Etchevehere ministroAgroindustria RAEtchevehere vs la ciencia lúgubre

Muchas veces conversamos en Fundavida acerca de ver la manera de dar un mensaje esperanzador frente a tantas novedades siniestras que nos agobian diariamente, pero invariablemente concluimos que lo nuestro no es jugar a ser un grupo carismático y/o evangélico que decora la realidad de sus fieles con oportunos amenes y aleluyas para que se vayan a dormir arropados en una esperanza de mentirita. Ambientalmente terminamos el año, muchísimo peor que como lo iniciamos, afirma esta nota de opinión para DIARIOJUNIO.

Guillermo Luis Luciano
    Ambientalmente terminamos el año, muchísimo peor que como lo iniciamos; todos los nubarrones que nos amenazaban se transformaron en devastadores tornados: la derogación de la Ley de la Madera, habilitando el ingreso a la provincia de los capitales celulósicos que se han apropiado de las tierras forestales en Uruguay, Misiones y Corrientes, pone en grave riesgo a nuestra industria.  

Además de tener un elevado contenido simbólico, porque ahora Entre Ríos contribuirá a la contaminación de UPM (BOTNIA) lo que en sí es una dura derrota para la población local.

La aceptación de los nuevos delegados argentinos ante CARU de un digesto ilegal, diseñado por y a la medida de UPM (BOTNIA) y su complicidad exasperante en la estrategia de criminalización de Gualeguaychú corriendo el foco de la disputa sobre la instalación de la pastera para exculpar a la nefasta empresa báltica.

La consolidación, si esto es posible, del modelo de agricultura industrial que nos está envenenando, esta vez a partir de las mendaces afirmaciones del nuevo ministro de agroindustria, el paranaense Luis M. Etchevehere, un individuo entronizado en el gabinete a pesar de las múltiples denuncias que pesan sobre sobre él por la comisión de graves y variados delitos.

La destrucción de la Secretaría de Agricultura familiar de la Nación, organismo que daba soporte técnico a miles de pequeños productores a lo largo del país, que luchan como pueden, para preservar los genomas de sus semillas ancestrales frente a los embates de las multinacionales químicas que se están terminando de apropiar, para destruirlos, de los alimentos que podrían garantizar nuestra soberanía alimentaria. El desfinanciamiento del INTA y el CONICET con lo que esto significa

La eliminación de impuestos que gravaban la minería a cielo abierto que está saqueando nuestros recursos mineros, destruyendo nuestros glaciares y envenenando a las poblaciones de los valles cordilleranos.

Podemos seguir el inventario, hay material de sobra para hacerlo, pero preferimos acudir a los pensadores que anticiparon lo que está pasando en el inicio de este modelo económico social que está agonizando.

Hablamos de Thomas Robert Malthus, el insigne filósofo que hace trescientos años anticipo lo que vendría y nos previno; a pesar de lo cual seguimos danzando en el Titánic, incluso ahora, que se nos están mojando las medias con el agua que está entrando en la pista de baile.

Malthus predijo que llegaría un día que la humanidad crecería tanto, que se agotarían las posibilidades de producir alimentos y finalmente la raza humana sucumbiría en un holocausto de miseria y hambrunas.

Por supuesto que nadie quería (ni quiere) escuchar estos vaticinios inquietantes, entonces surgió un contemporáneo del presbítero anglicano, hablamos de Thomas Carlyle, un aristócrata escocés, de esos que cultivan modales exquisitos y moral pestilente, quién llamó a la profecía económica de Malthus como Ciencia Lúgubre y ofreció como solución volver a la esclavitud, de modo tal que la nueva clase social, la clase obrera industrial, tuviera que aceptar salarios miserables, para que no pudiesen demandar demasiados alimentos y así evitar los mismos escasearan.

Aunque suponemos que Etchevehere no ha leído a Malthus y Carlyle, porque hasta ahora no se ha revelado como un hombre demasiado culto, pero de cualquier modo lo inspiran porque entre las acusaciones que pesan sobre el ministro está haber reducido a servidumbre a algunos trabajadores en su establecimiento de campo.

Diario JUNIO - Concordia - ARGENTINA - 24 diciembre 2017