camiones maderas autoFray Bentos, 10 años después de Botnia

Río Negro. Una ciudad que supo estar en la cresta de la ola ahora vuelve a mirar la calma provinciana
    Una década después los camiones siguen llegando a la planta de Fray Bentos
Valentín Trujillo enviado a Río Negro
Hay ciudades con destinos de grandeza, hay ciudades condenadas al eterno fracaso, hay mil tonos entre estos dos extremos y luego hay destinos particulares, como el de Fray Bentos. Hija de su posición favorable recostada en el río Uruguay, la ciudad se desarrolló a mediados del siglo XIX bajo el nombre de Villa Independencia.

Hacia la década de 1860 y bajo la influencia de inmigrantes europeos que manejaban la vanguardia tecnológica del momento, comenzó a desarrollarse la industria cárnica. Así surgió el mítico frigorífico Liebig, que décadas después se transformó en el Anglo, que produjo el corned beef que alimentó a las tropas de los aliados durante las dos guerras mundiales y fue puntal del “Uruguay de las vacas gordas”. Un punto en el mapa uruguayo que era vital para sostener a las tropas que luchaban contra el fascismo.

Pero luego, como en El astillero de Juan Carlos Onetti, el tiempo, y los hombres y las circunstancias volvieron obsoleto el enorme frigorífico. Para la reapertura democrática en 1985, la gran ballena del desarrollo fraybentino estaba encallada y muerta.

Tras cartón, vino la terrible crisis de 2002. Se partió Uruguay, se partió Fray Bentos. Pobreza, deudas y tristeza invadieron esa ribera del río Uruguay. Pero entonces, otro golpe del destino llegó para la ciudad desde muy lejos: una planta de celulosa de capitales finlandeses. Aunque la empresa se llamaba Botnia, para los fraybentinos siempre fue y será “Bosnia”. Años después, se vendió y pasó a llamarse UPM.

Esa historia es más cercana y conocida. La pastera o la papelera, depende de qué lado del conflicto binacional titularan los medios, generaron ruido internacional. La presencia de miles de obreros en Fray Bentos para la construcción de la planta, y a pesar del subsiguiente corte de la ruta del lado argentino, generaron en la ciudad una bonanza económica mayor incluso a los recuerdos de los viejos con el frigorífico. La obra comenzó en 2003, bajo la administración de Jorge Batlle, y se inauguró en noviembre de 2007, bajo la administración de Tabaré Vázquez, ya con el problema diplomático en curso.

Ya pasó una década y las cosas cambiaron. Desde la postura contraria inicial de un Frente Amplio en la oposición hasta el reconocimiento de la política de Estado en cuanto a la atracción de la inversión privada. El Observador invitó al oficialismo y a la oposición a que pasaran raya a este fenómeno de una década.

El candidato a diputado por el Frente Amplio, Constante Mendiondo “Tany”, y el diputado blanco Daniel Mañana, hicieron ese balance y proyectaron el futuro cercano.

Puntos en común
Para Mañana, la planta de celulosa es hija de la Ley de Desarrollo Forestal de finales del primer gobierno de Julio María Sanguine-tti. “Ya entonces el Frente se había negado a ella, así como luego se negó al tratado de inversiones con Finlandia y a la ubicación de la planta en Fray Bentos, cuando fue la mayor inversión de la historia de Uruguay, en una ciudad con un índice de desocupación muy alto entonces”, recordó el blanco. Mendiondo se defendió. “Esos argumentos ya quedaron perimidos por el proceso histórico, está laudado: si ahora nosotros estamos planteando la megaminería”, afirmó. Hace 10 años la ciudad se revolucionó y el crecimiento fue potente pero desparejo, y luego se terminó como una canilla que se cierra.

Mendiondo argumentó que uno de los problemas centrales, en casos de la aparición de estas empresas de gran porte, fue que no hubo trabajos previos sobre procesos y resultados. “Todo fue llegando en el momento: un día llegó la obra y hubo trabajo, y luego se fue, muchos quedaron sin empleo y generó frustraciones”, dijo. Agregó que no hubo políticas de territorio y de conciencia de estos procesos.

Para el frenteamplista, hasta hoy día existe un desempleo alto, sobre todo en Fray Bentos y en la ruta 24, “no así en el resto del departamento”, consignó. Señaló que algunos rionegrinos se fueron a Conchillas a trabajar en la planta de Montes del Plata.

Mañana y Mendiondo concuerdan en varias consecuencias positivas: el trabajo indirecto, el crecimiento de la ciudad, el impacto en la zona y las ganancias de la comuna. Y también confluyen en los problemas actuales, sobre todo en lo logístico. “Desde el punto de vista vial es una vergüenza, porque no se ha hecho nada”, fustigó Mañana. “Sin dudas un efecto negativo se ha producido sobre la red vial”, expresó Mendiondo.

Mañana dijo que unas 8.000 personas se benefician indirectamente de la planta de celulosa. Para Mendiondo el crecimiento que trajo la planta le da al departamento la oportunidad “histórica” de revertir algunos de los problemas más graves: según cifras de la agenda social de 2012, hay 26% de jóvenes que no estudian ni trabajan, “teniendo Río Negro un gran PIB per capita”, dijo Mendiondo. l

Apunte
En el horizonte Hay dos proyectos en el horizonte de Fray Bentos. El exfrigorífico Anglo puede ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y se podrá transformar en un interesante destino turístico. Mendiondo llamó la atención sobre la falta de preparación de la ciudad para encarar un nombramiento así. “Está en nuestra agenda encarar este tema”, dijo. El diputado Mañana destacó la instalación del primer polo tecnológico de la Universidad Tecnológica, también en un predio del Anglo, y las consecuencias positivas para la ciudad.

Diario EL OBERVADOR -  Montevideo -  URUGUAY - 05 octubre 2014