indust upmFray Bentos es uno de los lugares propuestos por UPM para instalar su nueva pastera

Así consta en un documento presentado por los finlandeses a la DINAMA uruguaya. La ubicación elegida por la empresa es Pueblo Centenario, pero presenta dificultades.

Aunque mucho se ha dicho sobre la futura planta de celulosa que UPM va a construir en Uruguay a orillas del Río Negro, hasta ahora casi toda la información provenía del Gobierno uruguayo, bastante vaga y en muchos casos exagerada y mentirosa. Esto cambió hace unas pocas semanas cuando la empresa finlandesa dio el primer paso para obtener sus permisos ambientales, y presentó un Informe donde por fin se develan varias incógnitas.

 La información está contenida en la solicitud del llamado permiso de Viabilidad Ambiental de Localización (VAL), que es el primero paso en el proceso de evaluación del impacto ambiental que requiere el Gobierno de Uruguay.  El documento fue elaborado por un grupo de técnicos de la empresa EIA (Estudio de Ingeniería Ambiental), con mucha experiencia en este tipo de tareas. Es un informe corto, de 147 páginas, al que ha accedido MAXIMA ONLINE en su totalidad y que contiene las principales características del emprendimiento, y su emplazamiento físico concreto.

Es importante comprender que este no es el estudio de impacto ambiental completo, sino que se trata de una etapa previa, donde un privado le indica al Gobierno uruguayo el sitio donde desea ubicar su proyecto, y el Estado puede evaluar si esa localización es aceptable o no. Sin embargo, esto no quita nada de importancia al Informe ya que es la primera vez que se tiene desde la empresa datos precisos sobre el proyecto para instalar su segunda fábrica de celulosa, en el vecino país.

UPM propone cinco ubicaciones posibles para su nueva planta de celulosa y su infraestructura asociada. Uno de esos lugares está en el Departamento de Durazno, a 5 kilómetros al oeste de Pueblo Centenario, sobre la desembocadura del arroyo Sauce, sobre la margen sur del río Negro. En el documento entregado por UPM a las autoridades uruguayas, no figura la localidad de Paso de los Toros, en Departamento de Tacuarembó, desmintiendo todo lo que se venía diciendo hasta ahora.

El emprendimiento proyectado incluye seis componentes principales: una planta de celulosa, una planta química similar a Kemira, instalada en la Zona Franca de UPM en Fray Bentos, aunque en forma condicional, ya que aún no han decidido si todo se preparará en este sitio o se tomarán insumos desde Fray Bentos a través de un ducto a construir, una planta de agua, una planta de tratamiento de aguas residuales con su emisario al río, un sitio de disposición final de residuos, y una caldera de biomasa.

Si finalmente se decidiera por tomar los insumos químicos que se fabrican en la planta de Kemira, UPM no solo debería construir un ducto hasta la futura planta de celulosa, sino que deberá ampliar las actuales instalaciones ubicadas en Fray Bentos. El peligro que implica el transporte de los diversos compuestos utilizados para transformar la madera en pasta de celulosa, es altísimo ya que estamos hablando de sustancias altamente inestables y de alta peligrosidad por su riesgo de explosión.

Se afectarán varios predios, y dentro de ellos se delimita una Zona Franca, la que tendrá una gran superficie: 600 hectáreas, que prácticamente es el mismo tamaño que tiene la planta urbana de la localidad de Urdinarrain.

La futura planta de procesamiento de celulosa producirá 2,1 millones de toneladas por año, y pueden aumentarla en un 11 por ciento, hasta 2,3 millones de toneladas anuales. Es casi el doble que la producción del complejo UPM Fray Bentos y supera también a la actual producción de la otra pastera en funcionamiento, Montes del Plata. La tecnología a utilizar es la llamada ‘libre de cloro elemental’, y la corporación finlandesa sostiene en su informe que seguirán las mejores tecnologías disponibles según las guías de referencia de un panel internacional que ha tratado las cuestiones de la prevención y el control integrado de la contaminación.

Una vez instalada, además de celulosa, UPM 2 producirá unos 310 mega watts de energía al año, que venderá a la empresa estatal uruguaya Usinas y Trasmisiones Eléctricas (UTE). Según consta en el Acuerdo de Inversión firmado por el  gobierno de Tabaré Vázquez con los finlandeses, Uruguay está obligada a comprar dicha energía a un costo de 72 millones quinientos mil dólares anuales.

    Mucha, pero mucha sed
La empresa indica que se cuenta con materia prima casi suficiente para alimentar la planta, por lo cual plantea un aumento de aproximadamente 60 a 90 mil hectáreas con plantaciones en un plazo de diez años. Esto significa que no están seguros de obtener toda la madera necesaria de Uruguay, además de la poca probabilidad que semejante cantidad de hectáreas puedan ser transformadas den bosques. En este punto cobra real dimensión el alcance que tiene la derogación de la denominada ‘Ley de la Madera’, que prohibía la exportación de rollizos de madera desde Entre Ríos a la industria de la celulosa, y que fue sancionada por el gobernador Gustavo Bordet por presión de la Asociación Forestal Argentina (AFOA).

A su vez, la planta consumirá todo tipo de insumos, destacándose un total aproximado de 88 mil toneladas por año de compuestos de cloro, a saber: 48 mil toneladas/año de clorato de sodio, 21,3 mil toneladas/año de dióxido de cloro y 60 mil toneladas de hidróxido de sodio.

El consumo de agua es impactante. La planta tomará un promedio de 125 mil metros cúbicos por día. O para que se comprenda mejor: 125 millones de litros de agua diarios. Tomando en cuenta que Obras Sanitarias de Uruguay establece que el promedio de consumo de agua es de es de 130 litros por persona por día, la demanda de agua de UPM 2 es equivalente a la de unas 900 mil personas. Esto significa que la futura planta de celulosa absorberá una cantidad de agua equivalente a lo que consumen todas las ciudades medianas de Uruguay, con excepción de Montevideo. Es decir: UPM será el más grande consumidor de agua del Uruguay. Y gratis.

En el contrato que firmó el gobierno uruguayo con la empresa aceptó no sólo este enorme consumo de agua, sino bajo unas condiciones llamativas: el Gobierno está obligado a concederle a la planta el flujo mínimo de agua necesaria en el río para que ésta opere, y la empresa no está obligada a pagar por ello. Esto quiere decir que, por ejemplo, en caso de una sequía, el Gobierno deberá supeditar otras necesidades a satisfacer la demanda que requiere la planta.

  Buena parte de esa agua regresa al río después de cumplir su ciclo dentro de la planta, y con ella otros efluentes. Se estima que la planta lanzará al día 106,5 millones de litros (106,5 metros cúbicos), de efluentes tratados. Esto incluirá una carga diaria de 451 kg de nitrógeno total y 85 kilos de fósforo. En el caso del fósforo la empresa afirma que se mantendrá por debajo del límite exigido en Uruguay, que es de 5 miligramos por litro, y da un paso más anunciando que buscará operar a un nivel todavía más bajo (en el orden de los 2 miligramos por litro). Pero no explica cómo.

Sobre todos estos puntos delicados habrá que esperar la evaluación de impacto ambiental completa, y los estudios científicos que precisen con exactitud los efectos ambientales en suelos, agua y atmósfera. Pero las alertas son todas comprensibles, ya que las cargas de productos químicos aumentarán todavía más, y en el caso de una posible instalación a orillas del río Negro, por ejemplo, afectarán a los dos lagos de las represas Baygorria y Palmar, con todos los riesgos de estallidos de eutrofización (aparición de algas).

También hay prevista una disposición final de residuos sólidos, para los cuales se construirán dos piletas, y cada uno servirá como sumidero durante 5 años. Agregan además una tercera pileta. Aquí también es necesaria la precaución, ya que se pone tanto énfasis en las emisiones de gases y los efluentes en el agua, pero muchas veces se olvida la generación de residuos y barros tóxicos.

El documento de UPM 2 también revela otro dato muy esperado: la mano de obra durante la fase de construcción de la planta será de “unas 2.850 en promedio, con picos de 4.500”. Esto deja en claro que las declaraciones hechas desde el Gobierno y por algunos sindicalistas uruguayos, mencionando la generación de 8 mil puestos de trabajo, eran una falsedad.

    El lugar perfecto
Se recuerda lo mencionado al principio: este primer Informe es una evaluación de la potencial ubicación de la planta y, de entrada, son evidentes unos cuantos problemas. En primer lugar, formalmente el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, debería sopesar distintas posibles ubicaciones para la futura pastera de UPM. Pero el propio Poder Ejecutivo, con Tabaré Vázquez a la cabeza, ya decidió que estará en el área de Pueblo Centenario. Eso determina que ese proceso de evaluación quedara dañado por el proceder del Presidente y sus ministros, al torpedear su propia herramienta de planificación del territorio. La idea original, donde Uruguay pudiera pensar dónde ubicar los emprendimientos de forma rigurosa y participativa, es una ilusión.

Hay que mencionar que hasta ahora, desde los medios de comunicación uruguayos, se difundió información oficial que aseguraba que la nueva planta de celulosa de UPM iba a estar ubicada en la localidad de Paso de los Toros, que está en el Departamento de Tacuarembó. Esto terminó siendo también falso, ya que la empresa no menciona en su Informe a dicha ciudad.

Tampoco puede olvidarse que una planta de esta magnitud, con todos los recursos que consume y los efluentes que emitirá, impactará en el río Negro y en donde éste desemboca, el río Uruguay y que por lo tanto era necesaria una evaluación territorial enfocada en ambas cuencas. O sea, que eran necesarios estudios que, por lo menos integren a Tacuarembó y Durazno. Sin embargo, la propia administración Vázquez mutiló sus herramientas de ordenamiento territorial de mayor escala al anular las exigencias para los estudios regionales que cubrieran varios departamentos.

En este caso se cuenta con un plan de ordenamiento territorial en Durazno, ya que los padrones de las tierras donde se instalaría UPM 2 corresponden a “suelo rural natural”. Sin embargo, la empresa solicita al Estado que sean recalificados como “suelos suburbanos”. También hay unas directrices para Tacuarembó, pero hasta donde se sabe, se carece un análisis territorial de toda la región, a cada lado del río Negro.

En el informe presentado por la empresa se indica que se analizaron en total cinco alternativas de localización y, entre ellas figura la ciudad de Fray Bentos. Es más: se la menciona como prioridad uno. Los otros lugares para un posible emplazamiento de la futura pastera son Palmar, San Gregorio de Polanco, Paso Pereira y la citada Pueblo Centenario. La empresa ofrece sus argumentos en decidirse por ésta última localidad y aunque la comparación entre esas localizaciones debería ser un elemento destacado en el Informe, el resultado compartido es pobre.

Hay un problema, y muy decisivo: en el caso de que finalmente se decida instalarla en Pueblo Centenario, los técnicos uruguayos creen que el arroyo Sauce, que es donde estaría emplazada la pastera, podría transformarse en un cauce seco en pocos años, ya que la futura planta necesita 125 millones de litros diarios de agua para funcionar y ese cauce no lo soportaría a largo plazo. Algo parecido sucede con el resto de las posibles localizaciones, salvo en el caso de Fray Bentos, donde directamente tomaría el agua del río Uruguay.

Pero hay una consideración mucho más grave. El solo hecho de que UPM haya barajado la posibilidad de instalar su nueva pastera en Fray Bentos, no solo es una provocación a Gualeguaychú. Debería haber puesto en alerta a los delegados argentinos en la CARU. Esto siempre y cuando los integrantes de nuestro país en el organismo binacional no se estén enterando de la existencia de este informe oficial de UPM leyendo esta crónica. Aunque si ya lo sabían y lo han ocultado hasta ahora, sería mucho más grave. Una cosa es ser inoperante por carecer de información y otra muy diferente es saber, mirar para otro lado y ser cómplices. Lo mismo vale para las máximas autoridades entrerrianas y de la Cancillería argentina.

Además de conocer cuál será la reacción de los respectivos gobiernos de Gualeguaychú y Entre Ríos y más allá cuáles serán las ponderaciones que realicen tanto la Dirección de Medio Ambiente (DINAMA) como la Dirección de Ordenamiento Territorial (ORT), ambas dependientes  del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente Uruguay, sería bueno saber cuál será la postura que adopte el Gobierno Argentino ante la posibilidad de que la nueva pastera de UPM pueda llegar a estar ubicada al lado de que tiene en Fray Bentos o afecte al río Uruguay, lugar donde desagua el uruguayo río Negro, que podría verse aún más seriamente afectado de lo que ya está, por la suma de más efluentes contaminantes que emitirá esta nueva pastera.

Radio MAXIMA - Gualeguaychu - ARGENTINA - 23 marzo 2018


nota ICI:  error en el titulo escapa a nuestra responsabilidad