionalidades. Y cuando se dice que son transnacionales se indica que trascienden fronteras y según estén de qué lado de la frontera tendrá un carácter u otro.

-Más allá de los nombres, Botnia SA, ahora UPM SA (pero son los mismos accionistas) ¿qué es en realidad: finlandesa o uruguaya?
-Recuerdo que el canciller Didier Operti (presidente de Jorge Batlle) decía que Botnia era una empresa uruguaya, radicada en territorio uruguayo y que en todo caso afectaría aguas uruguayas y por lo tanto no existía conflicto internacional. Un disparate por donde se quiera analizar. Por eso sostengo que estas grandes corporaciones se mueven y actúan casi como Estados o cuasi Estados y exigen ser tratados como tales. Quiero hacer un agregado: no estamos lejos de que en algún momento habrá organizaciones que estarán compuestas por algunos pocos Estados y estas corporaciones y regirán el mundo. Por eso estas corporaciones como Botnia UPM son organizaciones sin Patria o apátridas o en todo caso su patria es el lucro.

-Cuál es la diferencia con el colonialismo, dado que para que estas empresas se radiquen en un país, el gobierno y los gobiernos regionales deben resignar potestades soberanas a través de tratados de protección. Por ejemplo tanto en Uruguay como en Argentina el Tratado de protección a las inversiones con Finlandia son un calco hasta en la coma e incluso en ambos el último párrafo dice que en caso de divergencia prevalecerá el texto en inglés; es decir, el parlamentario argentino y uruguayo renunció a su lengua madre para hacer una ley. Colonialismo puro.
-Está claro que atravesamos un proceso de neocolonización, con similitudes y diferencias. En la formación del Estado hay tres elementos constitutivos: la población, el territorio y el poder o la forma de gobierno. Antiguamente, muchos Estados lograban eso militarmente ocupando por la fuerza un territorio, sometiendo a esa población y manteniendo un gobierno superior lejos de esas tierras. En este caso de Botnia UPM no se usa la violencia bélica, pero sí una que genera tanto o más estragos: los negocios jurídicos, que son más letales incluso. Podemos decir que es una colonización consentida, porque es evidente que un gobernante prestó ese consentimiento en nombre de todos sus conciudadanos; es decir, el gobierno se compromete en nombre del Estado. Por eso estas corporaciones se convierten en señores feudales.

-¿Por qué se convierten en señores feudales?
-Porque pactan de igual a igual con el Estado. Los tratados de inversión se firman entre Estados para favorecer a una inversión. Pero aquí se ha dado un paso más allá: son contratos firmados entre el Estado y la corporación, es decir, entre pares y por eso UPM se equipara con el Estado, en este caso, uruguayo e incluso en menor medida con el argentino. Y por eso les impone obligaciones que implican resignación de soberanía e incluso limitaciones a los tres poderes del Estado para actuar en contra de ella. Por eso los tres poderes del Estado quedan condicionados a la voluntad de una empresa privada.

-Por eso en caso de una huelga en UPM, el Estado uruguayo la debe indemnizar por ejemplo.
-Claro, porque en estos contratos se estipuló que cualquier variable que le afecte su afán de lucro debe ser compensada. Y esa es una imposición que está por encima de la Constitución y de la ley y que surge por esos nuevos derechos privados en el plano internacional. Cualquier variante que produzca un cambio negativo en la ecuación financiera debe ser compensada por el Estado. Ganancia neta, pura y diría que casi sin riesgos, porque se haga lo que se haga siempre se ganará el lucro fijado. Y esto abarca desde una huelga hasta una movilización ciudadana, pasando como ocurrió en estos días un paro de los transportistas e incluso instrumentos de gobiernos como un decreto o nuevas leyes, incluso aquellas normas que puedan exigir algún parámetro ambiental o de la salud pública o lo que fuere.

-Por un lado tratados internacionales para garantizar inmunidades. Pero también leyes especiales para que tengan además privilegios. E incluso pareciera que todo esto es insuficiente y también existen contratos secretos entre estas corporaciones y los Estados.
-Usted pone el dedo en una llaga abierta. Mi actuación como fiscal obligó al Estado uruguayo a mostrar, vía judicial, el contrato secreto que el gobierno había firmado con la otra pastera, me refiero a Montes del Plata y tengo fuertes sospechas de que existe uno similar firmado con Botnia UPM pero no lo conocemos. Cuando el gobierno uruguayo estaba negociando el aumento de la producción anual de la pastera UPM sostuvo que se estaba revisando el contrato firmado entre ellos. Reclamé entonces conocer ese contrato, pero desde Presidencia dijeron que no tenían registros de un contrato de esas características. No fue así con Montes del Plata, porque el Ejecutivo hizo un acto de la firma de ese contrato. Cuando pedí conocerlo, me dijeron que era secreto. No obstante, seis meses después accedí porque firmaron un nuevo contrato excluyendo la cláusula de confidencialidad para adjuntarlo al expediente judicial que había abierto.

-Volvamos al tema de la República. Para que estas corporaciones operen la República debe estar de rodillas…
-El gran enemigo de estas corporaciones sin Patria o con la patria del lucro, es la República porque la República constituye el obstáculo a vencer. Por eso violan la conciencia de una Nación, para luego dañar su integración interna, territorial con el saqueo ambiental. Pero para ello primero deben operar las cláusulas de blindaje, de protección y de impunidad. Empresas como Botnia necesitan licuar la República para que no tengan consecuencias en el daño que causarán en el territorio. Y esto se garantiza solamente con corrupción. Por eso cuando los ciudadanos se organizan y protestan frente a esta clase de emprendimientos y ya con una República de rodillas, pasan a la categoría casi de plebeyos o esclavos de estos señores feudales. Y el paso siguiente, casi inmediato, es la criminalización de esos ciudadanos porque están reclamando que funcione lo que se ha destruido: la República.

-¿Frente a este panorama cómo recrear la esperanza?
-No es fácil. La circulación de los conocimientos, el debate permanente, la educación ciudadana son las mejores herramientas. Y no hay que olvidar que la gesta de resistencia ajustada siempre a derecho nos otorgará siempre la condición de ciudadanos frente al descalabro de la corrupción.
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO


Diario EL ARGENTINO - Gualeguaychú -  ARGENTINA - 05 octubre 2014